La frontera del comportamiento humano
es crítica, a veces...
Individuos que defienden la paz y
reclaman la libertad, diluyen sus ideas cuando no la desean para aquellos que
piensan diferente, transformándose en estrategia inhumanas por ideología; y de igual
manera, los que podrían ser identificados como héroes, se avienen a intenciones
más aviesas que confluyen en el límite de lo criminal... Esa línea se ve
comprometida en ocasiones, más aún, al dibujarse sobre mentes que no estarían formadas
del todo, donde valores éticos y propia responsabilidad se ven difuminados por
determinados actos de la manada, o la crítica de ciudadanos anónimos ante las
evoluciones en público.
A menudo, como los famosos X-Men,
algunos jóvenes se preguntaron qué pasaría con esos transeúntes que se cruzaban
ante la destrucción provocada por las batallas entre villanos y superhéroes
clásicos... Qué ocurría con las familias desprevenidas… Ahora definitivamente, los tiempos han
cambiado como decía la canción de Mr. Dylan rememorando aquella abertura de la
película Watchmen.
Lo vemos, lo sentimos… vemos la
crueldad en sus acciones o pensamientos. Con mucho humor radicalizado, eso sí.
En un chasquear de lengua, que no
pico húmedo de pulpo... chicos y chicas, se ha ido trasformando en una lucha de
la sociedad civil, una especie de continúa conspiración, internacional, en
bandos contrarios. Ideologizada, que no idealizada, hasta marginal se podría
entender... Pues no comprende los funcionamientos internos, sus resortes y, a
veces, salta por los aires como una bomba programada. Claro hay fuerzas ocultas
en su mecanismo, muy violentas, a las que hay que combatir... Sino, que se lo
traten de explicar al rostro cabreado de Rorschach...
Y entonces, dolor, bajas tienen que
haber, con alineaciones asociales, diferentes vectores de violencia extrema, padre
e hijos heridos que vemos reflejados en serie.
Una familia… dos ramas.
Antiguamente, ya, se decía… De tal
palo, tal astilla…
Pero en The Boys, del cómic creado por
Garth Ennis - autor de series ardientes como Preacher, Hitman y Punisher -, más venas abiertas imposible-, se denota
la separación actual. Ayudado por el grafismo de Darick Robertson que es reinterpretado en pantalla por Eric Kirpke y Seth Rogen, como
compendio de los males que asolan las relaciones. Con caracteres extrovertidos
o no, sobre el exhibicionismo, el poder y la tergiversación en los medios de
comunicación. ¿Qué es lo verdadero...? ¿Hacia dónde vamos...? Acaso, existe
algún periodista libre, que nos muestre… ¿quién fabrica esas noticas? O lo que
sea…
Esta ya es otro tipo de sociedad,
globalizada y enfrentada, con huestes que no saben su origen, su raíz… para lo
bueno que sería decirse las cosas a la cara, comprenderse, o para derramar
lágrimas como en otras épocas. ¡Veremos... o no!
El caso es que pueden o bien podemos, vernos reflejados en la serie de PrimeVideo de una forma u otra. Mientras otros efectos nos repelen, a unos u otros,
dentro de esta espiral en la que
vivimos, que nos escandaliza y podría terminar agravándose en un suspiro.
Semejante al advenimiento de un virus de nueva, degeneración... Decían que
sucedería... y podría volver a ocurrir. A ver si va atacar a los primogénitos,
Homelander´s del mundo…
De pronto, la cuarta visita, nos
sacude el miembro y parece inferior a las demás, y más observando otra generación
de jóvenes irreverentes, acosados por males históricos, que termina en
enfrentamiento de grupos. Con opinión sesgada por intereses, dejando un reguero
de cadáveres a su paso… golpe, visión, láser… explosión, a tomar por saceo, joven
patriota…
En este momento, catastrófico, estoy
hablando del Gen V. No me atrae porque significa la vuelta escatológica a
antiguos Porky´s con espinillas, u otros desmadres americanos de scary
pesadillas y demás tonterías a lo American Pie... Cuando creíamos que lo
habíamos superado todo... Excepto las de ZAZ que tenían más trabajo narrativo e
imaginación de sus escenas hilarantes, ahora cuesta reír… ¡Además fíjate que
estrellazas teníamos por ahí...
Es una escuela fílmica con diferentes
brillos y algunas rarezas medio ocultas a descubrir...en el transcurrir de los
tiempos, hechos, desde el mismo Mr. Rogen, Lizze Broadway, Will Ferrell, Jonah
Hill, Paul Rudd, Ashton Kutcher o Chis Evans, etc, etc…, ejem, hasta Rebecca De
Mornay y Tom Cruise sin pantalones, pasaron por allí.
Abriremos un paréntesis, o ventana
airosa, para hablar de Shawn Levy,productor de Stranger Things y su filme
replicado, Deadpool & Wolverine, que reúne varias características de The
Boys, evidentemente. Estilo sangriento a lo Zatoichi de Takeshi Kitano, humor
lacerante y gamberro a lo Judd Apatow y una traca final de multiversalidad, que
avecina la muerte de DeadPools del mundo en línea de tira cómica... Descansen
en paz. Aquí no hay hijos sanguíneos, pero si amistad de bandas.
Así el Mercenario Bocazas de Marvel,
sirve de ligera bocanada para un Hugh Jackman en paños amarillos, y la conexión
con olor chamuscado a humorada nostálgica de Channing "Gámbito" Tatum
- próxima película dirigida por Zoë Kravitz con una nueva posible regeneración
de Christian Slater, Haley Joel Osment (Mesmer of the Boy´s), Geena Davis o, Kyle
Maclachlan...
¡Y mira tú fantasma, más hijastros
desbancados a lo Sucesión! O, ¿no es verdad?, ángel de amor que Jennifer
"Elektra" Garner y Wesley "Blade" Snipes... aparece y
booom, se calienta el tema; mientras Matthew Macfayden (inolvidable en
Succession) se ve en el reverso en oscura aventura de la directora Mimi Cave
(Fresh) con Gael Garcia Bernal y Nicole Kidman, y la estilizada galesa Emma
Corrin será la esperada Lucy del muy esperado Nosferatu, con William Dafoe de
moda siempre en Kind Of Kindness de Lanthimos, Betelchus Betelchus, y Nicholas
Hoult, un monstruo de Renfield, Fury Road y Tolkien... Ya sabes, the Next generation
of season.
Diablos, asociales...
Aunque todo esto era un bocadito,
entremés entre el principal, el Bien y el Mal... Una mera pasta de mantequilla
para mojar en el café, mejor para las hechuras de The Boys, que para los gustos
poco refinados de GenV... desde luego. Cada quién es cada cual, y sube las
escaleras como quiere... o las baja como esa hija de… llamada Abigail
interpretada por Alisha Weir, cantante y actriz irlandesa… Pero, de eso ya
hablaremos… es mera pista
En el ajedrez sociológico de The Boys,
el Gen V significa una barrera, ¡xDio santo y musical! Un escalón trágico del
que te puedes bajar, como en una ópera rock de Joker, pasando a dar de comer a
extrañas ovejitas… Ideologización, frente a la censura de desnudos, exclusivamente
masculinos... con falta de una buena maduración de sus miembros.
Los padres normal, que se vuelvan
como zombies, drogados, ojos rojizos como demonios de Bava, Lamberto, sin
olvidar aquel Pánico en el Transiberiano de Eugenio Martin, que tuvo al maestro
de los monstruos Peter Cushing y a Telly Savalas, el terror d... se citaba… a
la bella Silvia Tortosa d.e.p. y al no muerto por los siglos de los siglos, Sir
Christopher Lee. Vaya chicos, diablillos...
Pero salidos de la pandemia
emocional, vamos a adentrarnos en semejantes defectos familiares... pues en The
Boys ya están demasiado identificados con nuestra actual realidad, o la de los
norteamericanos, que dan de hostias a la familia y de división no andan
desencaminados... Durante la misma, la pandemia, se abrieron puertas al averno que
serán rifles de cerrar, con ventanas de redes sociales abiertas de par en par,
dejando entrar el tufillo de las calles y sus cuerpos humeantes, en forma de
brechas generacionales. Cuando no, genéricas. Mientras que, en el procaz GenV,
las secreciones se aligeran, no en la forma, sino en el crecimiento cerebral,
como un eslabón más débil de la cadena Prime. En lo único en que se encuentran
es en la escatología gráfica y el salpicón de barbaridades, de cualquier azarosa
katana.
Así que enlazando, que es gerundio,
la propia educación del creador irlandés Garth Ennis le llevaría a pensar,
también en su obra: "La Idea de Dios, es aterradora, lo odio". Y así,
volvemos al principio crítico... La frontera del comportamiento es una
pesadilla distópica de nuestra realidad, que empieza y termina con estallido.
La educación familiar, eso me
recuerda a una pequeña historia del confinamiento mental frente a lo real,
titulada The Harbinger, donde los sueños emergen como pesadillas irreales ante la situación que
vivimos. Encerrados en nuestros apartamentos, comunicados con la muerte de
nuestros recalentados, aparatos electrónicos... mientras, los diablillos, se
reían avaros... jijijiji. Y, ¿las secreciones de la nariz...? Bien húmedas,
gracias.
Los padres de los hijos son mamones,
éstos analfabetos mentales, los que vendrán mucho tendrán que sortear… o sino,
te verás en el jucio como un Beau cualquiera.
El Apocalipsis... o no.
Neil Gaiman que estás en la tierra,
no sé su mente…, ha dejado la serie de su creación Good Omens. Como las buenas
profecías, empezó junto a Terry Prachett -dicen que entre un tercio, y otros de
dos-, soslayando que lo suyo no iba a ser fácil… de aquí a Nueva Zelanda.
Lugar desde dónde un puñado de
mujeres heridas, parece ser, le acusan por acoso sexual o puede que alguna
acción más... no sé de esas que salen a menudo, en el mundo paralelo de The
Boys... Gaiman está desvinculado ya del proyecto X, o bajo III, por no decir un
7 que sería número favorito para el jefe supremo.
En definitiva, un caos, la tercera
sesión se ve huérfana –incluso su socio guionista, falleció sin acabar la
historia en Blanco y el Negro-, como tampoco parece realizarse el último
proyecto que venía con marchamo de leyenda y llamado "El Libro del
Cementerio" y dirigiría Marc Foster. El caso que casado con la escritora y
vocalista, Amanda Palmer en EEUU, pensaba el autor británico cuando se propuso
escribir una historia para sus hijas, llamada Coraline... "Ser valiente no
es, no tener miedo, sino aceptarlo. Un miedo real y terrible... Pero aun así,
debes hacer lo correcto". Pues así estamos... esperando. La Familia y uno
más, santo Thomas.
De profesor de Artes, con Master
Class en Escritura en Bard College -también periodista musical anteriormente-, a
creador de historias de éxito, que empezó con Casos Violentos junto a Dave
Mckean y la serie Orquídea Negra para DcComics. De admirador de trabajos de un
tal Alan Moore (Watchmen, La Cosa del Pantano) y el Batman de Miller en Regreso
del Caballero Negro, a ser reverenciado, como paradigma de obscuridad de la editorial
Dc. Llegó a The Sandman 1989 para Vértigo, y lo celebramos hasta delante de la
tele, esperando de nuevo II. ¡Venga ya!
Ese mundo onírico-existencialista-humano,
de su Morfeo, el llamado entre los seres sensibles, mantuvo a sus hermanos, Los
Eternos, copando puestos y emociones cuasi terrícolas, en la gran pantalla. Al
igual que Rocco, que en paz descanse Alain Delon, se descoyuntó para los suyos,
en el filme maestro de Luchino Visconti…
Que de hijos aristocráticos conocía un rato.
Por tanto, deja claro cuáles son sus referencias
argumentales... Mitología y las creencias naturales o esotéricas, algunos monstruos
–bastante cercanos-, las alusiones verdaderas o aproximadas a nuestra historia,
las creaciones narrativas alrededor de familias, o el amor... En una unión casi
mística, revuelta con Terry en penumbra y sus batallas celestio-infernales.
Algo que se extienden desde los inicios, al futuro. Buenos Presagios, como sus
Anansi Boys o American Gods, es un duelo de culturas que entrechocan, de
estereotipos humanos, genéricos, sexuales, miedos ancestrales, fantasmales...
una batalla entre la mitología de
tribus, más o menos.
Termina volviendo a la refriega de superhéroes
en 1602, precipitada por el primer Marvelman o Miracleman que comenzó, y ahora,
hemos saltado a otro tipos de actos milagreros televiseros, porque los demonios
o los ángeles, no existen, claro… pero les gusta hacerse notar, como los
humanos hermanos… No pollos, por cierto que Giancarlo Esposito está en todos de
Boys a niñera de biberón especial para Abigail…
A espera de última reencarnación,
nosotros los exhumadores de historias como desenterradores fantasmales, nos
sentamos a oír las sentencias... y esa nueva aventura del Señor de Sueños, con reloj
del apocalipsis incluido. Así sea.
Blanco es Negro... y viceversa.
En el momento en que Mr. Gaiman y Mr.
Pranchett, pusieron negro sobre blanco, sus manos sobre la frente divisoria de
1990, cual pensadores de realidad con ficción fantástica, meditaron
imprescindible, unirse a aquellas leyendas mágicas, cuentos oscuros y mitos.
Como villano, o héroes...
Un proceso artístico, creador, algo
blanco también, porque el humor británico de los Monty Python o el de Peter
Sellers, es páter y tenía esa ambivalencia. Lo prohibido y lo trágico, enlazado
a lo iluminado y lo inocente.
Así podemos admirar la magnitud
metafísica, defectos de pequeños huérfanos, solitarios, desesperados,
identidades confusas, acosados en serie o en familia, cuerpos maltrechos,
drogadicciones... sin marcarse o lacerarse, sin desórdenes alimenticios, sin frustración
ideológica, aparentemente, ni violencia extrema, es decir menos dirigida al
dolor físico... Se dedican, sobre todo en esta segunda entrega, a un humor
puro, blanco y como antes, celestialmente cataclísmico... Por tanto, no tan
magnánimo... O sí.
Depende del color de la bandera, pues
el daño puede ser emocional, lacrimoso como un toldo desgarrado, un recuerdo perdido
o una canción de narrativa poética, amorosa. Cada día... y recordamos a Buddy
Holly antes de los 22, un hijo perdido del rockandroll, qué pena.
Quizás para mi gusto, lo mejor sean
esos cambios de texturas, del pensamiento crítico al humor, cuando los
guionistas nos hacen transitar por las diversas épocas y liberamos las
prisiones que nos detenían, a uno u otro lado. Del blanco al negro... y vuelta
a empezar.
Es manera de reflejar nuestra
realidad, de afrontar los miedos más humanos, de denunciar la adversidad, de
detener el dolor... Ya que ellos mismos, como aquellos Boys, somos nosotros,
ángeles y demonios... Más creciditos virtualmente, si lo virtual te hace crecer,
claro.
Sus problemas, son los nuestros, más
bien, los de vuestros hijos… La frontera es una vida, una familia, un amor
marchitado en una canción... Ese conocimiento crítico que te da la experiencia,
vivencias, la mochila musical en cuestión… quedarse mirando a una mosca como
aquel de Hitchcock... mientras todo alrededor puede estallar, sin inmutarnos,
ni temer a la batalla final, que sería el desastre de los actos ideológicos, bélico-políticos,
como una fisión nuclear de acontecimientos dramáticos… Tic,tac.
Sólo importarían para estos autores
simpares, nuestro propio miedo... Y cómo deberíamos usar los medios para una
defensa del espíritu, y que habitualmente se ven atacados en todos los
sentidos, por falsedad, desprecio, odio... o la violencia.
En esas estamos, pienso que Neil
Gaiman no pensaba en el Mal y el Bien, descritos. Sino que cree, más, en el
poder curativo del humor. Más sano, más limpio, más elevado, como una querencia
casi platónica frente al oscuratismo. Donde puede existir amargura, sí., donde
pueden revolotear amenazas, como las de la Sra. de las Moscas –que en masculino,
sería aquel libro de jóvenes no muertos-, más acordes con la amistad entre
seres muy diferentes, opuestos. Casi como Logan y el inconveniente, malhablado,
Deadpool, paseando entre Marvel, la Disney, la recaida de Fox, Amazon Studios y
la BBC. Vaya mezcla, algo podría salir mal…
No es la misma a la primera, pero va
mejorando… como paradoja de distintas texturas, en persecución de objetivos,
reflexiones y monstruosidades por venir. Especialmente avalada por sus dos protagonistas
esenciales -de esencia humorística hablamos, variable o hedonista-, producida
entre química blanquecina y brumosa, por Michael Sheen y David Tennant. Of curse,
Leviatán y el otro hijo, del cielo al infierno, pasando por Escocia... y un
beso.
Ahí se mantiene, entretenida, como el
Wolve y el Pool, en universos paralelos, versados, la fantasía de monstruos, la
memoria, reírse de sí mismos, de nuestros defectos ancestrales, sin adoctrinamiento
-no como otros-, enseñanza a la inocencia perdida, por la resurrección de
héroes, en distinta esencia, sea blanca o negra... y el Mal, que es, el paso
del tiempo, sin duda. Siendo el olvido, lo peor... más que un simple,
Apocalipsis. Un mero cambio de color, de costumbre…
Gran Velada... Azifarel Vs. Crowley.
La gran sorpresa, que ninguno prácticamente
esperaba -no sé si los lectores de las Buenas y Acertadas Profecías de Agnes la
Chalada...-, es que estábamos invitados a una velada, pero no de golpes... sino
de besos. Y eso es otro inicio, diferencial. ¡Nadie es perfecto, que diría
aquel!
Lo que se puede decir es que, en
todas estos ejemplos de producciones, lo que funcionaba al principio como en inicio
de The Boys – si bien la cuarta mejora llegando a capítulos finales-, se vuelve
una especie de maremágnum de ejemplos dramáticos, a la superficialidad de la
violencia... Convierte la sangre en agua, desmembramientos con padres de ovejas
sádicas, no muertas, y la violencia sarcástica en un videojuego.
Del cual, los niños tendrían que
saber defenderse... Sí, del todo. Del lenguaje también... del ataque a la
cultura y lengua, de otras naciones. El inglés es el ojo que todo lo controla,
de aquí a allá, de allá a maracuyá…
Porque adultos, padres, ya hacen todo
lo posible, para que esos actos apocalípticos se conviertan en realidad. Da
igual el motivo… cualquiera puede ser la excusa para precipitar la espoleta con
la que todo deje de importar... Sí, a la nada...
Son culpables, las ideologías de
padres contra hijos, timoratos o no, aprendiendo a la fuerza, o sus religiones
escondidas tras la ideologías, que son excusa para matar en su nombre... Mas, por
encima del Todo, las mentiras propagadas a discreción.
Desde luego, cuando eso pasa… es lo
más importante... Nos dejan de interesar los personajes y sus vivencias anteriores,
ya que el reloj del tiempo final, nos marca, tic, tac. TIC, TAC, atención
vigilantes... La tentación está ahí, a la vuelta de la esquina... y no es el
sexo, no.
Es línea pintada en el aire, por unos
u otros, para que se produzca el enfrentamiento calculado, como una premisa o
recordatorio del pasado. Como puede ser el género, la ideología, la fe... o una
pastilla como la de Matrix, roja o azul... o atacar a la ciencia que
desarrolla, ¿el qué…? Que hablen los científicos médicos… por favor.
La que se traga, sin agua por el momento,
y se transforma en dolor en un día de furia, de un don Nadie, interpretado por Joaquín
Phoenix en el filme Beau is Afraid. Mientras la araña se columpia y cae… en
nuestra conciencia teatralizada. Una claustrofóbica historia de muerte otoñal
de Ari Aster. Con otra especie de Joker a punto de estallar... sin reírse. Es
la alienación, celestial, trágica... que viene a visitarnos. Y mientras en el
ring, ellos dejan de besarse... ya no sabemos si estamos vivos o muertos, somos
mensajes, llamadas, reflejos en el espejo… o personas reales. Vivimos en una
recreación virtual... acaso. Como diría George A. Romero, ante las ovejas
carnívoras y los no muertos chistosos o masones vitriólicos... "Echemos
más carne en el asador, pero ojo... que los ricos tienen siempre el mango bien
cogido...amasado".
Y serían los que tratan de construir
el futuro, sin soltarlo, lo que amasan a espuertas, en cualquiera de los
posibles mundos paralelos... Por eso, la ideología es una utopía y su herencia,
una cadena. Ya se sabe lo que toca... y siempre es así, Fantasma.
En este tablero real que te recrean,
estarás en la casilla de salida, como blanco de las iras, o el negro, de la
falta de derechos, casilla de muerte... Así, llevan toda la historia, y algunos
se esconden en estados milagrosos, de la adicción. Que siempre fue y
posiblemente seguirá siendo, salida y fin, a la vez... Así, una batalla eterna.
La próxima vez, pienso hablaros del
Tiempo... pero no del invierno, que no llega aún, eh... Esto no es otra
estúpida película americana, no... Es la realidad, no muerto, de hambre.
Pensaba comentar otras cosas, pero ya no tengo más tiempo, como los hijos de
Nicolas Cage frente a los monstruos de Arcadian, por cierto irlandeses como the
Edge... Paga y calla, sin acritud, sin rechistar, mira... Tsss, Tsss Tsss...
¡Una Mosca!
El virus asesino, fue un sueño... ¿o
no?
Y la guerra… ¿una sucesión? Every Day... titi, titi, nininníiii. Eh,
hey, heyyy, nice!