El otro día me puse, por mera
curiosidad, a ojear a los Saint Seiya del creador manga japonés Masami
Kurumada, experto dibujante de artes marciales y boxeo… y me quedé
profundamente aletargado al poco tiempo. Y eso que, existían en los dibujos del
anime, todo tipo de acciones relampagueantes y luchas singulares, en tierra y
en las capas superiores de la atmósfera. Pero, las cosas se tuercen ya desde bien
iniciado el combate en los cielos mitológicos, cuando me pongo a investigas que
se trataba de una coproducción entre Hungría, EEUU y el propio Japón, con un
director polaco que llevaba varios lustros sin realizar y una amalgama
heterogénea de guionistas e igualmente extravagante de intérpretes.
Ahora, en estas línea siguientes me
debería referir a la película Oppenheimer, por ser el retrato del famoso físico
que trabajara y guiara al Proyecto Manhattan, para desarrollar la más poderosa
bomba jamás creada, antes que el imperio nazi (porque esos sí que eran racistas
e imperialistas) consiguieran adelantarse en la reacción en cadena para dominar
al mundo con idénticas fisiones nucleares. La historia se basa en la biografía
El Prometeo Americano, en este caso, creador de un hijo que devorara las
entrañas de los seres humanos… y por descontado, un verdadero dios de la guerra
en los próximos siglos o más.
Entonces antes de dar más
explicaciones de mi intento de visualización frustrado, quiero recordar dos
producciones muy distintas, en el transcurso de la guerra con visión japonesa,
desde La Mujer del Espía y aquella visión aterradora para finiquitar el problema
mundial y las consecuencias sobre las víctimas de la NO necesaria sobre
Nagasaki, en aquella lección magistral del maestro Akira Kurosawa, titulada como una lluvia... radiactiva, Rapsodia de Agosto.
Pero, si me toca la fibra ver las
repercusiones científicas, filosóficas, bélicas y personales, que se esconden
en la verdad del documental de NBC, To End All War: Oppenheimer & The
Atomic Bomb o El Dilema de la Bomba Atómica. Donde se plantean todas esas
cuestiones que pudieran haber quedado ocultas, como antiguos residuos
nucleares, bajo las alfombras de nuestra memoria. Siempre pensando que J.
Robert Oppenheimer, además de líder carismático y algo introspectivo, fumador empernido, también
fue judío que quería acabar con todo el desastre y un futuro destino terrible del
mundo. Probablemente… Ya veré lo que ha hecho, pues se le nombra en este
interesante documental, al británico Christopher Nolan… ya lejos de la catarsis
temporal de Memento en aquel cambio apocalíptico del año 2000. Y no reventó
nada, ni un puñetero ordenador… salvo el mío hoy, con el calor.
Ahora, hablando del plan y el tiempo,
pegaré un salto hacia el reverso de la rotación cuántica como un buen Supermán,
para sumergirme en la organización de una institución ultra secreta, hija del
MI5 o 6, con la misión de perseguir la marmota en un denominado Proyecto
Lazarus. Hijo del guionista Joe Barton (El Ritual) como la bien considerada por crícitos, serie
anterior sobre triadas en Londres, Giri/Haji… que tengo en catálogo próximamente. Si la consigo
descifrar… en plataforma.
Recordando el impacto que tuvo el estreno munidal del Supermán dirigido por el carismático Richard Donner, que en paz descanse, con guión compartido entre otros por el Robert Benton de aquella pareja mítica Bonnie & Clyde o El Día (de la marmota dorada) de los Tramposos, inolvidables... y el gran Mario Puzo, que de organizaciones sabía un montón... con ese hijo de dios en leotardos llamativos, hijo Jor-El, Marlon Brando, que cumplirá los 45 años en septiembre. Gracias a todos y el inolvidable Christopher Reeve. Por Clark Kent. Ya no existen los héroes...
asín, sorry
El MI5/6 … con esteroides.
El reloj reiterando la hora de una
confusa trama, que se irá esclareciendo, ya nos pone sobre la pista de la marmota.
Incluso, metiendo pequeñas dosis de humor cínico sobre el fin de nuestros días…
o la vuelta a empezar, una jornada de perros… de la guerra.
A un nivel planetario, no
transportamos con Paapa Essiedu y su ´amor`, correspondido, en principio,
olvidando aquel suicidio asomado a la ventana… hasta el final del todo, una y
otra vez. Como una pesadilla de viajes temporales para evitar el caos de lo
inevitable. El desamor… es decir, cada quién por su lado. Muerto o vivo, bajo la levedad.
Para ello, hay que tomarse una gran
carga de emociones galopantes y persecuciones, que nos saquen de la realidad de
estos tiempos caóticos. Que se parecen en algo, ¿no es verdad? Y despertarnos
en diferentes localizaciones, según la narrativa dispara sus amenazas o
concesiones emocionales de los protagonistas. En algunos momentos irreales, nos
puede parecer que visitamos héroes de Marvel con poderes especiales, desde el
Dr. Strange, pasando por Ligas y Flashes Dc y aterrizando en la última (y
virtuosa visión ultra animada) de Spidermanes en el Multiverso, de las cuales
me extenderé hasta parecer a aquel Nicolas Cage alienado, bajo el sofá de Besos de
Vampiro… Conio, ¿he dicho besos? No, no… Delete.
Sin embargo, en este Proyecto Lazarus
de AMC Tv, no destacan los seres poderosos de otros puntos temporales o de la
galaxia… Hey Nicolas? Ni viajamos en vacaciones transatlánticas por el océano
de sectas Dark, como aviso de siguientes apocalipsis por aterrizar en mi TL; ni
pensamos… que se han podido identificar con la idea de una serie de policías
del tiempo, no aquel Timecop u otros Sherlock´s mutantes en busca del asesino,
sino del patrio Ministerio del EntreTiempo. No no, que Lazarus, se ve bien y
tiene excelente producción artística y … narrativa, vale.
Estas organizaciones cuasi
gubernamentales, se quieren desviar de los besos románticos, que nos desvían de
la misión… Salvar la Tierra de los h.d.p. que quieren acabar con ella y con la
convivencia. Y no se les ocurre mejor idea, que con la ayuda de maquinitas de
H.G.Wells sin explicación científica, eso sí, interaccionar con el pasado a
través de posible agujeros de gusano, no de bolsillo. Sino, a lo grande.
La Bomba… Marmota.
Así, sin agujeros negros, salvo el
último de la primera temporada, que viene de una explosión estelar… nos metemos
en los designios del terrorismos cuántico y las divagaciones morales de una
relación. No forzada, salvo en la mente. Mientras las bombas marmotas,
sobrevuelan nuestras cabezas… mantengamos la paz.
Esas situaciones extralimitadas, son
las que dan vidilla, porque nos divertimos con los cambios y la sucesión de
encontronazos de Lazarus, que a veces, es como Magoo, con sus augures y
presagiadores innatos. En cambio, no están tan duchos en la intervención de
consecuencias románticas, pues el amor también puede acabar. En tragedia
personal. Y los besos… son como bombas borradoras de recuerdos.
Lo que importa, además de la acción
trepidante, es esa amalgama de sensaciones privadas de los personajes, elegidos
por sus habilidades o el odio, dependiendo del lado de la fuerza que visiten…
Una y otra vez… modificando sus intereses y las bofetadas de la vida. La
sangre, el timbre, el despertador, las gotas, el resplandor, la Tierra,
nosotros… el Espacio. Qué liante es este Lazarus, por dios.
Sin embargo, salimos airosos y
deseosos de visionar la siguiente temporada ya aprobada. Por sus buenas
interpretaciones, que encabeza el protagonista caótico del filme Men, o Los
Gangs of London, que también los debe de haber… sólo hay que visitar sus
periódicos y sus estrategias. Este es el plasma astrofísico, que tendremos que
dirimir en el futuro y sus consecuencias, que podríamos ver caer a nuestro
alrededor… como besos destructivos. Y luego… no me acuerdo.
El mismo plasma terrorífico que proviene
del firmamento nocturno, cuando en los cúmulos de estrellas… una diga… hasta
aquí hemos ´llegao`. Prometeos… Y se implosiones como ella sola, demostrando
que la fuerza gravitatoria de atracción, no es nada, y que el próximo horizonte
de sucesos, se tragará hasta tu luz. Aplastando a todo aquel que quiera llegar
a la segunda base, o puerta trasera de otro universo. Dónde tampoco existirán
recuerdos, porque el amor deberá resurgir o morir incinerado bajo otra teoría
de supercuerdas divididas en 10 dimensiones, más una temporal, la que saltará por
los aires, bajo la culpa, como en super-rings de boxeo genérico.
Como propulsó la Teoría de
Schrodinger o de casualidad, o sí o no… que el gato quedaría atrapado en la
telaraña, tal que una multitud de Spidermanes, de todos los tipos y condiciones…
como una gran montaña de electrones que chocan entre sí, en giros gravitacionales,
con la masa de cuerpos celestes a gran velocidad… hasta que… Booom! Los pares
se disparan, las partículas se aniquilan, gracias a la fuerza de gravedad de
las estrellas y la presión de labios fundidos… como nuestro Sol.
Lo estamos sintiendo, la Puerta de
Tannhäuser no existe… pero sí, las bombas. Esta es la verdadera Teoría del
Todo, pan, circo… y muerdos. Ah! Y mucha contaminación…
Pero, al menos, con Lazarus nos divertimos
y soñamos un mundo en paz… o no. Comienza el segundo asalto, próximamente… como
en la guerra de Dune.
Vueltas y vueltas, a la realidad,
para nada… Esto no lo arregla, ni Lois… y menos, un Supermán.