El pueblo, unido o casi… siempre
salva a… Bueno, Idris Elba los salva.
Durante un vuelo, que recuerda lo intrascendente
de nuestra existencia, salvo para los más allegados… se produce un movimiento
criminal, que puede imbuirnos a la catástrofe. Recordando otras temibles
acciones, que supusieron aumentar aquello que los secuestradores serviles
querían… propagar el miedo. El pueblo en histerismo colectivo, se levanta y
quiere reventarlos todo… Idris, racionaliza primero, esto es un Hijack venido a menos. Por mis sant... a paciencia.
En este incidente caótico, una
aeronave de Kingdom Airlines, number 2 + 9 , o eleven, unos secuestradores
amenazan con estrellar este avión comercial, sobre el centro de Londres. Para
evitarlo, se tienen que dar una serie de parámetros que, en esta ocasión,
tendrán como finalidad una perspectiva más básica que trascendentalmente bélica,
como aquella fatídica. Así predestinados los pasajeros a la catástrofe, la
trama se va enredando con cierta sofisticación de recursos al alcance de la
mente, del actor Idris Elba y ciertos métodos de comunicación…
Si bien nada que ver, con la
traducción informática del título, esto es, ni malware peligroso al modo de un
devorador africano, ni phising que valga hacia los jefes de estado, aquí más
ocultos que en la película coprotagonizada con John Cena, ni siquiera con el
key logger que abriera, no las puertas de la cabina de pilotaje… sino, de par
en par, a un nuevo filme dirigido por Kathryn Bigelow, junto a Greta Lee
(Muñeca Rusa, Tron: Ares) y Rebecca Ferguson. Actriz de moda tras protagonizar
la serie Silo o su actual participación protagonista en M.I. Sentencia Mortal, las
dos unidades universales de Dune con Timothée Chalamet que mira al Messiah (oh,
Tyrese Halliburton…) y espera la conclusión, o inicio tal vez, de los
todopoderosos gorrillas, Peaky Blinders.
Cuando todo parecía vaticinar el
estropicio capitalino, silenciados tal que advenediza pandemia vírica a los
ciudadanos, todo se cierra en banda, incomunicándonos… y mientras políticos
empiezan a tergiversarlo todo… ese hombre solo, pensando en su familia
sanguínea, empieza a caminar por el pasillo entre fuselaje atestado,
intacto aún, como un John Wayne negro, dentro de la mítica película del maestro
John Ford, El Hombre Tranquilo. Sin amo,
ni amor, eso sí.
Y se enfrenta a las circunstancias,
como si de un videojuego online se tratara, armado de joystick, bolígrafo y una
paciencia infinita, tal que un vuelo transatlántico con nenes pequeños a bordo
pataleando tu asiento… a 4 + 1 pistolera, en busca de… ¡No recuerdo ni la
cantidad, ni la madre que los parió…! Pues, la historia es cuadriculada y lo
más importante, es la presencia de Mr. Iris… y al resto que le den morcillas.
Por ende, lo esencial es que somos carne de cañón… ¡como siempre!
Volando voy… Volando vengo.
Hace una enormidad de kilómetros, los
correspondientes a 25 años, que el vuelo 209, once sumando, comandado por
nuestros, Jim Abrahams q.e.d. y los hermanos Zucker, gritaron armados de todo
tipo de herramientas para el sacudimiento ¡Airplane!, o Aterriza como Puedas.
Al que luego, acompañarían sus
secuelas, ya menos estratosféricas en risas, y un sinfín, de otros complejos
viajes, más o menos, dañinos o llegando a lo apocalíptico, como aquellas naves
de 2012, el año en que todo acabaría… y en eso, estamos… La historia de la
humanidad está repleta de esas figuras, que se creen tan preponderantes – a la
fuerza, normalmente -, que ejercen su poderío, oponiéndose a la libertad o la
vida de los demás. Y sin ningún respeto, nos convierten en objetivos.
Se ven tal que caballeros de la
justicia, sin orden, condición, ni caballerosidad ninguna, y se distancia
entonces, de aquellos de nuestras letras doradas, a través de la pluma de Don
Miguel de Cervantes Saavedra, que creo el mito de la enloquecida elegancia
semántica y paradójica… La verdad, mi querido señor como diría el buen Sancho,
al Caballero de la Triste Figura, es que no son gigantes, sino pistoleros
escupiendo fuego, o no… sin yelmo, coraza, dama, ni Panza…
Únicamente, exigencias. Lo típico en
una historia macabra para asustar a los inocentes televidentes, o lectores de
tragedias épicas… en los móviles. Dicho, y examinado, concienzudamente… por los
detalles y los vaivenes caprichosos, hasta el ras del suelo. Aunque,
entretener, lo hace, y basta… ¡Apagando motores!
El Echo…
El eco de todas aquellas desventuras
al vuelo… las que duraron 7 horas como una real, aunque no tanto caída por las
escaleras de Los Intocables de DePalma… o empezando por peripecias pletóricas a
lo Sully de Clint Eastwood con Tom Hanks. Las de aparentes héroes trágicos como
el Denzel Whasington de Flight, contrabandistas a lo Tom Cruise, piratas a lo
Mel Gibson en Vietnam; por descontado, es que se zarandean entre el drama
psicológico o ético, y la violencia girando en diferentes conflictos. Aquí
vamos a hacer un apartado… un reservado con diversas calidades para la
celebración, o la eyección sin complejos…
Empiezo con el viaje accidental del
Jurado Nº 2, donde el director casi centenario, demuestra su buena forma
mental, para retratar la realidad según nuestras amenazas modernas, que
surgirían desde cualquier momento de debilidad, o fatalidad. Mientras su
compañero de fatigas, se sumerge a producir los Masters of the Air y poner voz
a los verdaderos en el documental The Bloody Hundredth. Una misión acrobática,
que ha ido transformando al Elvis magnético, Austin Butler, en una estrella de
la velocidad, catapultado por la odisea de Ari Aster Eddington, la Bala Perdida
para Darren Aranofsky, y en expectativa fogosa como The Barrier en el espacio,
terrestre en Heat 2 de Michael Mann, más piloto de carreras en American Speed,
junto a Tom Holland.
Casi ná… Y mientras Mr. Cruise sigue
en piruetas acrobáticas por los cielos de Europa, o bajo del maaar, como
entonara aquel otro… las siguientes noticias, no son tan rimbombantes o
estratosféricas. Pues, lamentamos profundamente, salvo algunas palabras dedicadas
de Mark Wahlberg a sus compañeros de fatigas, que el Flight Risk emprendido por
Mr. Gibson es precipitación al desastre, sin contemplación, como lo fue para
Wes Craven en Vuelo Nocturno o Red Eye, no sé que tiene que ver... Y un
Equipaje de Mano, de Collet-Serra que interpretado por Taron Egerton, pasa de
ser un Rocketman de leyenda y magnífico corresponsal en serie Black Bird, a transformarse
en un simple, héroe de acción. A veces basta, y otras no… Cosa que le ocurre a
Jean-Claude Van Damme en El Jardinero, hace parodia de sí mismo y divierte más,
diferente a lo habitual pero a la francesa, y en silencio, mejor… No confundir
con serie.
Así, acabara el ingenioso, Alonso
Quijano, o fantasioso, aturdido con sus huesos molidos, al emprender batalla
contra aquellas aspas, tajantes, que
dejaran maltrecha su triste esencia de contrincante, ya no tan eficaz, no tan
majestuoso, para artes bélicas, y físico. Como otro que yo me sé…
Y no me refiero al triunfal Jack Quaid
en Novocaine, que lleva también carrera
meteórica coordinando su papel en The Boys, una aparición singular con su
Compañera Perfecta y este joven tímido, superhéroe forzoso, con otro de ciertos
problemas cognitivos, frente al crimen, en forma de secuestro en la futura
Neighborhood Watch. O esos Jefes de Estado ya nombrados, junto al británico
Idris Elba. Y el último Eco, de Marvel violento a Disney…
Entre el bien y lo peor, es
adentrarme de nuevo, en el mundo de Marvel de la televisión, a través de la
serie homónima, intercalada de h aspirada americana… y decir que, a pesar de
sus apariciones voluminosas y ese magnetismo de máxima violencia, tiene
momentos repetitivos, que te hacen encabritar. Primero repites escenas, y luego
no piensas, patada al frente y lo salga… Se queda en artificio para ejemplarizar
el espíritu tribal, con Maya López, de la que no conocía spin-off con Hawkeye –
como se dice artrítica y semánticamente, hablando -, y más, hija de Caballo
Loco, con patrocinio del Kingpin, por los cuernos malditos del Daredevil.
Qumaldecirá de nuevo, en próxima amistad… Espero pronto.
Y en esas estoy, para recordar el
incidente propagado durante un September
5, en Juegos Olímpico del Munich en el 72, con cierta tonalidad sepia… que
produjo una masacre que se va repitiendo periódicamente y esparciendo como la
tinta… Bajas por ambos lados, en cascada oscura, y una maldición interminable…
esta Violencia que, nunca, triunfa, sólo sacrifica. Aunque, intentarlo… una y
otra vez, otra, otra, otra… y así indefinida… mente. El filme dirigido por Tim
Fehlbaum, es una clase teórica, de historia de los atentados sangrientos y la
práctica tecnológica, sobre una televisión en directo, en crecimiento
experimental… Hasta la globalización, qué asfixia… o contamina.
Además con, el Peter Sarsgaard que
tanto nos atrae en sus proyectos, y que está metido en piel de Doctor, con el
remake versionado del maravilloso blanco y negro, La Novia de Frankenstein, del
genial James Whale. Formando triángulo prometeico, con Jessie Buckley y Christian Bale, y siendo cuarta
pata, el ojo dramático, y temporal con la ubicación, de Maggie Gyllenhall en una
dirección, en los Chicago 30. Lleva por título, esquemáticamente, pero rotunda…
The Bride!
Para concluir con estos monumentales,
desastres y otros desmanes éticos, diabólicos, diremos que en Laroy, Texas… se
sigue intentado descifrar, qué ha ocurrido en el lugar… pero ni los divertidos
John Magaro – de Orange the New Black y parte de ese elenco del 5 de Septiembre,
o The Bride también, la conexión -, ni el Steve Zahn que anduviera en Dallas
Buyers Club y Silo, otro viaje, va a ser partener de Samara Weaving en el
título Eanie Meanie, un nuevo ejercicio de resistencia femenino… Y prometo que
algún día, me pondré con la visualización de Ash vs Evil Dead… estemos Ready,
or Not!
Y en aquel 1968, qué tantas
conexiones con todo tuvo, y consecuencias, que pasaban del dramatismo de la
guerra a, un mundo en cambio, con corcheas... Que pronosticaba que la música
Rock & Roll, iba a realizarlo como en un circo vital, episódico, que no
llegaría... Hasta que décadas después, la tele trajo el brillo, una ilusión
algo inocente, con el colorido de Taj Mahal, las destrucciones sónicas de The Who
– ahora en despedida de los escenarios -, la inolvidable Marianne Faithfull, la
creación cuasi profética del único Dirty Mac, - bocinazos aparte…-, y sus
excelentísimos señores, majestades luciferinas, The Rolling Stones.
Era su mejor momento, su estado de
Gracia total, en catarsis rítmica, y del pensamiento, pero no preguntes su
nombre… Era el The Rolling Stones Rock and Roll Circus… Ya te digo, y te echo
un envido, Mr. Richards, y Mr. Jagger… ¿os atreveríais a reinventar algo,
parecido o no, ahora con lo digital y la AI, eh? Ahí, queda el link… ¡Reto
Endiablado! Oh, yeah!
Qué Será, será... The Kingpin, te lo dirá...