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jueves, 3 de octubre de 2013

Gravity: la gravedad técnica y emocional.



La Gravedad en 3D.

¿Cuánto pesa una vida humana?.
Quizás como decía el amigo y productor de la cinta Gravity de Alfonso Cuarón, aproximadamente 21 gramos menos en el momento de la muerte. Iñarritu no pensaba en el espacio en esos momentos, ahora sí.

Sin embargo, en órbitas lejanas a la atmósfera terrestre se igualan las magnitudes de peso, debido a la falta de gravedad. Así podemos ver flotar como las plumas al viento, lo mismo una estación internacional gravitatoria como un transbordador espacial, o mejor aún, el ligero ser del corpóreo humano con la liviandad de una lágrima.


El director nacido en Ciudad de México, Alfonso Cuarón llevaba una eternidad sin estrenar film, tras Hijos de los Hombres, la empresa terrestre se le había quedado pequeña en estos siete años. Por tanto, unió sus fuerzas a su hijo Jonás Cuarón para idear una odisea espacial en Gravedad. Quizás por lo grave de la proporcionalidad este extenso periodo de tiempo, pues el proyecto fue surcando los cielos de diferentes productoras, hasta llegar a dominios de Warner.
Imagino un rodaje plagado de incidencias y costes flotantes entre gotas de sangre, sudor y alguna que otra, lágrima.

Un Armagedón de proporciones universales en la financiación (dónde se pueden reconocer celebérrimos nombres) y la pre-producción. Y con infinitos cambios de nombres en los náufragos espaciales.
Es esta una odisea moderna sobre las vicisitudes de la élite científica, es decir, de una tripulación de un transbordador espacial en misión de reparación del ojo del Gran Hermano espacial o Hubble, con el fin de escrutar los confines siderales. La conquista de territorios menos gravitatorios, se identificó a dos de sus cabezas más importantes y prácticamente las únicas, por el trabajo que ejercen ambos en la película Gravity.

Nunca mejor dicho recayó la labor en sus rostros, y más concretamente en sus ojos. Según datos introducidos por el propio Cuarón, los actores tuvieron que pasar largos periodos colgados en cables, al viejo estilo hollywoodiense. Una mezcla de esfuerzo físico y recursos digitales.
El perdido cowboy espacial identificado con el nombre de George Clooney y la presencia comedida y sincera de la mejor Sandra Bullock. Cada vez más perfeccionada en su trabajo como actriz.
Por tanto, una sólida, elección por parte de Cuarón. Que encajan como un guante en sus trajes de astronautas e investigadores, al menos hasta desenfundar el cuerpo en una espiral gravitatoria embrionaria, esto es, en ropa interior para los nostálgicos de antiguos viajes espaciales. Bien por Sandra.
Sobre ellos recae toda la carga gravitatoria de tan complejo proyecto.

Aunque en el caso de Clooney, la presencia es pasajera en la mitad de la catástrofe argumental por estar más en disposición de batir los records de intérpretes principales perdidos en la causa por el camino, a lomos de su cabalgadura autopropulsada y una disposición humorística que rebaja el tono de dramatismo.
No me refiero a una interpretación testimonial, sino a una disposición caballerosa, para que recaiga el peso de la supervivencia glorificada en el cuerpo de la dama. Desprendida de viejos tics nerviosos y centrada en la claustrofóbica, y bastante rocambolesca situación.
Ya dicho no, su desprendimiento de ropa quedará como recuerdo de las musas del scifi en problemas. Esta regresión de la heroína a la fuerza, convertida en feto dentro de la tripa de la madre "Rusia".

Llegados a este punto de la catástrofe espacial. Puedo ver una bifurcación en el film (a parte de la buena actuación), en dos aspectos destacados.
En primer lugar, el técnico (visual y sonoro) dónde Gravity crece sustancialmente.
Con toda la ciencia y avances técnicos actuales, aquella vieja odisea de Kubrick (para mí obra maestra) se quedó como representativa de una época añorada de los comienzos espaciales del que os comenta. A finales de los sesenta, el futuro se miraba con los ojos de la proporcionalidad y la inventiva. Ahora, se superaron las limitaciones y las naves vuelan por plasmas perfectos en definición y el 2001 cinematográficamente hablando quedó muy atrás. Qué nunca en argumento, ahí es insuperable.

En su lugar, Alfonso Cuarón cuenta con toda la fuerza de las transmutaciones y comunicaciones binarias (la notable diferencia con el inigualable Stanley), con complicados procesos internos de las computadoras, en las que la mayor preocupación de dirección es elegir bien los tiros de cámara más llamativos en el CGI.
Y es que con estos avances se puede idear cualquier cosa en cinematografía digital. Llegando a niveles del preciosismo realista.
Otro de los puntos fuertes es la técnica del 3D (no santo de mi devoción), que en Gravity está presente como un intérprete más. Ya que colabora esencialmente en la proporcionalidad de los elementos en el espacio-tiempo.
El comportamiento de los distintos cuerpos y materiales en gravedad cero queda magnífico con esta técnica. Una irrealidad tridimensional que certifica uno de los mejores y más convincentes trabajos de mostrar lo real del peso de la técnica, en el peso de los objetos y su movimiento.

Quizás, el único punto cuestionado técnicamente sea la excesiva utilización de la cámara en rotaciones de 360º, por contra necesarias para resaltar en el espectador las sensaciones de extravío y mareo de los protagonistas.

El segundo camino esencial del film tiene algo de reproche por mi parte.
Me hallo ante el dilema de calificar un film sólo por esa función espectacular en lo relativo al apartado visual y artístico, o bien me decanto por tratar el tema del proceso creativo de la historia propiamente dicha.
Partiendo de un comienzo muy atrayente y espontáneo (a partes iguales), el guión tiene que avanzar y propagarse como la estela de un motor de propulsión, hacia arriba. Pero, creo que no lo consigue y se queda en una navegación limpia pero lineal.
Sin pretensiones pero sin ramificaciones significativas. Salvo alguna sorpresa.

Por tanto, los discursos filosóficos y metafísicos quedan al margen, tenemos una historia que transita por el ámbito de la supervivencia personal, tal como poseidones o titánicos buques.

También, veo un pliegue espacio temporal de la historia que se salta ciertas reglas, aunque posiblemente se haya creado la ambientación especial teniendo en cuenta la opinión de los expertos en tales fines. Como recorrer distancias y chocar con objetos con la simple pretensión de agarrarse a pesar del agotamiento físico y mental.

Sin embargo, la familia Cuarón puede declararse indemne de estos pequeños desajustes argumentales, y resolutivos. Pues, es destacable que acortan los tiempos también en el metraje, no teniendo así que inventar más aventuras rocambolescas y derivadas de la pura casualidad.

Por supuesto, Gravity en el apartado visual y técnico merece calificativos sobresalientes.
En el apartado del guión, me parece un poco más limitado. Basado en las rotaciones alrededor de la Tierra y el mero albedrío de los cuerpos como partículas uniformemente aceleradas.

Por último decir que la idea de este Armagedón sobre nuestra atmósfera, no me parece tan descabellada.
Los humanos nos hemos comportado como una plaga en nuestro crecimiento y exponencialmente, por tanto, de la creación de deshechos orgánicos y basura en el espacio.
El asunto de la basura gravitacional es grave.

En el espacio el corazón pesa más que la razón.
Sobre todo cuando se oye... Houston tenemos problemas.

**** Notable ***

Dirigida por Alan Taylor, Thor: Un mundo oscuro. Reparto: Chris Hemsworth, Natalie Portman, Anthony Hopkins, Tom Hiddleston, Christopher Eccleston, Idris Elba, Kat Dennings, Adewale Akinnuoye-Agbaje, Jaimie Alexander y Tadanobu Asano.

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