12 Years a Slave, ni un minuto más.
12 años en la vida era en el siglo XIX, momento de la historia de esta ignominia, con la trata de seres humanos. Doce años era una quinta parte de sus vidas. El perderse el crecimiento de un hijo pequeño.
Esta no es una mala película. Quizás no esté a la altura enorme de otras competidoras de este año en los Oscar´s, pero es necesaria de contar y dar a conocer al gran público.
Un viaje intenso a la bella y musical Nueva Orleans (Louisiana) puerto de entrada de los esclavistas y recreada en 4 plantaciones existentes. En ellas (se pueden visitar en la actualidad), recorremos las difíciles vidas y los espacios donde eran explotados los hombres, mujeres y niños de raza negra. Salir de una conjuntada y divertida New Orleans, con sus calles pintorescas y edificios coloridos del centro junto a esas vías comerciales modernizadas, es muy recomendable para ver in situ las grandes casonas a campo abierto.
Adentrarse en la naturaleza más salvaje junto al río Mississippi, ver extensiones de campos de maíz o algodón y visitar las casas coloniales, es una joya para el viajero. Moverse en verano, por esta región y comprobar el asfixiante calor en sus riberas, refleja la dureza del trabajo a la intemperie de aquella época. Observas las estancias de los amos y la de los esclavos, y sus catres para descansar sus cuerpos lacerados por el cuero del patrón o Massa.
El director londinense Steve McQueen en 12 Years a Slave, viene de rodar una obra colosal con su anterior filme Shame. Y ahora nos presenta otra diferente aún más vergonzosa historia, sobre las capacidades horrorosas de los seres humanos con sus semejantes. La explotación en el trabajo no es demasiado importante, comparado con la esclavitud del alma, ambas cosas sumadas producen una muesca fatídica en la Historia del Hombre.
Sin embargo en el aspecto técnico, compruebo un guion de John Ridley un poco lineal, sin demasiadas particularidades además de lo ya comentado. La extensa duración tampoco le hace justicia al proceso de deshumanización de su protagonista y escritor del original, Solomon Northup interpretado por Chiwetel Ejiofor, muy correcto.
Otra causa de esa línea sin picos prometedores o de calidad, son unas interpretaciones poco motivadoras para el espectador, con escasos matices que busquen la sorpresa. Prácticamente, el recorrido de Solomon por las manos y látigos de sus distintos negreros, se mueve dentro de un mismo registro de actuación. Y eso, que todos son grandes actores.
El montaje es otro punto conflictivo, pues encadena sonidos con secuencias siguiendo un patrón que puede llegar a confundir. Haciendo hincapié en un virtuosismo fotográfico y un abuso de la planificación y del uso machacón de la música creada por Hans Zimmer. Repetitiva hasta la saciedad.
Sin duda el acierto anterior de películas como El Color Púrpura o incluso de series reconocidas mundialmente como Raíces, marcaban con mayor altura emocional, la vida de los explotados como cosechadores, y de los hombres que les hacían aquella imposible. En la cinta Spielberg daba una relevancia a la música, convirtiéndose en otro personaje esencial de la historia. En 12 Años de Esclavitud es una excusa… una pena tratándose de Nueva Orleans.
Recordar que el jazz del sur de Norteamérica tiene aquí su sede, captando las influencias de la música antillana y afroamericana. Después nacería en Nueva Orleans el rhythm and blues (delta blues) influyente de mi pasión, el rock and roll. Tiene su frío reflejo en escasas escenas de la película.
Por último no creo que nos actores estén mal, sería muy injusto por mi parte, solamente no puedo destacar a ninguno por su excelencia. Aunque alguno en particular me parece un poquito por debajo de sus enormes posibilidades ya demostradas.
En definitiva, un visionado necesario.
El conocimiento del terror de nuestra historia es evidente para no volver a repetirse, pues la sangrante separación de los seres queridos es demasiado cruel para cualquier ser humano. Y los trabajos forzados actuales no llegan a esas circunstancias, pero deben de ser denunciados. Cinematográficamente he echado en falta más inspiración, más acusación de los terribles sucesos y de los explotadores… y un Steve McQueen con mucha más Hunger.
*** Interesante ***