El Orgullo de la Fe, según Martin Scorsese.
Silence es una película estadounidense con corte de drama histórico, dirigida por Martin Scorsese y escrita por Jay Cocks, basada en la novela homónima de Shusaku Endo. En esta coproducción actual entre Italia, México, Japón y EEUU, se trata el viaje de dos jóvenes de nacionalidad portuguesa, de la congregación de los jesuitas que deberán acudir al rescate (físico o espiritual) de un misionero desaparecido durante su misión por tierras niponas.
Su historia se desarrolló durante el siglo XVII, enfrentándose a una persecución violenta contra los campesinos que descubrieron la fe católica y la existencia de una inquisición feudal con una metodología parecida a otras conocidas en el mundo occidental. El Japón de 1640, se había convertido en una frontera infranqueable, dónde se cometían atrocidades contra los incautos que abrazaban otras confesiones para preservar la propia identidad nacional, tanto cultural como las creencias metafísicas de la religión budista y las diferencias con el pensamiento católico. Por tanto, no había cabida para difundir las enseñanzas del cristianismo ni la palabra del verdadero protagonista del relato histórico, el padre italiano Giuseppe Chiara, aquí interpretado por un neutro y silencioso, pero siempre efectivo Liam Neeson. Este actor irlandés tiene proyectos con interesantes y directores, además parece tener firmado para meterse en la dura piel de un héroe cinematográfico, como el detective Philip Marlowe, creado por Raymond Chandler.
La violencia queda sometida a largos periodos de resignación de los protagonistas, interpretados por dos antagonistas cinematográficos, el super-héroe Andrew Garfield y el oscuro Adam Driver, en dos papeles que se alejan de anteriores trabajos menos reflexivos. En este proceso de producción iniciado por Martin Scorsese en 2014, se produjeron continuos cambios que postergaron el complicado rodaje que mezclaba un reparto internacional y la alambicada situación de tres idiomas contemporáneos (inglés, japonés y latín) compartiendo aquel periodo del siglo XVII. Además del traslado del equipo hacia tierras de China y, esencialmente, Taiwan.
Otro dato relevante y algo desconocido o perdido en el tiempo, consiste en la existencia de una versión anterior de 1971, titulada Chinmoku (Silencio) del director japonés Masahiro Shinoda y que estuvo nominada a la Palma de oro como mejor película en el Festival de Cannes de ese año.
En el guion de Jay Cocks, que ha trabajado varias veces con el director neoyorquino y autor del texto de Días Extraños, existen muchas referencias metafísicas, cuestiones contradictorias y dudas existenciales, cerca de un territorio interior donde los hombres poderosos, hablan y hablan sin parar, expresando opciones que son equivocadas o alegorías que no pueden ser demostradas. Como la exégesis de aquellos textos antiguos, enfrentada los intereses particulares y la idea colectiva de sociedad. Quizás por este motivo, además del ámbito político y económico, los seres humanos no se entienden entre sí y acaban abrazando aquellas acciones radicalizadas, con el uso de una violencia más extrema.
Históricamente, han desarrollado profundas diferencias a la hora de hablar de sus creencias o credos indemostrables, con el fin de establecer la manera de encarar aquellos problemas adicionales que están relacionados con su fe o defenderse de las posibles amenazas del exterior. En definitiva, durante décadas se suceden focos de violencia y totalitarismo (fundamentalismos) que conocemos por determinados periodos sangrientos de la historia, y que se repiten sucesivamente atacando nuestra convivencia o esa supuesta libertad de elección. Al final, la defensa de esta libertad, cae en un bucle inaudito que peca de la misma intensidad o frustración que entonces.
El director Martin Scorsese, ha expresado su interés por los actos violentos y personajes atrapados en un inconstante pensamiento que fractura su propio humanismo o la identidad en un grupo social, desde taxistas o conductores de ambulancia extralimitados, hasta boxeadores, artistas cómicos o "familias´2, que exprimen sus ideas y experiencias en contacto con la violencia. Scorsese ha reconstruido un periodo de expansión y descubrimiento personal, bajo ese choque de civilizaciones, entre un Japón dominante y feudal y la católica Europa, lleno de percepciones y de valores contrapuestos. Una visión tan sugerida por los dioses como por el autor de La Última Tentación de Cristo, que haría tambalear los cimientos de su propia existencia o la labor mediática de aquellos guías espirituales.
Las nuevas reglas fundamentales, modificarían las raíces que soportan el pensamiento colectivo de una nación y la estructura social del pensamiento, pero especialmente, el entendimiento entre las diferentes capas o poblaciones que representan una cultura milenaria. Por ello, en su última película Silence, confluye un cierto aspecto documental, ligero y pausado, en un género cinematográfico que le interesa especialmente dentro del oficio y labor creativa, volviendo a demostrar o experimentar, que la cruz o la mochila del miedo, es la única forma de atravesar ese infierno indefinido del conocimiento y las ideas metafísicas. Frente al poder de las armas, plagado de exigencias personales, dolor, resistencias estoicas y dudas existenciales.
Un método que se estira y se practica con el silencio. Se observa desde el interior, una celda interior frente a los ejércitos, que derimían sus opciones con sangre, cerrando fronteras físicas y mentales al resto. Más o menos, como sigue ocurriendo en la actualidad, solo que la comunicación se establecería en el silencio de las conexiones globales.
Mr. Scorsese durante su extensa carrera (el contacto con la violencia comenzó junto al indomable Harvey Keitel, en filmes como ¿Quién llama a mi puerta? y Malas Calles), ha retratado estos sucesos sangrientos en la ficción, pero también en circunstancias reales. Donde el poder al margen de la ley o los enfrentamientos culturales son asfixiantes entre las distintas clases sociales, una plaga moderna para poblaciones o barrios de emigrantes, que se convierten en una encrucijada de verdades veladas y culpas silenciosas. Con lenguas diferentes hablando a cerebros de distintas procedencias e intereses, rezando a dioses invisibles con fe inquebrantable, o no.
Tal como se presenta el Silencio, la película y sus bellas imágenes reproducen el pasado con todo lujo de detalles y padecimientos, alrededor de las barreras adicionales que sugiere el pensamiento religioso, con conceptos como "deidad", "sufrimiento", "redención o perdón", "paraíso" o "alma". Algunos de sus temas preferidos, acompañados por su pasión por la música, en una banda sonora de los hermanos Kluge, que mezcla los ritmos orientales y la cultura occidental.
Los guiones de Scorsese, han reflejado las perspectivas intrínsecas que cambian esas raíces culturales y la experiencia de los individuos en conflicto, aquí frente a la palabra de un dios posible. La supervivencia diaria de los que no pertenecen o comparten una doctrina, sobre todo si los métodos pasan por el uso indiscriminado de la fuerza y los gestos tortuosos. Entonces, la transformación nos convierte en otra entidad más peligrosa y extrema, cuya violencia se erige como la protagonista ruidosa de la historia. En el filme Silence, se identifica la religión con una forma de intrusión en la base de instituciones políticas y culturales, pretendiendo modificar comportamientos de los ciudadanos inocentes, en este caso, de ambos sentidos.
Este hecho verídico o proscrito se identifica con la figura identificativa del mártir y la tortura. Por consiguiente, el argumento clásico es una odisea, perdida bajo los aullidos de las olas y el silencioso Sol Naciente, cuyas referencias culturales e ideas van sufriendo una profunda reflexión interna por parte de los espectadores, abandonados igualmente a esa oscuridad silente, sólo sofocada por los llantos.
El analfabetismo guía los pasos, intentando sofocar la miseria y los medios del inquisidor japonés que hará prevalecer sus gustos o el pensamiento nacional, frente a los idearios de forasteros y su estructura divulgadora, o invasora de la religión. En una sociedad que no comulga con la fe, ya que se aferra a la tradición, con una manera de observar al hombre dentro de la naturaleza y sus conexiones metafísicas, como la existencia de un creador universal frente a la de varios seres mitológicos de la filosofía teísta o budismo, que identifiquen nuestras dudas o la culpa con el pecado. En defensa de una serie de prácticas espirituales que, poco tendrán que ver con la realidad de sus acciones y el camino a esa liberación espiritual, con el ciclo regenerativo tras el padecimiento forzoso de la carne.
La religión se retrata como una reflexión, frente a la incomprensión y la prohibición, que se han venido produciendo a través de los tiempos y parece que seguirán aumentando las generaciones de mártires... hoy transformados en simple polvo cósmico. También una muestra del poder inquisitorial, que siempre se ha relacionado dramáticamente con las diferentes confesiones, cambiando el sentimiento o la opinión con sus métodos drásticos, prácticas abusivas o sacrificios. Para demostrar que la crueldad nos define perfectamente, como fieras sin humanidad y escasa inteligencia.
En el camino de los padres, hallamos algunos actores interesantes, como Ciarán Hinds o el fiel Shin'ya Tsukamoto (Tetsuo I-II, Haze), el cambiante presionado o no, Yôsuke Kubozuka, o el inquisidor del estado interpretado por un estupendo Issei Ogata (Hero), y el gran papel de Tadanobu Asano (Mongol, Thor) como un comprensivo, leal e indefinido intérprete entre religiosos y adocenados a la ley oriental menos reflexiva. A este actor le podremos volver a ver junto a Jared Leto en la cinta The Outsider y Thor: Ragnarok, dirigida por Taika Waititi.
Silencio es una buena película, no para todas las conciencias ni públicos que no estén interesados en conceptos abstractos sobre la personalidad humana. Donde Mr. Scorsese ha dibujado un panorama tormentoso con bellas imágenes, entre el humanismo y la naturaleza, plasmando los ecos del pensamiento en un cálido horizonte y esparciendo las cenizas del alma inocente, en la brisa del mar. Una muestra de consejos inaudibles y personales, brotando sobre el paisaje natural e identificándose con el dolor ajeno, soportado en silencio la injusticia, para crear una falsa fidelidad con la tradición o el poder. Aquí, creo que radica la esencia de Silence.
Luego, algunas opiniones de espectadores y crítica, pueden considerar el aspecto piadoso del filme, aunque fundamentalmente, prefiera considerar los aspectos humanos de la fe (sin otras referencias científicas más profundas) y la reflexión sobre nuestra historia y el temor a la muerte.
En el futuro, el maestro Scorsese tiene en mente The Irishman, otra historia paralela sobre el asesinato de Jimmy Hoffa, el sindicalista de práctica mafiosas, que será interpretado por Al Pacino, con el actor Bobby Cannavale, y los míticos Joe Pesci, Harvey Keitel y Robert De Niro. Vamos lo lógico, en estos casos cinematográficos y la memoria.
Por tanto, es una historia que profundiza en las barreras espirituales, pero salta la enseñanza religiosa para adentrarse en una vida de condena o esclavitud moral, mucho más emocionante. Pues, a pesar de la diferencia educativa y los rangos sociales, todos los individuos poseen ese lado salvaje y abrazan la "cultura" del horror, las enseñanzas del poder totalitario, la dureza de los gritos sofocados, mutilados o desangrados. Por otro lado, la persistencia en la figura del irlandés Liam Neeson con su visión resignada, demostrando que la palabra se une al compromiso y la salvación individual. Sin alterar otros valores más demostrativos frente a sus captores y observando que permanecer mudo, a veces, es más adecuado para adquirir una tranquilidad y paz interior consigo mismo. O, tal vez, la respuesta callada del colectivo que no desea el eco físico ni el sufrimiento.
Así, podemos hallarnos ante una cinta compleja dependiendo de la experiencia y los valores personales de cada espectador, que comparte ciertas características de esa violencia explícita en sus filmes más reputados, pero, dentro de un marco experimental y trágico, más personal.
Para hacernos sentir ese dolor de siglos y la falta de comunicación de hoy. Demostrarnos que la muerte puede ser la puerta a un paraíso de silencio eterno y localización dudosa, en el terreno científico, espititual y cosmológico. Una película desmarcada de otras habituales zonas de confort del director y las amenazas habituales a sus personajes atrapados por sus junglas de cemento, pólvora y asfalto.
Esto es, la misticidad y los personajes de Silencio se pierden, más que encuentran algo. En la actualidad, poco podrían exigir los diferentes seguidores de la fe, en el continuo proceso natural de destrucción de la materia, frente a la inmensidad del universo y sus propias leyes creadoras o destructivas. Simplemente, el fin como suelen acabar todas las historias.
Más, fuego de conflicto y cenizas volatilizadas, orientales u occidentales, que provienen del polvo de los comienzos y en él se convertirán. Cuando los focos se apaguen... y todos quedemos como polvos cósmicos ¡Silenciooo!
Silenciosamente con respeto, con esta violencia... sólo resta el Silencio.
The Silent Man, de Peter Landesman.
Tráiler The Irishman, de Martin Scorsese.
Tráiler Justice League, de Zack Snyder.
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miércoles, 24 de mayo de 2017
Silencio.
domingo, 9 de abril de 2017
Paterson.
El Despertar de una Poesía, nada rutinaria.
Paterson, es un joven que observó la guerra de cerca, convertido en soñador con los pies sobre el embrague. Todos los días laborables se levanta a la misma hora, sobre las sábanas de la lírica diaria. Abrazado a su fiel compañera, esos primeros minutos despiertos están repletos de confidencias y sensibles tocamientos para empezar la jornada. Esta cama a la que nos referimos, está sita en la misma ciudad de Paterson en Nueva Jersey, lugar de nacimiento del boxeador Rubin "Hurracane" Carter con sus puños cargados de cloroformo y derechos, del actor cómico Lou Costello (antes de emparejarse con un más formal Bud Abbott) y cuna de Allen Ginsberg que, luego, formaría un lado del triángulo poético y amoroso de la Generación Beat, junto a Jack Kerouac y William S. Burroughs.
Así, limítrofe con el estado de Pensilvania y su tradición del Día de la Marmota, cada mañana despierta con una pequeña actividad sexual sin percatarse apenas del paso del tiempo, solamente en las cosas sencillas que nos rodean. Imperceptibles, excepto para un curioso conductor de autobuses, un escuchador de las voces de sus vecinos o un simple, frecuentador de lo cotidiano o la poesía urbana. Un admirador de los silencios y las pausas, de las risas y diálogos privados, de la naturaleza libre y salvaje de las cosas, de los estados de ánimo, de los poemas de un individuo nocturno como William Carlos Williams, como el titulado Paterson sobre el pueblo norteamericano y su lenguaje callejero.
El arte, seduce como un delicioso dulce, elaborado con cariño y paciencia, o se muestra duro de difícil y pesarosa deglución, para acompañar un habitual coloquio desayuno antes de encarar la jornada. Nada que ver con el día opresivo, el agobio existencial y amor no correspondido de Phil Connors, interpretado por un divertido e inolvidable Bill Murray, en la película Groundhog Day del recordado y simpático Harold Ramis. Aunque, subrayen frases con un fino sentido del humor.
Adam Driver el otrora oscuro Kylo, es ligero, pero aporta su peso en oro a la película. Retrata a la perfección a este tranquilo ciudadano, amigo bebedor de cerveza y pausado guía, que desciende al asfalto cada día, para reencontrarse con las palabras ocultas en el tráfico, en las calles y aceras, en los asientos de atrás o con la belleza, distinguida por las famosas cataratas de su ciudad natal. Entonando sus sonidos y pausas, deslizando los personajes habituales por su libreta, observando escenas cotidianas y sus pensamientos en voz alta, rimando sus propias sensaciones en privado. Paterson, es todo un curso "poco acelerado", de la estructura poética en la calle y sus pasos contemplativos.
La ruptura de lo cotidiano, lo expresa Laura con exaltada pasión, su esposa y repostera casual... por ahora.
Mientras él, conduce y rima; ella cocina sus extravagantes dulces, salpicados con impaciencia laboral y los acordes soñados de una guitarra. Es expresiva (algo redundante en principio) e incansable en sus pruebas culinarias, gracias a la potencia y belleza facial de la actriz Golshifteh Farahani. Son dos mundos diferentes, que se entrelazan al amanecer y se separan mentalmente a lo largo de las horas, una pensando en futuros negocios, el otro enfrentándose a la iluminada imaginación.
Cuando el actor californiano y poeta cinematográfico, sale al exterior, a veces, recuerda aquellos paseos de Jack Nicholson en Mejor Imposible u otras películas con graciosos canes incluidos. Sin embargo, el cerebro que reside detrás de los versos y la cámara, pertenecen a dos autores que se expresan con calidad de textos e imágenes, entre el escritor integrado en la Escuela de Nueva York y profesor de poesía, Ron Padgett, y el director de la pausa, de las conversaciones y el estilo. De la alienación contemporánea y la intelectualidad fotográfica, incombustible como los sueños, Jim Jarmusch.
Se muestra invariable, en contraposición a la longitud de sus estrofas o eclécticas rimas. Habitualmente, se percibe como el auténtico ser, aparentemente privilegiado, que visualiza desde su cumbre hogareña. El animal de compañía de ella, con su trato excesivamente cariñoso, espiando los estados de ánimo en ambos y los ruidos procedentes de su estómago. El perro que evoluciona, hasta convertirse en un confidente silencioso, como la mayoría de las cosas que aprecia. Quizás, sólo mortificado por esas pesadas digestiones, la mirada vespertina al reloj y su pantalla digital, el saludo conciso y al grano (negativo) de su compañero en la compañía pública de autobuses urbanos, ciertos diálogos machistas o revolucionarios de juventud, la charla inconclusa en una barra de bar, riñas amorosas no correspondidas, quejas de la mujer de un jugador, ruidos de un motor averiado, los caprichos de su compañero canino de paseos... aunque, no opine sin ese particular sentido onírico.
Aún así, Jim Jarmusch le concede libertad de pensamiento, de las decisiones correctas a tomar próximamente, o las circunstancias que confluyen en su propia derrota, su escritura semi-secreta, su propio guion de la existencia.
Del otro lado de esta realidad poética, están los encuentros sugestivos con la naturaleza, la piel y el olor de un horno pastelero, el respetuoso cuidado a sus pasajeros, las charlas sustanciales con el camarero o la chica poeta, los derechos adquiridos con el carácter y cierta gratitud por la vida, el sabor de levadura fermentada o el azúcar en los labios ajenos, la crítica calmada sobre la actualidad política y social, un bar de la esquina... La confirmación de un héroe a la fuerza.
Paterson se sincroniza a los paseos, con los interiores entrañables, mecido en brazos del viento, con las imágenes y las palabras. Como un filósofo callejero, aparcaría sus silencios en la barra amiga de un bar, y escucharía del otro lado, con la pasión de un cinéfilo. Un rapsoda de vidas efímeras y anónimas, amante fiel, fotógrafo de instantáneas curiosas, como la de los artistas y personajes pinchados sobre un corcho en la pared de un local conocido. Un desafío diario al aburrimiento, un reto al desamor y la desesperanza, a los trucos de gemelos en una partida de ajedrez o espejo atemporal, tal que Alicia visitando su propio país de las maravillas o elementos, menos fantásticos.
Además, cuando el guion de Jim Jarmusch se acerca peligrosamente, al rechazo, por un comportamiento nervioso y repetitivo, exigencias de una futura empresaria o repostera de prestigio, lo suaviza con capas de glucosa, con empatía privada y emocional nada empalagosa. Hacia un final de privilegios caninos, demasiado demandado por un silencio felino y atragantado. Se aproxima a la literatura romántica, Romeos y Julietas, o el cine negro, con esas mujeres panteras que acechan en sombras y el miedo escénico, al amor. Al monumental blanco y negro que subyace en su mundo de colores de su barrio y gestos rutinarios, a las fauces que le devorarán por dentro, al éxito social de ella y ese concluyente, fracaso privado de él. Aunque, con una cálida sonrisa...
En la escucha activa, además de oídos se conduce a una apertura de ojos, reconociendo el romanticismo en las rutinas, el minimalismo intelectual en simples líneas, con rima asonante, a tomarse la cosas y los peligros de nuestro alrededor, con un poco de filosofía, casi como un consejero ascético. Pero con un sentido oriental, práctico, dual como el yin y el yang. Espiritual, callado, risueño y elevado, como la interpretación mágica de Adam Driver.
Ya tendremos tiempo, de ver al joven Mr. Driver y notable poeta, conductor y actor, en competiciones más ruidosas, como la dirigida por Steven Soderbergh sobre dos atracadores y hermanos en la Nascar, junto a Channing Tatum, Daniel Craig y Katherine Waterston, en Los Últimos Jedi del Episodio VIII, a El Hombre que Mató a Don Quijote de Terry Gilliam, incluso, se habla de una película dirigida por Sylvester Stallone y otra por el francés inconformista Leos Carax. Atentos, abrid vuestra mente y escribid... alegre-mente.
Ron Padgett lo hizo y ahora, pertenece a esta película, producida por Amazon Studios y Animal Kingdom. Paterson es simplicidad de un método, para transformarse en algo excepcional. Un viaje a los rincones del proceso creador y el barrio, por los sueños y sus derrotas parciales. Una comida sabrosa, especiada, que deja un sabor agridulce...
Jarmusch desde el corto Café y Cigarrillos (1986), despliega la luz y los terrenos confortables, no exentos de crítica existencialista, cuando su mundo se había exhibido en la oscuridad en tantas ocasiones, sobre el humo y la poesía en las letras de una canción. En hombres marcados por distintos recorridos vitales y conversaciones underground (ejemplos como Mystery Train, Noche en la Tierra o Dead Man), Jim Jarmush vuelve a rimar imágenes en Paterson, encadenando vidas en color, desde otro tipo de animales míticos, como Ghost Dog: El Camino del Samurái, los humos abandonados de Coffee and Cigarettes, la perspectiva solitaria de Flores Rotas, la vida marginal en Los Límites del Control, la poesía decrépita de Sólo los Amantes Sobreviven y la música terminal de Gimme Danger (documental sobre The Stoges e Iggy Pop).
Al final, el poeta observador Paterson es extraño para el gran público, pues no posee móvil u ordenador personal para expresar, usa la atención, un cuaderno y lápiz. Es un personaje, no tan introvertido como parece, es un libro incompleto, una ciudad como tantas del mundo, y notable película... donde se vive a través de la poesía, no por medio de ella.
De hecho, busca la vida simple y la contempla desde el proceso de escritura, para magnificar la obra artística, con la fuerza de la imaginación y... una sonrisa.
Así, este riesgo poético es siempre, asombroso y destacable, como Adam, Jim y Lou...
Homenaje de la ciudad de Paterson a Lou Costello.
Paterson Soundtrack.
Love Poem.
We have plenty of matches in our house
We keep them on hand always
Currently our favourite brand
Is Ohio Blue Tip
Though we used to prefer Diamond Brand
That was before we discovered
Ohio Blue Tip matches
They are excellently packaged
Sturdy little boxes
With dark and light blue and white labels
With words lettered
In the shape of a megaphone
As if to say even louder to the world
Here is the most beautiful match in the world
It´s one-and-a-half-inch soft pine stem
Capped by a grainy dark purple head
So sober and furious and stubbornly ready
To burst into flame
Lighting, perhaps the cigarette of the woman you love
For the first time
And it was never really the same after that. All this will we give you
That is what you gave me
I become the cigarette and you the match
Or I the match and you the cigarette
Blazing with kisses that smoulder towards heaven. Another One. When you´re a child you learn there are three dimensions
Height, width and depth
Like a shoebox
Then later you hear there´s a fourth dimension
Time
Hmm
Then some say there can be five, six, sevev I knock off work
Have a beer at the bar
I look down at the glass and feel glad Poem. I´m in the house
It´s nice out
Warm
Sun on cold snow
First day of spring
Or last day of winterMy legs run up the stairs
And out the door
My top half here writing.
The Man Who Killed Don Quixote, de Terry Gilliam.
Pirates of the Caribbean: Dead Men Tell No Tales, de Joachim Rønning y Espen Sandberg.
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