Con Tombs, Nee-son.
No voy a hacer una retahíla de los últimos trabajos en que había participado Liam Neeson, pero lo que no cabe duda (hablando de encasillamientos) es una cierta tendencia a un tipo de papeles con semejanzas y desarrollos con acción maniquea. Esto significa que sin dudar de sus capacidades interpretativas demostradas en otras ocasiones, su carrera desfilaba en la penumbra de un jardín de ultratumba salpicado con algunas comedias olvidables. Perdido.
Pero, algo parece estar cambiando por los próximos proyectos que pasarán por sus manos, con directores españoles. Y además, también tenemos esta sencilla película que airea su futuro aunque participe de las mismas sensaciones y gestos del pasado.
Debe ser gratificante y a la vez, una subida de moral que te haga sentir en primera línea de nuevo. Algo así como si tus venas acostumbradas a la circulación cotidiana y sanguínea, se cargaran de adrenalina ante las miradas de aquellos que dejaron de creer en ti.
El actor nacido en Ballymena (Irlanda), necesitaba un nuevo horizonte con aplicación de nuevos bríos para sentirse cómodo en un nuevo filme, como cualquier otro trabajador con deseos de sentirse útil. Con este Paseo entre las Tumbas, tanto actor como director han conseguido mantener aquel escurridizo respeto de la crítica y público, que si bien no había desaparecido del todo, si daba muestras de enterrarse con los mismos personajes, heroicos retirados y salvadores de sus familias, con algunas inclinaciones a representar a hombres de acción poco creíbles.
Recordando que participará en Taken 3 y después dirigido por dos españoles como Jaume Collet-Serra o Juan Antonio Bayona antes de caer en las manos "nada silenciosas" de D. Martin Scorsese.
En la película A Walk among the Tombstones, el director y guionista de Florida, Scott Frank (más reconocido por esta última faceta desde comienzos de los 90 firmando conocidos guiones como Morir Todavía, Pequeño Tate, Malice, Heaven´s Prisoners, Out of Sight, Minority Report, The Interpreter o The Wolverine) hace entrega de un papel más elaborado con muchas más aristas y sensaciones a piel, acorde con la personalidad del irlandés. Los tiempos de crisis han cambiado el antiguo orden heroico, por la supervivencia.
El detective que interpreta aquí Neeson, tiene algún parecido con aquellos otros policías de tiempos pretéritos, guardapolvos o chupas de cuero cubiertas por el alquitrán de las calles y las salpicaduras de sangre. El cine negro vuelve a pasear por estos cementerios en una época diferente con sabor y penumbras matizadas por el color, pero sin humo, recordando que la edad es un valor a tener en cuenta a la hora de enfrentarse con los criminales o los monstruos modernos.
Sobre todo, si tienes ese aire circunspecto y enigmático que se escondía tras la gabardina o tres cuartos raídos por el uso, como una capa que te permitía alejarte de las presiones y trabajar independientemente. Tantos casos que se grabaron a fuego en el rostro de aquellos duros policías, aunque ahora ya no estén empleados en el cuerpo con honores, son los fantasmas del cine negro.
Ambos, actor y director (Lookout) han retornado a aquel pasado y han limpiado el barro de sus bajos, dedicándose a una historia policial con la tensión y terror necesarios para despertar las viejas pesquisas fuera de la administración leguleya.
Individuos incorruptibles, sin escrúpulos ante el mal que lucharán contra las bajezas del ser humano con todos los medios a su alcance, sin importarles sus propias vidas. Incluso defendiendo a esos que no eran trigo limpio en la sociedad.
En este panorama de sacrificados por la ley, tendríamos a Nicholson cortado en Chinatown, Mickey Rourke engalanado en Manhattan Sur (o endemoniado en El Corazón del Diablo), a James Corburn de Flint, Robert Mitchum de Philip Marlowe o contra los yakuza, de Steve McQueen a toda velocidad a Al Pacino por los bajos fondos, Harrison Ford litigando con replicantes en el futuro, Robert Shaw sufriendo en Domingo Negro, o una pareja llevada al extremo por los pecados en Seven. Lógicamente hay muchos otros a reivindicar en Technicolor.
Todos ellos realizaron su trabajo con vitalidad y credibilidad, con sus drásticos métodos se enfrentaron con los asesinos más peligrosos y, no sólo haciendo uso de la fuerza bruta sino también de sus particulares técnicas en investigación. Pero vamos que no le hacían ascos a una lluvia de plomo en la ciudad, cuando sacaban el arma de su pistolera, la noche retumbaba y los recuerdos hacían desempolvar al mítico Bogart en los gloriosos tiempos del blanco y negro.
Ahora, en A Walk among the Tombstones ha tomado su relevo con garantías y devuelve los valores perdidos en tantas otras películas de medio pelo, dónde prevalecían las situaciones más inverosímiles. Los malos de la actualidad requieren enfrentamientos con aquellas caras circunspectas, entre la oscuridad de sus actos y los nichos preparados para ellos, con el fin de poner fecha de caducidad a su megalomanía salvaje. Liam Neeson a vuelto a las calles para tomar declaraciones de testigos y defendernos de los monstruos, cercarlos en sus cubiles sangrientos hasta terminar con sus asesinatos.
Queda claro que, aunque los viejos tiempos ya no volverán, algunos cinéfilos agradecemos aquella revisión romántica del antihéroe, solitario, alcohólico o ex-drogadicto, sabueso a la antigua, sherlockianos sin escrúpulos, halcones de las calles y barrenderos internos de la mugre en las propias instituciones. Eran aquellos buscadores de su propio final en un frío cementerio.
Los monstruos se esconden en cualquier resquicio social, buscando la presa más tierna o indefensa para hincarles sus colmillos de hiel. Frank Scott (resolutivo y clásico en la forma de rodar) ha tratado de identificar a esos detectives marginales con el nuevo siglo, devolviendo a la realidad a Neeson con este guion resultón, recordando que los antiguos mecanismos para crear el suspense siguen funcionando. Aunque los delitos sean más depravados y la moralidad más deshumanizada.
Con este guion firmado junto a Lawrence Block (My Blueberry Nights) agradecemos la sencillez, siempre estaremos atraídos por un buen argumento, presentando a los personajes en flashbacks que ayuden a avanzar la historia, por contra de los secundarios lineales (niños en el punto débil) que sirven para justificar ciertas maniobras o recursos cinematográficos.
Entonces, bien por las huellas y los procesos deductivos, con buenos tiroteos y persecuciones, así como por las mentes frías que intentan redimirse del pasado. En una especie de penitencia personal que motiva a combatir a monstruos peores que ellos, y con sus propias armas. Sin piedad.
“Dejen lo que estén haciendo, y levanten las manos... ¡he dicho manos arriba! Estáis sordos o el Señor Rubio os ha cortado una oreja... Bang, bang... Os avisé".
Y a Liam que le dure la nueva chaqueta. Le sienta mejor...
** Pasable ***
Nouela- Black Hole Sun (A Walk among the Tombstones Soundtrack)
Nouela – The Sound of Silence (The Leftlovers)