Cine holandés: puertas al campo.
Se dice que la esencia más refinada de las cosas se guarda en envases pequeños, Kauwboy o el niño "grajo", posee dicha cualidad y guarda en su interior sencillo, la calidad de una historia con aroma a cine estructurado e inteligente.
El director holandés Boudewijn Koole acomete con el riesgo del cine pausado, una película intimista y en cierta manera especial, dentro de una cinematografía que intenta hacerse un hueco entre otras europeas de más renombre. Fue seleccionada por Holanda para representar al país en los Oscar´s y conseguiría un premio Discovery en la ceremonia del Cine Europeo.
En su primer largometraje el director presta el mayor peso del guión (en un equipo de relatores del que él mismo forma parte) en la imagen de un niño abarcando una época convulsa de su vida, la pre-adolescencia y el descubrimiento de emociones a través de la ofuscación de su edad temprana, con altos grados de lirismo y existencialismo.
Una estructura sencilla, pero no por ello compleja, con la notable capacidad de sorprender y conmover a partes iguales, a un espectador algo distraído en su comienzo.
Los aromas campestres de historias mínimas en la cabecita de unos diez años de edad, dónde emergen situaciones cotidianas sobre la vida y la comprensión de la edad adulta. Esa esencia existencial sobre la muerte, el descubrimiento del sexo contrario y la necesidad de ocupar ese pequeño reducto de cariño que todos necesitamos. Jóvenes y mayores.
El reconocimiento del amor esencial, a través del amor a los animales, es un punto de inflexión en la vida de este niño llamado Jojo e interpretado con seguridad por el joven actor Rick Lens en su primer trabajo, y la contemplación de la naturaleza como medio del balance interior propio.
Esta relación naturalista (en cierta medida recuerda a pesar de la distancia generacional y condicionada a cintas como El Hombre de Alcatraz) en la búsqueda personal del equilibrio emocional mantenido por la relación con otro ser vivo, desvalido. Todo ello confecciona un punto de vista muy personal del director de difícil pronunciación en español Boudewijn.
Kauwboy posee también el aroma de los juegos infantiles, de películas con profundidad donde los niños se enfrentan a situaciones más o menos adultas. Travesuras que surgen de la competitividad del mundo de los mayores, y de una cierta educación inculcada con la intención de hacernos más fuertes frente a la adversidad. Incluida la violencia física.
Cuando en una familia reducida de miembros, ya que Jojo es hijo único, se encuentra en un vacío emotivo y empático, surgen los enfrentamientos y la huida entre padres e hijos (una imagen de padre interpretada con eficacia por el actor Loek Peters). Entonces hacerse cargo de los cuidados necesarios para mantener una pequeña existencia se convierten en un refugio fundamental para la comprensión.
Es como si la llegada de un nuevo y débil hermanito, despertaran una pequeña llama en la oscuridad de su plumaje ajado. Jojo y Jack se necesitan el uno al otro, necesitan la música relajante de una canción folk susurrada en la noche. El espíritu de un ser con problemas que necesita del otro, cuando se hecha en falta el cariño de un padre olvidado de su labor de educador y cabeza de familia. Mentes encerradas en un frasco de frustración o en cabezas en plena efervescencia de sentimientos.
Kauwboy destila el olor de la goma de mascar de color azul.
Un chicle de sabor a frescura, con la imagen de una joven actriz de nombre Susan Radder (con un posible y brillante futuro cinematográfico) en usufructo con deseos emergentes de coqueteo con el otro sexo. Aquella acidez del sabor de antaño, los recuerdos de un primer amor compartiendo los jugos y los juegos, porque las quebraderos de cabeza ya llegarán en el futuro. Ahora, sólo el deseo de que la llama prenda en almas viajando en la oscuridad de los tiempos. La poesía como arma de llegar al corazón.
Comentar que Susan tiene una nueva película este años con el director holandés dedicado al thriller y el terror, Dick Mass, titulada Quiz y con la participación de otro protagonista de Kauwboy.
El filme abarca los efluvios de cocinas de amargura, de injustos reproches. Y del encuentro en piscinas cloradas.
Así como, el despertar de sensaciones sonoras y cálidas voces entonando una banda sonora intimista en grado superlativo. Con toques a rock, blues y sobre todo folk, los arreglos son suaves y melodiosamente cristalinos.
Estos saltos musicales por trastes de alegría melancólica se comparten en la profundización de la historia de Jojo y su, poco convencional, familia. La sencillez de una guitarra aparcada desde hace tiempo, pero compartida con el dolor y la emoción.
Sonidos que recuerdan a recuerdos de cumpleaños amargos. Y viajes inacabados.
Para finalizar, podría decir que Kauwboy es un canto a la libertad. Y a los peligros que pueden acontecer cuando las alas están ya sanadas para conseguirla. Es una elegía a la lealtad y al amor, mediante una amistad que no pide nada a cambio, sólo unas migajas redondeadas con las yemas de los dedos.
También del compromiso con las vidas de los que nos rodean. Sacar adelante con el esfuerzo a vidas recortadas o minusválidas, observando el crecimiento de la amistad con una sonrisa dibujada en el alma de una guitarra.
Si algún día consigues alzar el vuelo... conseguirás entender la fragilidad de una vida en libertad. Y lo que cuesta.
**** Notable ****
Tráiler del filme francés Tomboy, de Céline Sciamma. Reparto: Zoé Héran, Malonn Lévana, Jeanne Disson, Sophie Cattani.
Tráiler de la película holandesa Quiz, de Dick Mass. Reparto: Hanna Verboom, Barry Atsma, Pierre Bokma, Kim van Kooten, Loek Peters y Susan Radder. V.O. subtitulado en inglés.
Tango libre, coproducción del director belga Frédéric Fonteyne. Reparto: Zacharie Chasseriaud, François Damiens, Jan Hammenecker, Sergi López y Anne Paulicevich. Tráiler v.o. subtítulos inglés:
Oda a un Kauwboy.
Esencias a recuerdos
de intantiles juegos,
al pie de aquel árbol,
dónde hallé la vida.
Convertidos niños en hombres,
despertar de estado febriles.
Coqueteos del sexo contrario,
flagelos de la vida misma.
Te sostengo en mis manos,
y alimentado con migajas.
tú, mi amigo, Jack el grajo,
idealización vacía del alma.
Pequeño alado,
no tengas miedo,
con ese gorjeo,
y llama a mi lado.
Justos seremos,
juegos enamorados.
Mi alma derribas,
sonidos de guitarra
curando las heridas,
volando muy arriba.
Sonando en el corazón,
del niño olvidado.
No olvides, te nutrí esos días,
fuimos como hermanos,
con empeño, devolvernos la vida,
recuperando el pasado.
El niño convertido en madre,
una llama alumbrando
la oscuridad perdida.
Tú y yo, pluma y carne.