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martes, 25 de julio de 2017

George Romero, generación Zombie.

George A. Romero: Independencia Zombie.

Hace medio siglo, que nuestras pesadillas más tenebrosas, se levantaron con ansia devoradora. Un novedoso director daría un nuevo empuje al cine independiente y el riesgo en las producciones cinematográficas, incubando su historia demencial (por entonces) desde el interior infernal de la Tierra. Aunque realmente, el equipo y él mismo, desconocieran las repercusiones infinitas que producirían aquellas imágenes, como tampoco diseñaron las causas exactas de ese proceso involucionista que despertaba de un largo sueño. Es decir, una sorpresa incalculable dentro de un infierno o pesadilla, que no predijo la procedencia de aquel virus destructivo y el vuelco al género de terror.
Gracias al visionario, desde ese otro lado del espejo que todos visitaremos, nos trajo con valentía toda esta locura de la muerte en vida, o la aventura de seguir la estela arriesgada de los pioneros en este nuevo medio. Un arrojo que tantas alegrías y terrores nos ha ido procurando desde la llamada era post-psycho y las evoluciones fílmicas de otro echado para adelante, como las historias del maestro Roger Corman y sus primeros títulos que avecinaban nuevas distopías (como El Día del Fin del Mundo o The Undead) o el respeto a los clásicos y sus coqueteos literarios entre la vida y la muerte. George A. Romero poseía ese espíritu, descanse en paz.

Desde luego, cómo pasa el tiempo... y todavía, apenas nos hemos sentado para el desayuno.
Como aquella pareja en la cama, despertados por unos pasos dirigidos desde la habitación vecina y una jadeante respiración en la penumbra de la puerta. Carne de nuestra carne, abriendo sus ojos a un nuevo Amanecer de los Muertos, recolección de ideas de Mr. George Romero, en la película dirigida por Zack Snyder que mantenía la tensión y seguía sus pasos dubitativos, en procesiones de difuntos y encuentros fortuitos por unos grandes almacenes. Algo desoxidante, porque incluía una cierta dosis de humor consumista en la masacre de borregos sin rumbo, que siempre parece venir bien para desengrasar ante toda la estupidez humana o tensión acumulada entre mordisco y mordisco. En la definitiva involución o juicio final, el gag entre pústulas mal olientes, alaridos de dolor y voladuras de sesos por doquier, se apoderaba del gore más insano. Era otra muestra del cambio dramático, por supuesto, ahora no concibo tanta violencia sin esos instantes de risión incontenible.
La película de Romero, Night of the Living Dead, sería rechazada por todos los estudios importantes. Pero finalmente le llegó el contagio al expositor Walter Reade Teatros con Continental, que osó distribuir y proyectar esta terrible historia en blanco y negro. Repartiendo ganancias con los teatros o salas de exhibición, como ya había arriesgado anteriormente, al rescatar películas europeas como Mon Oncle, Room at the Top y Lord of the Flies. El resultado fue todo un negocio colectivo para ellos, que abriría las puertas independientes a otros valerosos directores como Dennis Hopper y su Easy Ryder, Rush Meyer y John Waters, el genial Cassavetes, o sus propios siguientes proyectos con The Crazies y la estimable Martin.

La Resistencia de los Muertos, sería la suya propia, al mantener su origen sin saber el real significado de la palabra zombi, y apostar por el cine independiente cuando ya había alcanzado cierta gloria y beneficios. El camino zombie tiene estas cosas sorprendentes y viscerales, que transcurren en zig-zag, tambaleándose y acercándose al precipicio del fin sin pensarlo porque, tarde o temprano, se acabarán las viandas.
Desde una productora de nueva creación llamada Image Ten, Romero comenzaría a dar sus primeros balbuceos profesionales con la cámara, algo indecisos por la envergadura del relato y el significado de las imágenes, infundiendo ese novedoso terror en los espectadores de EEUU de la década de los sesenta. Aquel rodaje prácticamente entre colegas de estudios, derribaba las verjas robustas de un cementerio de grandes compañías, se incorporaba a un inaudito camposanto al margen, que marcaría la tendencia del género en el futuro. Con aquel joven director neoyorquino, sin proponérselo apenas, rodando algunas de las secuencias que sugestionarían a varias generaciones de seguidores del terror y cuyo impacto visual ha trascendido a las conciencias de la sociedad norteamericana y el resto del mundo, para siempre.
Convirtiendo una aventura fílmica en una viaje interminable hacia el apocalipsis de la humanidad y el nacimiento del cine independiente moderno, tal como lo conocemos ahora.

Con los pies desollados sobre la Tierra...

Un filme grisáceo como la piel de un cadáver que, mediante una paciencia incesante y numerosas pausas narrativas, trataba el tema de la enfermedad epidemiológica desde un punto de vista nunca visto. Sin hacer referencia a su incubación o su propósito entre nosotros, simplemente, un método metafísico de acción-reacción. El primer episodio de muchos, se llenaría con voracidad biológica y un miedo más ancestral en nuestro interior, pues aquellos seres grises parecían vampiros saliendo de sus tumbas... y no agentes patógenos. Mucho lirismo barroco, a pesar de lo novedoso.
Esos sujetos extraños no tenían nombre, eran mucho menos agresivos que los próximos en aparecer sobre la tela blanca, ya definidos con todo su colorido y frescas texturas abiertas en canal, como muertos vivientes o zombies.
Paseantes que no parecían contaminar aún, el blanco y negro para relajo visual y nuestro deseo de suspense. Sólo parecían una especie de castigo corporal y mental por nuestros pecados pretéritos y detestables errores que se aproximan en nuestra convivencia. Sus almas se sumergieron en las tinieblas de nuestro pensamiento, cada vez más, en un proceso de deshumanización progresivo (aunque no tan prolongado como en el caso de una tal Maggie) y ese deseo incesante por alimentarse, que luego conoceríamos íntegro en su violencia. El esfuerzo de un equipo, en favor de la energía neuronal o el contacto con la saliva, las relaciones sexuales, el aire... ¡qué sabían entonces! Desprendiendo sus fluidos corporales por ahí, podía ser cualquier cosa...

Luego vendría David Cronenberg, erigiéndose como maestro absoluto de la carne y las infecciones biológicas. Ya que, poco tiempo después, una oleada de nuevas patologías sucedían temáticamente y estaban a punto de desenterrar el hacha de guerra entre individuos inteligentes del planeta y aquellos dementes hambrientos. El contagio asesino sería imparable, una enfermedad transmitida que desproveía al afectado individuo (de individual, no de ser humano) de cualquier tipo de pensamiento racional o identidad reconocible. Incluso un mero y ligero sueño, gracias a un soñador. Nuestro Romero, de nuestras pesadillas más inconfesables.
En aquella profundidad terrible, simultáneamente, Down of the Dead en 1978 y especialmente, Day of the Dead en 1985, establecían nuevas reglas en este juego de involución incesante, uniendo al horror, cierto grado de comedia irreverente y un gore indolente. Que, poco a poco, fue acrecentando las salidas de tono con chistes desproporcionados y escenas surrealistas. Comenzarían a llegar historias de Stuart Gordon y su alucinante Re-animator en verde fosforito, las comidas de tarro de Peter Jackson con su Mal Gusto de otro mundo, con Braindead o Mi Madre se ha Comido a tu Perro, que utilizaba el chiste escatológico para olvidar la sangría propuesta por el Zombie italiano de Lucio Fulci. Los primeros giallos estaban dispuestos para la pelea, real o imaginativa, hasta mutaciones de Demonios dentro de la Familia Bava, que sentían los mismos gustos de los muertos vivientes, que no sus movimientos. Por ahora...

Más madera y acción, en un Nueva York Bajo el Terror de los Zombies, que sigue tu leyenda, hoy que marchaste. Diste entrada española a la zombificación de Jorge Grau con la impactante No Profanéis el Sueño de los Muertos, al clasicismo épico de El Último Hombre Vivo o algunas aventuras basadas en el cómic, como Creepshow o El Cementerio Viviente. Al terror familiar de Aquella Casa al Lado del Cementerio o la Life Force extraterrestre, y claro, Fantasmas variantes, alguna Posesión Infernal que otra, caminando en paralelo a nuestros queridos zombies de toda la vida... o muerte mejor dicho. Todo, con un cerebro divertido y muy ochentero.
Otra vuelta de tuerca a la narrativa clásica y el tratamiento del vudú ancestral, se marcaría en La Serpiente y el Arco Iris, de otro recién caído con las botas puestas, Wes Craven. Se arrastraban nuevos aires al decaimiento antropológico o filosófico que, tras la pausa, se abandona a la comedia irreverente, apoderándose de nuevo de las principales pandemias humanas, con gestos de un El Ejército de las Tinieblas, el humor de Terroríficamente muertos y, más recientemente, notables filmes directamente manipulados hacia esa risa de toque brit, a lo Shaun of the Dead. El caso australiano de la interesante Fido, la llegada recreativa de Zombieland de Ruben Fleischer, la variable Memorias de Un Zombie Adolescente, con los extraños episodios de Piratas del Caribe o la cubana Juan de los Muertos. Existen más, pero ya les llegará su turno en el más allá.

Sin embargo, el estallido exacto se alimentaría en esa caja tonta de hacer ´nuevos zombies´. En la televisión se producen los procesos personales sobre invasiones de difuntos vecinos babeantes, igual o más de hambrientos que Homer Simpson. Cuna de una involución embrionaria sobre las infecciones sangrantes que se propagaron a las pantallas de videojuegos en Resident Evil y una serie interminable, que no inagotable.
Aparecen los 28 Días Después y más, de Danny Boyle y Juan Carlos Fresnadillo, el ansia oriental de Versus de Ryoher Kitamura o la reciente Train to Busan. Otra mirada española de éxito internacional, con Rec de J. Balagueró o La Horda más francesa, el comienzo de la contaminación histórica de Soy Leyenda y el seguimiento hollywoodiense con diferentes películas con aspecto a serie B: Truco o Trato, Planet Terror de Robert Rodríguez, La Cabaña en el Bosque, la autodidacta Contracted I y II, o las revisiones ya mencionadas de una nueva Posesión Infernal y El Amanecer de los Muertos de Zack Snyder. Incluso animaciones, como La Novia Cadáver y ParaNorman, incluso podríamos sumar a Jack Skellington o los padres de Coraline.

Cambio de Mentes.

Tu pensamiento Mr. Romero, definía las vías infinitas de la muerte viviente y el futuro filmado del próximo texto de terror. Pues, hasta la llegada de sus muertos vivientes, quiero decir... aquellas apariencias fantasmales o enfermos reumáticos, deficientes en sus capacidades motoras y cargados de instintos viscerales, las condiciones físicas han variado exponencialmente a los tipos de virus. Por ahora, habían atravesado las líneas del océano y las venas, navegando entre la literatura vampírica y ancestral, hacia una entrada al nuevo mundo y al Séptimo Arte. Aquella delimitada procedencia surgida en el temor arraigado en los centro-europeos, y las llagas de la esclavitud o el sincretismo isleño, dejó el ambiente religioso y se centró en algo superior y elevado, el pensamiento y el olor a comida de nuestro energético cerebro. El culto alrededor de la fe se acercó a los fetiches visuales y sanguinarios del alma putrefacta, con comportamientos realmente inaceptables y deseos poco edificantes. Por supuesto, serían el alimento preferido de los nuevos dioses del celuloide horripilante, que no se detienen ante nada, y un cambio de las aptitudes paganas por el dominio mental o las balas dirigidas al hueso occipital.
Empieza a hablarse de una especie de suero de Fierabrás, con aspecto de droga química que inyecta el remedio a los males... pero, ¿se podría curar o devolver a la vida a un trozo de carne apestosa? Es prácticamente imposible con los medios y la investigación médica actual, sólo realizable en las novelas donde el creador resucitaba a los cadáveres convirtiéndoles en monstruos. Esto es, la transformación del hombre en alimaña o bestia, sin ningún tipo de sentimiento reconocible, remordimiento o duda.
Así mismo, se traslada al fotograma la conciencia grupas, cuando comienzan a levantarse nuestras pesadillas existenciales y la muerte impactante camina por la gran pantalla, con demasiada naturalidad para la integridad de la civilización humana. Y todo, gracias a la aparición en 1968 de la cinta de culto por excelencia, Night of the Living Dead y aquel interés metafísico o apocalíptico del director del Bronx, hoy homenajeado en todos los foros cinéfilos. Descanse en paz, George A. Romero.

Había comenzado la siguiente degeneración, degenerativa, la matanza de tu "Texas" particular. Cuando tú, veías dificultades para financiar tus próximas e imaginativas pesadillas existenciales y bromas de mal/buen gusto.
Sí, tan solo cincuenta años de la llegada de los muertos vivientes de George Romero, quiero decir... aquellas apariencias fantasmales o enfermos reumáticos, deficientes en sus capacidades motoras y cargados de instintos viscerales, habían atravesado las líneas del océano, flanqueando el tiempo de los textos literarios clásicos, en una entrada al nuevo mundo del Séptimo Arte. Sólo soñaba con Paradas de Monstruos y meditaba: "... estoy creando un nuevo tipo de monstruo, los vecinos. Los vecinos que vuelven a por ti, cuando ya no quede sitio en el infierno. Esos muertos volverán caminando".

Pero, su delimitada procedencia surgida en las raíces temerosas de los centroeuropeos, del esclavismo y otras comidas de tarro temporal o fanático, ha sido vinculada forzosamente con el ambiente religioso del Caribe o la progresión del sincretismo isleño. Daba lugar a otro culto sanguinario alrededor de la religión y los fetiches del alma, con el vudú practicado en tierras caribeñas (habitualmente Haiti u otras cercanas), que confería un dominio mental absoluto. Frente a aptitudes paganas, sin detenerse ante nada, y ejecutados por ciertos jefes sociales o hechiceros ancestrales que, en sus rituales mágicos de control, utilizan a la población más humilde y manipulable frente a la fe y el miedo. Anteponiendo los hechos misteriosos, drogas externas y las deidades, a la racionalidad, esto es, la transformación del hombre en alimaña o bestia. Sin sentimientos, padecimientos ni dudas.
Así mismo, se traslada al fotograma y comienzan a levantarse y caminar por la gran pantalla, mucho antes de la aparición en 1968 de la cinta de culto por excelencia, y aquel interés metafísico o apocalíptico del director del Bronx, hoy homenajeado en todos los foros cinéfilos.
Aquel violento y barroco cementerio sería el drástico comienzo, con el permiso de una figura de la talla de Bela Lugosi, invasiones de ladrones de cuerpos con Don Siegel son espejo, y aquellos irascibles vampiros, semejantes a un silencioso Anthony Perkins, secuestrado por el alambicado Norman Bates. Hombres que se levantaban de sus tumbas o vidas, al olor convulso de la sangre humana.

Fueron los precursores del miedo contemporáneo y del muerto viviente, también de los trastornos espirituales o físicos, que compartieron otras escenas clásicas con Pájaros sobre la cabeza de Hitchcock. Aunque bajo la filmografía de un pionero como el director Victor Halperin, surgiera el filme White Zombie y, sobre todo, cuando la actriz Frances Dee se preguntara en aquella fantástica película dirigida en 1943 por Jacques Tourneur, sobre las plantaciones azucareras de Las Antillas y sus recolectores de almas... que, I Walked whit a Zombie.
Casi nada, un nuevo género estaba a punto de revolucionarse, décadas más tarde, con los mismos cimientos en blanco y negro, que indicarían el camino de nuestra percepción, al desasosiego colectivo y la distopía de una humanidad sacrificada. Claro, años después, por culpa de nuestras propias afrentas o errores. Es decir, la susodicha involución. La Noche de los Muertos Vivientes, sus primeros pasos, constató que, a pesar de su lentitud de movimientos y una fotografía plagada de magníficas sombras, algo que camuflaba el dulzor del jarabe de chocolate utilizado en aquellas heridas falsas, el terror se elevaba como un ciprés, rugiendo al viento decadente. En busca de una creciente falta de sensibilidad en las imágenes, que se apoderaría de las cerebros menos formados y... más sabrosos. ¡Ñam!

Antes de aquel 1968, con viajes espaciales como telón de fondo del viaje, los zombies se adentraron en el cine como seres legendarios basados en la novela de Richard Matheson y sus vampiros mutantes. Precursores o depuradores de nuestra conciencia bélica o nuclear, sus orígenes se hallaban en las raíces remotas y creencias religiosas de la cultura haitiana; ya que habían sido hasta entonces, esencialmente, muertos reanimados mediante la utilización de rituales de vudú y sacrificios animales. Tal concepción aparece en películas de terror de los años 30 y 40 que situaban su acción en distintos países dentro de exóticas o misteriosas plantaciones y, con actores de raza negra encarnando a los estilizados posesos. Casi visualizados, únicamente, por sus ojos en la noche. Después nuestro miedo, comenzó a girar abruptamente hacia invasiones extraterrestres y monstruos engendrados desde la literatura (como en el pasado), hasta la aparición de la enfermedad mental y episodios psicóticos reales, o no.
Así que, la idea se recreó de manera plausible, en Duane Jones como protagonista negro de una película de terror. Fue un impacto para el público no acostumbrado a tales sorpresas y Romero declaró que, simplemente, era el mejor actor de todos sus amigos. Pero, no alcanzó a evaluar el alcance de la noticia, hasta que emprendió un viaje en coche a Nueva York, encendió la radio y en las noticias, una voz proclamó el asesinato de Martin Luther King, a manos de un grupo de ´descerebrados`... Por tanto, fue como abrir las puertas del Séptimo Arte a la misma muerte en directo y ese odio visceral o racial que te devora las entrañas. En esto, algo hemos evolucionado afortunadamente, aunque la población haya doblado el número de almas sobre el planeta y lo seguirá haciendo paulatinamente. Lentamente, tal que los muertos-vivos primigenios y nuestras confusas relaciones sociales.

Debido a su distribución polémica y sus características abiertas a la muerte, los miembros del gobierno de EE.UU. y la Asociación Cinematográfica, tendrían que empezar a restringir el acceso del público infantil a las salas de exhibición (no ocurría hasta entonces), señalando determinados contenidos que pudieran causar una honda impresión por su contexto adulto o violencia explícita. La no existencia de calificaciones o restricción por edades en el cine, hace imaginar las caras convulsas de los asistentes, familias con niños pequeños que comenzaron a vislumbrar como, tras un comienzo plomizo y una estética de pesadumbre sobre esa carretera comarcal, unos pies arrastrados pesadamente sobre un atardecer bucólico, se aproximaban a una pareja por el césped salvaje y grisáceo. Lo siguiente, una figura con síntomas de ebriedad significativa, tambaleante y balbuciente, se abalanzaba sobre ellos, y cuesta abajo emprendía un acoso, algo genérico, buscando la forma de llevarse algo a su grotesca dentadura y apariencia irascible.
Las primeras escenas de George Romero, muestran a Barbara y su hermano en un aislado y solitario cementerio de Evans City, mientras que el asalto masivo se produciría en una granja, a expensas de una demolición, por lo que el propietario dio libertad al equipo de producción, para hacer con ella lo necesario. Y se rompieron, algunas ventanas, tablones y... moldes.
George y su guionista John A. Russo, se fijaron libremente en la novela, Soy Legenda, sin imaginar que aquel ser diabólico persiguiendo a una muchacha despeinada, cambiaría la percepción de la serie B de terror.

Al terrible suceso racial tras diversas quejas de la crítica especializada y las salas amortajadas por la imágenes, aquel joven director del Bronx con ascendencia cubana y lituana, añadiría: "No creo que los niños más pequeños supieran realmente que fue... la contundencia que los golpeó. Porque estaban acostumbrados a ir al cine, sin problemas y probablemente, ya habían visto algunas películas de terror. ¡Seguro! Aunque aquella historia, llevaba implícito algo más, algo a lo que sus padres, tampoco, estaban acostumbrados, definitivamente". (Una de sus últimas entrevistas, concedida al periodista Eric Kohn).
Desde su domicilio de Canadá, en las páginas de la publicación IndieWire, se hacen reflejo de las palabras que George Romero dedicaba al desarrollo de nuevos proyectos cinematográficos, admitiendo que ningún productor se haría cargo de financiar su próxima película sobre zombies y que, por supuesto, una producción como "La Noche de los Muertos Vivientes" sería imposible de realizar en los tiempos actuales. Cuando se editaba una restauración en 4K, presentada en el Museo de Arte Moderno, de aquel mito que cambiaría la percepción del terror en los aficionados. Siguiendo el paso mortecino y deslumbrante de otros compañeros y maestros del suspense psicótico con sus amenazas más neuronales, que los renqueantes no-muertos.

La sorpresa del fallecimiento, cuando llevaba ocho años desde su última aventura económica y varios proyectos en mente tras intentos infructuosos, otorga peso a la siguiente pregunta ¿cómo resuena el eco de aquello, 48 años después?
"Pensé que estábamos hablando de falta de comunicación - personas que, se enfrentan a situaciones imposibles e improbables, y todavía discuten sobre las cosas pequeñas en lugar de enfrentar el problema". Era la base que aún se mantiene, entonces de repente, accidentalmente se convirtió en una película de carácter racial, si bien no existe nada en diálogos que acerque la película a la polémica racial, pero eso es lo que hace que se convierta en importante, supongo".
En cierto sentido, La noche de los muertos vivientes, estaba sobre el alambre, así que "Amanecer de los muertos” sería un pastel en la cara de los consumidores y la gente vio una especie de lucha contra el consumismo en ella. La única forma en que podría hacer una película como esta es ocultar el mensaje - a menos que sea una idea actualmente aceptable. Ahora, no se puede lanzar de la manera que lo hice".
Para muchos, me incluyo, El Día de los Muertos sería la más redonda y divertida... Luego. Hice “Tierra de los Muertos”, que fue la mayor película de zombies que había hecho nunca. Ese dinero fue en gran parte a un horno de fundición y el presupuesto de puros de Dennis Hopper, que costaría más que toda la producción de “La noche de los muertos vivientes.” Hoy, debido a la “Guerra Mundial Z” y “The Walking Dead”, no puedo lanzar una pequeña película modesta o socio-política... Ahora, no se puede. En el momento que se menciona la palabra “zombi”, tiene que ser: “Hey, Brad Pitt pagó 400 millones de dólares para hacer eso.”

Con Zombies, no se pueden hacer planes de futuro...

Durante casi 50 años, un impertérrito George Romero ha revivido con su legado zombi, fresco e imaginativo por muchos años más. En 1968, dirigió con presupuesto escueto y hoy la resonancia de la película es innegable: los muertos vivientes son el mayor motivo de la moderna generación del terror género y millones de aficionados tienen a Romero en un pedestal por su inteligencia u osadía.
Aún así, Romero puede estar tranquilo sobre el impacto cultural de su primera película de muertos vivientes, que sigue recibiendo apoyo institucional. A pesar de que nunca enterró su éxito debutante, los medios le convirtieron en un director irregular, capaz de combinar secuencias brillantes con paseos sangrantes, e incluso ciertamente mediocres en diferentes secuencias de una misma película.

En 2007, tras “Diario de los Muertos”, uno de los productores comentó: “Vamos a hacer otra rápida.”
"Pero, no sabía sobre qué más, podía hablar, una vez tocados los medios. Yo no tengo nada más que hablar. Así que decidí volver a la premisa original de la incomprensión y gente que no es capaz de ver el punto de vista del otro. Quizá un western y la siguiente un noir. Entonces, de repente, vino “The Walking Dead” y era una historia de zombies con zombies causando estragos. Eso no es lo que estoy a punto de producir en Road to the Dead".

La primera película se hizo de forma económica, ¿por qué no preguntas a los fans por apoyo para hacer otra película?
Oh chico. No lo sé. Mi hijo ha estado tratando de recaudar dinero para una precuela de “Muerto vivo”, ya que “la noche de los muertos vivientes” está en el dominio público. Pero él nunca fue a mis socios, Russ Streiner y Jack Russo, para obtener su visto bueno... Soy un tipo antiguo que se ha quedado atascado con la tradición y si personas tradicionales no quieren darme dinero para hacerla, entonces tal vez hay una razón para ello".

¿Se mantiene al día con las nuevas versiones?
Yo no. Soy un chico de películas Turner Classic. Prefiero sentarme aquí y ver algo viejo que cualquier cosa nueva. Voto en la Academia y obtengo todos los screeners, pero tan a menudo, estoy decepcionado con todo el material y los beneficios comerciales, que preferiría no votar por el ganador".

¿Cuándo revisa La noche de los muertos vivos”, la siente como una película política en retrospectiva?
No. Simplemente es, lo que parecía. No parece de esa manera en este momento para mí. Tal vez sea, porque no puedo borrar las cosas que estaban en nuestra mente cuando estábamos haciendo el filme. Olvídese de la carrera... se trataba de personas atrapadas en una situación en la que el mundo está cambiando exteriormente. Sí hubo una modificación de fondo pasando el tiempo, pero estos chicos todavía están discutiendo acerca de ir, arriba, abajo, bla, bla, bla... Eso es todo lo que veo en ella".

También se abordan nociones preconcebidas sobre la vida doméstica.
Fue la idea de unidad familiar. Todo se está cayendo a pedazos en aquel entonces, en 1968 todo era sospechoso: familia, el gobierno y, obviamente, la unidad familiar que, en la “Noche de los muertos vivos” colapsa completamente. El mensaje es: “Oye, ¿es qué no podemos llevarnos bien? Si ellos se juntaran, estarían bien. Es exactamente lo que está sucediendo ahora en los Estados Unidos, dividido en dos. Si usted es un republicano, no puede votar de esta manera, y si demócrata no puede votar de esta otra. Es basura, sólo basura".


Creó la nulidad de voluntades humanas, pero poseía una inteligencia altamente contagiosa. Se echará de menos su visión clarividente del futuro... Ahora veremos otros procesos degenerativos (o regenerativos, según se mire) de estas dos jóvenes divergentes, Maggie & Melanie, en las diferentes manos de dos directores que empiezan sus carreras con el frío de la muerte, enfrentada a la juventud. Antes de la llegada de Road to the Dead.

Tráiler Night of the Living Dead (1968) - Director George A. Romero



Tráiler Game of Thrones Season 7

lunes, 24 de julio de 2017

The Girl with All the Gifts / Maggie.

La Muerte de un Cerebro... George Romero.

Antes de comentar algo sobre una nueva historia relacionada con muertos vivientes, llamada The Girl With All The Gifts, voy a rendir un pequeño homenaje al director George A. Romero. Un visionario que engendró las primeras películas de este género para definir la forma de aterrorizarnos y cambiar nuestra forma de percibir el horror en el futuro. Imagino que la muerte, es un pozo tan oscuro como aquellos sótanos que al director del Bronx, le gustaba fotografiar con garras intentando destrozarte en la oscuridad.
Por desgracia, Mr. Romero ya no podrá ver acabado el filme que proponía en su último guion, Road to the Dead. Un proyecto que parece dirigirá su colega Matt Birman y continuará la saga más prolífica en la historia del cine de terror. Además, como buen creador y guionista, ha dejado escritas otras narraciones sobre temas diferentes, que no estarían contemplados bajo la mirada de ese próximo desastre producido por nausebundos contagios o jugando con nuestro ´cerebro` hasta el final de los días de nuestra especie.

George Romero tenía 77 años y ha dejado un preferente lugar en el género, tras esta nueva era marcada por las críticas al comportamiento civilizado ¿? de los seres humanos, que deriva en una fiebre zombie que observamos en las pantallas. La carne putrefacta ha invadido nuestro hogares, sólo con pulsar el botón de encendido de los televisores, en la actualidad (con filmes como la versión de Amanecer de los Muertos por Zack Snyder, la franquicia de Resident Evil o la serie de mayor éxito en los últimos tiempos, The Walking Dead), pero, que habría comenzado con aquella visita inesperada a un cementerio apartado, sinuoso y empinado, en tétrico blanco y negro en las afueras de Pennsylvania.
Curiosamente, la película tuvo el mismo impacto que produjo Psicosis años antes, y que con sus estertores de muerte, cambiaría los orígenes de aquellas historias caribeñas pretéritas. Leyendas sobre la vuelta a la vida a través de los rituales de vudú, como ocurriera con las invasiones extraterrestres, o la sustitución de los monstruos clásicos por la amenaza psicológica más real y terrorífica, de los serial killers. Un cambio criminal que sugiere la involución continua de la inteligencia y nuestros valores como sociedad avanzada.

La Noche de los Muertos Vivientes de 1968, imagino, seguía los pasos provocadores de El Carnaval de las Almas de 1962 y, de hecho, sentó como un puñetazo en las entrañas, todavía intactas de muchos espectadores de la época. Un recuerdo cinematográfico con la imagen del maestro del horror, ahora que está a punto de cumplir medio siglo de existencia, como una visita irrespirable que acompaña nuestros temores más profundos, y que sobrevuela el ambiente alrededor de un próximo apocalipsis de la humanidad. Por supuesto, descanse en paz, si le dejan... el maestro del terror moderno y la resurrección de la carne, ya no podrá respirar esta atmósfera purulenta, aunque seguirá siendo recordado, más allá de ese territorio inhóspito... el Bronx radical de los años cuarenta o cincuenta, y posteriores invasiones de drogadictos, sobre las calles donde creció un muchacho llamado George Andrew Romero.

Pero antes de hincarle el diente a la historia zombie, ahora estudiaremos algunos casos representativos de la degeneración (o algún proceso regenerativo, según se mire), con las historias sufridas de estas dos jóvenes divergentes. Bajo el prisma visual y las manos de dos creadores con miradas diferentes, como el diseñador gráfico y novel director Henry Hobson de Maggie, y un evolucionado Colm McCarthy surgido de las entrañas de la televisión y sus productos en serie. Vayamos por partes, como dijo Jack el Zombie:

THE GIRL WITH ALL THE GIFTS
Melanie: La Chica surgida del frío.

Este drama apocalíptico de horror, dirigido por el escocés Colm McCarthy (tras su primer filme Outcast y algunos episodios de importantes series como Los Tudor, Doctor Who o la aclamada Sherlok), este filme distópico de horror y supervivencia, ha definido una nueva mirada de contemplar las epidemias mortecinas, haciendo crecer y desarrollarse, aquella semilla que plantase Romero en la imaginería colectiva, con nuevos y evolucionados bríos.
Escondido en la profundidad de la tierra, tras un título bastante desorientativo, oculta bajo la vegetación invasiva y regeneradora de la campiña británica, Melanie: La Chica con Todos los Dones, proclama a gritos con inteligencia, algunas de las ideas narrativas, conceptos y aspectos visuales, más interesantes generados en los últimos tiempos, alrededor del género de zombie. Sobre todo, considerando a un espectador, que no ha sido imbuido por el espíritu carnívoro de Frank Darabont y sus muertos vivientes televisivos, paseando sobre las tierras contaminadas del estado de Georgia... las mismas que tras una contienda cruenta y cadáveres por doquier bajo el horizonte enrojecido de Tara, Olivia de Havilland gritara en la piel de una Scarlett O´Hara furiosa y vengativa, pregonando las palabras de la escritora Margaret Mitchell, al viento: "Juro, por Dios (... o el diablo) que jamás en mi vida, volveré a pasar hambre",
... y en esas estamos, con bocas hincándole el diente a cualquier ser vivo que se cruce en su ciego camino.

Pero volviendo al filme, en él convergen las inquietudes vitales y ganas de mantener su libertad y vidas, tres generaciones. Condicionadas por tres mujeres marcadas por los acontecimientos exteriores, con sus diferencias en cuanto a su perspectiva racional y genética, con distintas respuestas que dar a unos hechos tremebundos. Cuando, en el interior de un refugio gubernamental, una instalación experimental, se erige como residencia para jóvenes con determinadas características mentales y una posible bocanada de aire fresco. Si el hambre voraz lo permite... la solución puede estar en el medio salvaje, incubando para detener la infección en superficie. Seres que tras la contaminación, corriendo por el interior de sus venas, aún no tan pútridas, son vapuleados, estudiados y confinados, a salvo de esos seres hambrientos que invaden el exterior en una guerra infinita. ¡Ojalá fuera todo tan sencillo!
Los siguientes minutos, se pueden convertir en una pesadilla distópica para nuestras futuras posibilidades como especie, perseguidos por muertos descerebrados y, quizás, novedosas variantes mutantes que crecen por ahí. La aparente calma y seguridad, está interpretada por la joven actriz Sennia Nanua, con su gesto de chica despierta y valiente, que se quitará la máscara propia de la intransigencia y arrancará la venda de los ojos de otros perdidos como ella, para intentar defenderse del terrible final que amenaza a la sociedad, llamémosle semi-inteligente.
Este aviso natural, me recuerda a los postreros instantes del astronauta George Taylor, caminando sobre la playa de un presente-futuro, Planeta de los Simios, ideado por el novelista Pierre Boulle y dirigido por Franklin J. Schaffner. ¿Qué hicimos...? Y yo que sé, Charlton Heston.

Ahora aquel sorprendido, es una Gemma Arterton que intenta escapar y se convierte en protectora de la muchacha, aunque se cuide de algunos procedimientos para nutrirse fuera de las instalaciones, en un exterior invadido por garras y fauces. Cuando no corren, intentarán propagar sus valías y poderes heredados, contra esas presencias malignas, se dice alimañas, que persiguen dominar el planeta sin cerebro, te suena ¿no?... Por supuesto, veremos las proximidades de un Londres devastado que, curiosamente, fuera del rodaje por ciertas localizaciones en la Isla invadida, una Inglaterra desde las West Midlands y la urbanita Birmingham, se decanta por entrelazarse con territorios alejados. Otro mensaje tal vez, cuando los escenarios se adentran en los terrenos conflictivos de una Ucrania post-apocalíptica y su Chernobyl particular.
Por tanto, frente a esta imparable infección carnívora y su curiosa forma de reproducirse, esporádicamente, la salvación dudosa se manifiesta como una forma de regeneración en la devastada superficie terrestre. Considerando una novedosa y eficaz derivada, hasta ahora no hallada en los registros cinematográficos que recuerde, pues manejaría la propagación como una diáspora de muerte vegetativa; mutando la consiguiente carnicería zombie y los reflejos bélicos de comportamientos introvertidos o genéticos, ciegos por llamarlo de alguna forma, que significa el abandono de las buenas costumbres como humanos. O malas, según se vea o... sepa la presa. Aquí, el segundo punto que me recuerda la obra insigne y asilvestrada de William Golding.

La bella Miss Arterton será la encargada de dirigir estos pasos dubitativos, entre figuras amenazantes y sibilinas, golpeando sus cabalgaduras acorazadas. Parecen tontos de remate... como mezclas cuánticas dentro del cuerpo de una modificada superviviente y acosada por voracidad cárnica. Se formará un grupo, casi casual, que se tendrá que enfrentar con tacto, y algunas balas dirigidas a la cabeza, mostrando un gore calculado, a aquellas fieras multiplicadas. Entonces, entra la tercera pata que se identifica con una idea sacrificada e incomprensible (aunque no tan descabellada como parece a priori), ya que parte de la premisa médica de la investigación. Con la doctora interpretada por una estupenda Glen Close, que anuncia un regreso con fuerzas renovadas, mas convaleciente y ofuscada por los hechos ocultados tras aquellas paredes, que cayeron bajo el sonido de las trompetas.
Por lo tanto, se completa la conjunción astral, triangular, que establece las pautas de una odisea cinematográfica en busca de interesantes respuestas a las dudas... e inolvidables silencios.

La invasión, tras la masacre... la redención tras la caída. Establece la actuación estelar de un grupo dirigido por aquel Señor de las Moscas, que pregona las posibilidades de un nuevo amanecer... lejos de aquellos muertos recreados por el revolucionario George Romero.
En este futuro, podríamos encontrarnos a cualquiera, a la vuelta de la esquina, como giro de la evolución a los orígenes. Aquí, en las desvirtuadas ciudades, la vida se detiene, en una especie de cambio natural y genético, contra la contaminación y el ruido, como si otros nuevos simios nos invadiesen y silenciasen, donde los militares juegan con sus armas a ráfagas, y su pensamiento bélico se estrellaría en la multitud de rostros y dientes. A pesar de los esfuerzos titánicos y las estrategias raciales, de una avanzadilla formada por los actores, Fisayo Akinade, Dominique Tipper (Fantastic Beasts and Where to Find Them), Anthony Welsh (Starred Up), un fantasmal Daniel Eghan en plena expasión profesional (The Hatton Garden Job, Justice League) y comandados por el actor Paddy Considine, director de la magnífica Tyrannosaur y a la espera de su nueva creación Journeyman. Este tipo es grande y se merece un final, a la medida de su cerebro...

La inteligencia es una de las bazas ganadoras, disuelta sobre este futuro cercano y maléfico, donde la sociedad ha fracasado en su intento por controlar el propio destino y sus posibilidades para mejorar las capacidades médicas de una posible cura. Donde una profesora, lista como el hambre, se puede erigir en la protagonista de la nueva versión del libro de las especies, si se lo permiten otras bocas ansiosas... por aprender. Y cuyo director, Mr. McCarthy, podría confirmarse frente a los seguidores del género, después de filmar la serie Peaky Blinders y ser el autor material de un piloto sobre el viejo Krypton de DC Enterteiment. Veremos, u olfatearemos, su futuro.
Porque, en The Girl with All the Gifts, logra dar unas explicaciones convincentes y precursoras de otra concepción del tema. Mejoras en el desarrollo de las escenas de acción, con multitudes no falseadas por códigos binarios, y apostando por la narración creativa o la agilidad de movimientos de cámara por los variados escenarios. Por tanto, una cinta que proclama el deseado suspense. Esta escapada de la pequeña Melanie, enfrentándose a los miedos futuros, con pausa e inteligencia, tiene momentos placenteros entre los clásicos. También, secretos respecto a episodios intermedios o paralelos con la volátil infección, que transforman los paisajes naturales en campos de batalla y los edificios de la ciudad en verdaderas trampas, para ratones con almas. Y sin necesidad de camuflarse con sombras. Es decir, el filme posee una claridad de ideas, no tan habitual hoy, junto con nuevas perspectivas para la sugestión del público y la presencia de unos podridos con buenas hechuras, o texturas de un maquillaje afectado y logrado. Tampoco guiados por un exceso de CGI.

Además, mantiene buenas interpretaciones por parte de los protagonistas, vivos y no tanto, que indican tratamientos que renuevan el panorama de este género, tan depauperado o denostado a veces. En definitiva, este caso apocalíptico de La Chica con Todos los Dones, se resolvería mediante la unión de generaciones de mujeres frente a la muerte heterogénea, con la posibilidad de una nueva forma de vida. Un don más allá de la memoria. Donde la clave, apenas tiene 14 años de edad y es ganadora ya, de un premio en el Festival de Sitges, gracias también a las pautas del best-seller escrito por el novelista Mike Carey. Una historia deudora de Romero, con sus interesantes códigos genéticos y sus pausas atentas, verdes y zombificadas. Más una estética perfectamente conseguida y plagada de ritmo o cadencias reflexivas.
Algunos críticos la comparan con otra cinta reciente, Maggie, interpretada por Abigail Breslin y Arnold Schwarzenegger, pero, si bien existen ciertas similitudes que veremos a continuación, en la narración, Melanie es mucho más activa, aunque igualmente sigilosa. Ya que esta Melanie, se alza a la atmósfera y descubre sus capacidades contagiosas, como una agradable sorpresa.

Una viaje confuso y vacilante, justo en el preciso momento que, un servidor, pensaba que los durmientes estaban dando sus últimos coletazos sobre la faz de la Tierra y el cine. Con derroteros desiguales, tras apuestas comerciales y baldíos episodios cámara en mano, cercenados por ciertos giros en primera persona de Romero y episodios cómicos. Con todo el respeto a su figura, discutida la trilogía Land, Diary y Survival... of the Dead. En este lugar del relato, se despiertan las antiguas sensaciones que marcaron la Noche, Melanie se levanta sin indulgencia y contraataca, revela impresiones que apuestan por la construcción de la intriga cinematográfica, la amenaza escondida, la sugerencia hasta las últimas consecuencias de la antigua existencia y la propagación de savia nueva.
En consecuencia, la película posee algunas aportaciones gráficas que cambian la efigie de aquel miedo recalcitrante, que sorprendiera a las salas de cine, con una invasión mortífera sin alma. Producida por BFI con buenos efectos especiales de Automatik VFX (La Autopsia de Jane Doe) y que valió cuatro nominaciones a los British Independent y otra a los BAFTA británicos. Destaca y sorprende en varios aspectos narrativos también.

Sin duda, una destacable herencia para la ingenuidad voraz de aquel Romero recalcitrante, en el tiempo, que garantiza cierta capacidad de regeneración para próximas fechas e ideas, a las puertas del 50 aniversario del estreno (prácticamente inmortalizado y restaurado) de aquella clásica cinta y el mito zombie. Hoy casi romántica, Night of the Livind Dead, tiene buena sucesora en Melanie y su entretenido juego. Vamos que si te gusta el terror, deberías obligarte a visualizarla, respirar y abrir tu mente dormida... no dejar a la amigdala tan relajada y abierta en canal, que no pueda ser reanimada. Of course!

MAGGIE.
"La hija zombie de Terminator"

Ciertamente, he sufrido una desconexión con el género de muertos vivientes, que he tardado un tiempo en recuperar. Primero, a través de las dos películas tituladas Contracted que señalaban los episodios sucesivos de una contaminación viral, dentro de los domicilios particulares de los afectados. Esto es, una especie de Fido, pero con un sentido más realista de lo que sería una infección de este tipo, con la voracidad corriendo por nuestras desprotegidas calles.
Por eso, he reaccionado con estos comentarios actuales, y la visualización del filme Maggie, dirigido por el director principiante Henry Hobson y el guionista John Scott III, e interpretada en el papel de zombie por Abigail Breslin, aquella simpática Miss Sunshine que devoraba la cámara, girando a continuación a un lado más oscuro, hasta que el apetito insaciable se apoderara de ella, como héroe juvenil en Zombieland. Aquí, mucho más limitada en sus movimientos, introspectiva y sigilosa, hasta que papi Arnold se lo permita...

¿Qué ha ocurrido en estos dos años? Pues que la coproducción de Lionsgate (entre Suiza y USA), se ha decantado por la introspección y el desbordamiento sensible de las familias afectadas. De tal forma que, el interés se centra en la cantidad de lágrimas que pueden componer la receta a todos los males intrínsecos en la cinta, vamos, que la infección es más caprichosa que un hijo tonto.
Realmente, con esta Maggie pululando por columpios y disecciones, nadie sabe a ciencia cierta cuando se produjo el primer brote, pero sí, que el caso se ha distendido en exceso, llegando a una evolución sucesiva de seis meses. Donde daría tiempo a dialogar entre los susodichos y establecer el remedio justo en el momento en que los ojos se vuelve vacíos y la amigdala te pide papeo... Personalmente, creo que la temporalidad más reducida tendría su reflejo en la proposición de la película Contracted, más aproximada con aquellas reglas contagiosas que se establecieron hace tiempo y que todo aficionado al género acepta, sin discusión.

El caso es que las alteraciones en el comportamiento, del infectado y sus familiares directos, afectan directamente a la convivencia familiar y a las conversaciones en la oscuridad, reflejando las dudas que derivarían de tener a una zombie hambrienta correteando (bueno, tambaleándose) por nuestro jardín y visitando nuestra habitación a media noche. Viendo como te vas degradando, hasta que te coman los gusanos por dentro, llorando por una comida de nada, proponiendo a tus hermanitos para la cena, olisqueando tu cabello sin lavar en varias semanas, yendo a fiestas con tus amigos no-muertos, antes de ser internados para siempre, o nunca. Con la policía pisando los talones a tus padres, y los vecinos acercándose para proponerte una fiesta de despedida, donde tú, puedes ser el principal ingrediente. Y, ¿los estudios de la joven qué...? Nada, quién va a querer continuar alimentando su cerebro, cuando el tuyo es más sustancioso...

Por tanto, en seis meses, te daría tiempo a cortarle las uñas al zombie, tres o cuatro veces. Notaría como el Licor del Polo va perdiendo su efecto y la comida en la nevera empieza a pudrirse, porque la niña ya no quiere esas minucias. Además, las lágrimas derramadas entre todos los miembros de la familia, llenarían una bañera, o incluso una piscina nueva en el jardín, al lado de los columpios asesinos... ¡En seis meses!, tu mujer acabaría harta con tu flexibilidad a sus caprichos carnívoros, tanto que, dejaría el cuchillo escondido bajo la almohada y se iría a vivir con sus padres, que son los tuyos políticos. Y la poli, ahí, llamando cada dos por tres a tu puerta, diciendo: "Arnold entiende la situación, escucha los consejos de los médicos... y si aún no es tiempo, lávala un poquito. Que ya apesta paseando por los alrededores...

En la epidermis pútrida de estas familias y sus relaciones privadas, subyace la cura a una enfermedad temible, que te devora por dentro, comenzando por tu grasa superflua. Que va minando tus fuerzas, observando la degradación y la voracidad que se come a tus mascotas, mientras la medicina moderna se ve incapaz para conseguir una cura infalible, sólo un lento camino e inhumano, a la desmoralización. La historia de sus vidas y sus tiempos muertos, crece y crece sin parar, notas el hormigueo corriendo por los dedos de tus pies y bostezas, porque, salvo algún susto infrecuente, te ves envuelto en otra conversación interminable sobre el futuro, cuando tu familia se cae a pedazos, tronco.
Arnold Schwarzenegger ha vuelto al género, tras el Terminator más brutal, los Depredadores más despiadados y El Fin de los Días, para demostrar que el tiempo es relativo, cuando no se trata de una película intimista sobre zombies. Cuando cada cambio, se lo come la enferma a solas, cagánd... acordándose de tus muertos. Mientras, tu mujer, interpretada por la inolvidable Joely Richardson (hija del recordado Tony y la increíble Vanessa Redgrave) nos recuerda que ella lidió ya, con el más allá, en la angustiosa Event Horizon, y vio cosas que dejan a Maggie, en una mera aficionada a la carne.

Tu hija, Arnold se trasforma en una alimaña, no te das cuen... qué te va a comer el finstro duodenaaalll! No puedo, no puedo, aarl, noool!
Tan ralentizado va el proceso, que los seis meses parecen convertirse en años, la irracionalidad pasa por más fases que una carrera de maratón y, en consecuencia, el sufrimiento se estira como un chicle que llevara masticado horas, meses, lustros... contaminando toda la casa y adyacentes, besándonos con la lengua llena de llagas, goteando como un tubo de escape contaminante, hasta límites insospechados de sensiblería. Alterando todas las reglas básicas de las correrías de muertos vivientes, aunque tiene algún punto práctico de interés. Proceso indoloro o por la vía sanguíneo rápida...

De manera que la infección se propaga, mientras haces tus necesidades o sueñas con los angelitos, si puedes. Los segundos que pasan, se vuelven tan pesados y abultados que una erección podría llamar la atención por exceso de concentración de sangre y carne... y la película nos introduce en la intimidad hogareña y nos riega con sus pesares o decisiones futuras, contaminados a ratos, dividiendo la integridad familiar y los miembros (o miembras, como se diga), estirando un miedo intrínseco que podría llegar a las próximas navidades, vaya regalo.
Ese mayúsculo dolor se retroalimenta, con el amor de padre, con la indiferencia de madre, con el policía que no te entiende, con el amigo que te aconseja la vía rápida, con el médico y sus ocurrencias, supuestamente graciosas, con el novio que se cae a pedazos, los amigos y su típicas fogatas o diálogos sobre la muerte, la extradición a marchas forzadas... el irresistible sabor a la sangre.

Sin marcha atrás, ya tienes que terminarla.
Hay que tener sumo cuidado con los toqueteos u olisqueos cercanos, no vaya a ser que le guste tu sabor a tutor. La incubación de un virus, fuera del hospital y los cuidados intensivos, puede dar resultados poco apetecibles. O mucho, depende del sujeto. Y, toda esa responsabilidad en las manos de los familiares, es tan excesiva como comprometida con los vecinos, con los compañeros del cole o invitados a una cena, con los animales del bosque y los patos del parque, con la vendedora de cupones o el charcutero... aunque, se garantice cinematográficamente, una complejidad en sus drásticas relaciones privadas... y el riegos a algún pequeño chupetón, o mordisco más bien. ¡Qué aproveche!, gracias Romero.

Tráiler THEIR FINEST, de Lone Scherfig.


Tráiler THE HATTON GARDEN JOB, de Ronnie Thompson.



Cinemomio: Thank you

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