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domingo, 11 de diciembre de 2022
Two, Star Wars Stories: Andor & Obi Wan Kenobi. Season I
domingo, 20 de noviembre de 2022
Dopesick
España, inicio de los años 80, una numerosa compañía de zombies desarrapados deambulan por sus calles, buscando una dosis que calme su voracidad. Era la heroína, que poco tenía que ver con las feministas y su necesidad de empoderamiento... sino, más bien, una auténtica pandemia de muerte junenil.
Se podría dar un salto mortal a cualquier rincón del mundo occidental, para encontrar algo parecido en los oscuros huecos de la sociedad, pero, los hombres son los únicos animales que tropiezan dos veces en la misma piedra (sobre todo, si son lisérgicas), y en EEUU repetirían la misma condena a principios de los 90... hasta nuestros días. Pues ya habían pasado por otras oleadas.
Los que se volvieron adictos entonces, si todavía siguen vivos, ahora son un ejército que ha montado verdaderos campamentos de suciedad y podredumbre moral, sin ningún sentido de sus vidas. No hay salida... estamos a finales de 2022, una trilogía que comenzó por allá, en la época de la guerra de Vietnam. En la película Gerry, el tema es recurrente con los regresados del campo de batalla de Afganistán u otros conflictos actuales, y la vuelta a casa. A una sociedad alienada.
De hecho, ya los vikingos en su facción más radical o berserker, consumían ciertas sustancias sacadas de la naturaleza fúngida, para no sentir el dolor de las heridas en las cruentos enfrentamientos físicos. Y era un préstamo a los héroes de Marvel o Dc, pasados por anfetas. Los rusos dicen que lo hacen también...
Así en la historia, la juventud siempre suele recaer para olvidar o recrearse, con sus cerebros devorados por las drogas duras, buscando yo qué sé... con lo que algunos odiamos las jeringuillas en general...
De eso trata en el ámbito social, la comercialización a gran escala del fármaco generalizado en la absurda normalidad camuflada del Oxicontin, elaborado por la empresa Pardu Pharma en manos de la familia Sackler y la búsqueda del máximo beneficio, estos enfermos drogados. Para ello, un trío formado por el Danny Strong, Michael Keaton y el magnífico Barry Levinson, desarrollan la catastrófica historia en una división temporal simultaneada en 8 capítulos para Hulu y Disney+, desconectados secuencialmente, como una revisión juiciosa de aquellos acontecimientos en tres cortes... que derivan también, en sus consecuencias de la actualidad.
En esta guerra, sólo hay perdedores. Desde el fanatismo de un millonario entrometido en la piel del actor Michael Stuhlbarg (Hugo, Dr. Strange), al médico idiotizado por el consumo y el peso de la culpabilidad de Michael Keaton (Mr. Batman/Birdman); hasta esa chica lesbiana, incomprendida familiarmente, de un pequeño pueblo de la cuenca minera de Virginia y los miles de jóvenes que caerían después...
¡Ah, y los agresivos comerciales de la farmacéutica... que canalizan un gran culpa por cierto grado de esclavitud laboral y ética!
Se levanta la sesión... Historia de una Adicción.
La Gran Evasión.
Martilleando... uno, dos, uno, dos... mirando a la nada en una habitación... 40, 80, 160... Todo se repite en el tiempo, hasta las adicciones, legalizadas o no. A fin de cuentas, los vikingos no necesitaban recetas... ni dinero para divagar. Sí, para comerciar o comer... incluso para tener sexo, necesitaban una buena dote o familia. O mucho alcohol en las venas... por Odín, o qué sabe nadie.
Barry Levinson ha contado historias sobre el peso de la conciencia y el culto al éxito, pasando por el juego, la guerra de Vietnam con Robin Williams, caído en combate con su documental profesional y triste "Come Inside my mind", no... también a través de las Mafias y otros soñadores, que propulsaron en caída libre. Sus dos episodios como director, son de lo mejor de toda la serie Dopesick.
Gran Pharma es lo contrario, no se sabe lo que busca... sobre todo, ese gran jefe al mando, que parece que se regocija con la destrucción de las familias y las vidas de los jóvenes. ¿Qué busca... dinero, ya tienen, mucho, ¿reconocimiento...? ¿Es egolatría, o psicopatía social...¨? No sabemos muy bien, pero es la causa de la gran evasión de la salud hacia los opioides y el engaño a grandes dosis. Ingeniería instrumental de agenda.
Para los trabajadores dedicados al duro descenso a la mina, una especie de misión generacional, se convierte en paseo por las estancias de un museo de los horrores. De evasión nada, más bien un aumento progresivo del dolor.
La línea de sangre está contagiada, porque todo un ejército de espíritus evasivos (de sus propias conciencias) tienen la misión de conseguir un buen negocio, para escalar en sus puestos rasos a ejecutivos esenciales en la empresa... y voraces sexualmente hablando.
De lo ocurrido en aquel pueblecito de Virginia, hasta la expansión por la mayoría de estados de Estados Unidos con graves efectos violentos en la sociedad norteamericana, robos y muertes... trate el éxito de la escritora Beth Macy en el que se basa el guión de Danny Strong. Largo título comercial, para un reguero de muertos vivientes a pie de calle, o no.
También se trataba de una convicción que se extralimitaba en las raíces de una familia y sus egos, chocando como pilotos kamikazes, como mal ejemplo de la evasión de todo tipo de trabas morales o de leyes que debían controlar el flujo de la información médica y las contraindicaciones para la salud de los pacientes. Vamos... ¡qué bien merecerían un retiro en una limitada celda como aquel Steve McQueen!
Ping, pang, ping, pang... Erre que erre, aquel si que era un verdadero rebelde con causa. Este es un pobre desgraciado en busca de la dorada gloria y el ascenso megalomaníaco del propio ego. Acabará en la tumba, sin nada. Es decir, que todo se desvanece entre los dedos, mientras los inocentes caen como reclutas de una nueva guerra... que es la misma que de costumbre...
La Gran Evasión de la Sanidad, con determinados profesionales médicos recetando por encima de las necesidades y los resultados favorables en los pacientes. El tráfico evasivo de recetas, saltando de un estado a otro, para aplastar las pastillas que serían esnifadas o inyectadas en el torrente sanguíneo de los yonquis futuros, incluso contagiando a mentes tan ilustradas como un licenciado en medicina con su consulta en las montañas nevadas de noroeste.
Esencialmente, toda una gran cadena de comercio y trueque, una fábrica de explosivos de mentes debilitadas por la adicción.
Es la hora... otra epidemia...
El Bat-médico y la Bat-Cueva.
Sus ojos le vieron dar su última exhalación... otro aviso de la violencia que estaba por venir.
Hemos revivido a varias epidemias en poco tiempo, y continúa... con virus químicos que saltan de cuerpo en cuerpo, animales a humanos, humanos a humanos, variantes... gripes, chinos, guerras mundiales... y grandes empresas farmacéuticas, que se embolsan las ganancias en el proceso de crear nuevas dosis. Estas más genéticas, aquellas de Dopesick, más adictivas que forzadas por una necesidad o ¿cura?... Es la diferencia entre salud... y milagro... para sofocar mínimamente una pandemia, o forjar un imperio a base de mentiras. Dinero consiguen en ambos casos, ¿eh? Esto es una cueva que resuena, un eco sordo... ¡eco, ecoooo!
Eco, las medicinas y las drogas, monta tanto...
Las víctimas ya no se levantan, se quedan ahí tirados como trapos en un basurero... en el que se han convertido los callejones oscuros de las grandes ciudades. Por eso sorprende, que la acción de la serie se concentre casi en la campiña, alrededores naturales y cerrados, de Virginia.
Y Batman, el médico, se incorpora en su sillón, con mucha decepción cerebral en sus pupilas dilatadas y toma nota de la receta, con una buena dosis de incredulidad leguleya y sátira costumbrista... ¡Necesito otra, quiero volver a volaaar! Como buen murciélago, para nada vírico.
Esta serie no para de sorprender por sus ramificaciones y orificios, donde el dinero es un trasvase de efectos contraindicados a la carta, cada uno, de los gramos que el comprador necesite... Si tiene cartera, claro.
Si no... ¡a robar! Que el murciélago nocturno de Michael Keaton, no ejerce, pues maneja. Y bien que lo hace, con otro premio en la cartera por su interpretación del facultativo, que perdió sus facultades en el camino a una excursión prometida... o balneario para murciélagos dopados.
De la luz a la obscuridad, en un proceso en tres pasos... el primero de aceptación de la realidad en el pasado más lejano. El segundo de recreación en el caso, cuando los dos de la DEA y Rosarios Dawson (que está en todas), se persignan ante tanta caída de moralidad y deciden ir a por ellos, a por los de la cabeza de la serpiente... Señal típica de las farmacias en el mundo.
La tercera es la acción, de abrir los ojos ante esa realidad que nos consume, cuando quitas la película de la cápsula y ves que se compone de gránulos corrompidos de la sociedad. Otra capa de mierda... perdón... de guano, que nos mantiene alejados de la verdad.
Dopesick, por tanto, es un duro golpe de realismo industrial, que son las drogas legales... algunas veces piensas, si de verdad sirven de tanto (salvo la penicilina y determinados calmantes)... sobre diferente contextos sociales y temperamentales de los protagonistas. No sé si demasiado novelescos, pues desconozco sus personalidades y voluntades. Pero sí, una producción diferente dentro de los cánones establecidos comercialmente dentro de la televisión.
Y sin enormes superhéroes, únicamente cerebros de ciudadanos comunes, devorados por las zombie-drogas de diseño.
La tele... esa otra bat-cueva de canales comprados, tan repleta de... ¡sick!
Pues esto es Disney+, dando muestras que también sirve apostar por las historias de calidad. Amén, hermanos adictos.
El Buitre... Con la DEA hemos topado...
¡No dopado, eh!
Michael Stuhlberg es omnipresente, con esa cara de fría irresponsabilidad por montera, muy correcto es una papel de mafioso farmacéutico... enfrentándose con el fiscal interpretado en la cumbre por Will Chase, más frío aún si cabe frente al poder económico, y sus incorruptibles (salvo amores y próstatas) encabezados decididamente por Rosario Dawson, antes de Haunted Mansicon con Jared Leto, Winona Ryder y Jamie Lee Curtis, o anterior a Ahsoka y Lucasfilm; más, la pareja de hecho y derecho, formada por John Hoogenakker y el buen Peter Sarsgaard, procedente de una saga familiar vikinga y the Batman, que estará en un próximo James Franco film con Jessica Chastain, la enfermera de The Good Nurse... Hilando todo, que es gerundio cinematográfico de los adictos visuales.
En el asunto lésbico, no me meto, porque no veo demasiada conexión con la historia, salvo crear una tensión dramática de los hechos personales dentro de una familia humilde y religiosa. Ni tampoco con la elección de la actriz, Kaitlyn Dever, que no me creo tampoco en el contexto de la minería y la intoxicación por opiáceos recetados... No es nada personal, es que no la veo en el papel, lo siento de drogadicta abandonada por todo.
Sí que meto el dedo en la atracción fatal de los comerciales, como aquellos lobos de Wall Street, pero de las píldoras legales y las sosis calibradas por billetes dopados, con una atractiva y ávida Phillipa Soo; y Will Poulter, ojos vidriosos de Midsommar, al que veremos en Guardianes de la Galaxia Vol. III como Adam Warlock, ya lejos de los vampiros del money, money, no espacial.
Y Michael Keaton que es dios, está en todas partes... Igual te receta un milagroso medicamento para el dolor de huesos, que te da un par de hostias. Bueno no, se toma otra pastilla y a rezar, por la reden
ción personal del colegiado vampirizado, of course.
A éste buitre leonado, con historia de excesos en televisión y su Beetlejuice a las espaldas del surrealismo, cómico de pesadillas, le va mejor con el dramatismo real, que con la ficción de los superhéroes Marvel y DC, pues parece una catarsis decepcionante y reincidente, tras su Birdman.
Ahora que vamos saliendo de nuestras cuevas, tras extensas epidemias mortales y cadáveres pudriéndose en habitaciones y calles solitarias, nos encontramos con un golpe de realidad paralela con el imperio de las drogas... las farmacopeas industriales. ¿Para qué necesitan tanto, nuestro dinero? ¿Qué esconden en sus cajones...? ¿Lo sabrá aquel primer Batman del cine de Burton...? A mí, casi me mandan al otro barrio, un día.
Y qué significará el código deontológico, cuando te saltas las reglas (al menos en Norteamérica, que parece más fácil) y te dedicas a apilar contactos movidos por la voracidad y las montañas de dinero... Los farmacéuticos tienen estudios, sus familias, no sé... Moralidad, tampoco.
Luego, grandes instituciones dopando las firmas y los anunciantes, fabricadores de mentiras interesadas para conservar su estatus. Primero es la salud, decían. Estos comerciales, gritan "no hay gloria, sin dolor". Pues eso, al cementerio.
Para los agentes de la ley y el orden, o el orden sin ley... ya no hay resurrección posible, sólo luchar por indemnizaciones, otro arreglo muy comercial del derecho. Para el buitre envenenado en los retirados Apalaches, redimirse en su misión de volver a ser médico y pelear contra molinos de viento del pasado. ¡Hay no existe redención posible! Ni venganza como buen chico Batman.
A los gigantes falsarios, es difícil meterles mano, pero viendo la historia real, todo llega con el tiempo y la justicia, parece. Amigo Sancho.
La última pirula.
Esto de las drogas legales, es como una pirámide inversa... No sabe dónde empieza, pero sí, dónde acaba... Oxycontin, otras... o dolor.
Nadie ha inventado un placebo o remedio efectivo, aún.
Mientras ganan un pila de dinero, con el dolor de los otros. A ellos le duele, ¿o no?
Las medicinas, si no están bien consensuadas o testadas, son el timo de la estampita. Un milagro para excéntricos, incrédulos, necesitados de nuevas adicciones... o doloridos ciudadanos.
No sabemos nada de otros cuentos, el próximo Batman en Batgirl o The Flash... pues no. Lo mismo.
La carroña se mueve en las calles, se apodera de las almas, porque los gobiernos miran para otro lado y hacen que sus policías de su verdad, miren para otros lados... Ya casi, no levantan casos de corrupción, te das cuen... que diría El Chiquito de la Calzada, más allá de los dolores.
Es bonito ver a Barry Levinson, resucitado como aquel joven Sherlock Holmes de la investigación criminal a gran escala y a Mr. Keaton, deambulando entre las tinieblas, como un vampiro sediento de opio inyectado en vena. Sangre de la sangre de yonki-tonki, sin lírica. Sí muchas letras a pagar, el mono. ¡Ahí, a los hechos!
Drogas, prostitución para conseguir dosis, malversación, chantajes, clases corruptas, egoísmo personal, sociopatías... el Mal, un Ser económico superior. Aplasta a golpe de talonario, promesas contra el dolor, veneno a crédito de vidas... bolsillos vacíos de ciudadanos, y la salud en una exhalación última. En Dopesick, no son posibles segundas partes.
La serie cae un poco, cuando se desarrolla en casos anónimos de la calle... esto es, Nosotros. Disney y su presente... ¡Es difícil adentrarse en todos los estratos sociales!
El futuro ya es otra cosa... muy, muy lejana. Nos sentimos...
lunes, 31 de octubre de 2022
What We Do in the Shadows. From III to IV
miércoles, 19 de octubre de 2022
Stranger Things. Season IV
A mediados de los ochenta, todas las historias parecían tener una segunda vuelta. Al cumplir años, puede que nos hagamos más duros, más sinestros... ¿tal vez? Con humor, eh.
Las pesadillas podían ser muy cortantes y se hicieron realidad, a través de las manos forjadas con estiletes de acero afilado y un habitual derroche de ironía sangrienta. En 1894 nace uno de los asesinos en serie más burlones de Hollywood, recordando aquella calle en que JFK fue asesinado.
Era un tipo algo coqueto, muy duro, mi novio es un zombie... resurgido, ácido al estilo tradicional, carnicero de pueblo, bastardo de pasado siniestro que arrimó su cuchilla a las sardinas más inocentes de nuestra sociedad moderna, un destripaterrones, hijo de cien maníacos, ¡vaya! La violación fue su origen, la matanza de animales inocentes, su psicopatía social... un sádico por naturaleza.
Es decir que aquellos pescaditos indefensos, crecieron al albor del 1428 y murieron por su malsana conciencia, eran los jóvenes acuchillados que forman parte de una familia extendida en el horror del cine.
Todos le recordarán como el asesino de los guantes manchados y su famoso jersey a rayas, ¡vaya vaya, aquí no hay playa! Pero si divertimento, con Freddy Krueger de Elm Street.
One, two, Freddy's coming for you! - (Todo empieza por el: Uno, dos, Freddy viene a por tí,
Three, four, better lock your door! - tres, cuatro, mejor cierra tu puerta,
Five, six, grab your crucifix! - cinco, seis, toma tu crucifijo,
Seven, eight, better stay up late! - siete, ocho, mejor quédate despierto hasta tarde,
Nine, ten, you'll never sleep again! - nueve, diez. ¡Nunca dormirás de nuevo!)...
Pero, aquellos padres lo hicieron, aunque la gasolina estuviera cara, vemos que su rostro deforme es la muestra de las pesadillas... Por el momento, porque el Krueger no se rinde jamás y regresará... SSScretch!
El actor californiano Robert Englund, antes de ese despegue sangriento entre el 1984 y el 85, empezó sus estudios en arte dramático cuando tenía la edad de ser degollado por algún psicópata de las películas de horror... unos 12 años cursaba. Pero alejado de los grandes éxitos comerciales, en cambio, se dedicó a actuar en pequeños círculos teatrales con clásicas obras de Bernard Shaw o W. Shakespeare, como manda la tradición anglosajona. Bueno, ya hablaré de esto otro día... Hasta este papel de su vida artística, con 36 largos de carrera, hasta entonces.
Sin embargo, antes de la llegada del tejedor de Wes Craven y su manía con los adolescentes dolosos, y anterior a aquella canción (Dream Weaver), el bueno de Robert ya había trabajado en otras comidas de olla, cercado entre cocodrilos de Tobe Hooper, galaxias de terror experimental (tras el Alien de Mr, Scott) y movidas con los músculos de Arnold Schawarzenegger, gracias a Jeff Bridges y el director Bob Rafelson.
Sin dejar de soñar también en pequeños papeles para series famosas de los 70, aunque especialmente destacará en V y la siempre interesante, Muertos y Enterrados de Gary Sherman... y otro asesino en serie para el recuerdo.
Recordar que entrada la década de los 80, por aquellos mismos años del estreno de la saga, se estrenarían películas con esa segunda vuelta como Demonios de Bava y el asesino nocturno de Lamberto, la enésima resurrección de Jason, los poltergeist duplicados, la versión marcial de Tobe Hooper y una replicación horrorosa en aquella casa de Texas... además de una tercera psicosis descafeinada ya... siempre con el inolvidable Mr. Perkins.
Igualmente existirían otra serie de criminales desorganizados y abominables, ligeros como una mosca de Cronenberg, un Stuart Gordon con otro ejemplar Jeffrey Combs llamado Desde Más Allá, el notable Henry de John McNaughton y Michael Rooker, una casa encantada por Steve Miner y William Katt (el superhéroe casero de Norteamérica) y muchos cuernos musicales... el extraño caso del Truco o Trato, con el guitarrista de Motörhead, Eddie Clarke, la lengua eléctrica de Mr. Gene Simmons y Mr. Ozzy Osbourne. Yeaaah 2!
En ese 1986, hasta una con Alice Cooper en España, que no me acuerdo.
La canción infantil, simplona, esquemática y poco pegadiza... salvo el comienzo de la letra, que con sangre entra... se incorporó a antiguos cuentos típicos de diversos medievos y episodios fabulosos que asustaron a generaciones completas de infantes en su época. Se busca dar respuesta a hechos dramáticos que ocurrían en las camas enfermizas o crímenes, a falta de rock, por sus calles oscuras y sinuosas como la piedra pómez.
Existía una especial y considerable tendencia a generar monstruos de armario con esencia paranormal o desproporcionadamente fantástica. Ese era el problema, que suelen ser más cercanos como vecinos o amigos, incluso familiares.
Aunque hablando de canciones... el rock y el heavy metal, se hizo presente a mediados de la década, con el Turbo Lover de los Judas, el gran Maestro de las Marionetas de Metallica, una Ruleta Rusa con Accept, en algún lugar del tiempo siempre habrá una de Iron Maiden y un Orgasmatron con Motörhead, the Queen of the Reich, Striper y Slayer, Sepultura, un Warlock, Ozzy y Malmsteen, y sexo y doctores con los insomnes W.A.S.P. Ahí queda eso, ¡Matthew Modine!
Y es la hora de ´cortar` el rollo y el homenaje a Mr. Robert Englund, sólo de pasada, porque la serie Stranger Things, ha despertado de su letargo o el frío invierno de la antigua URSS, como bien recordará el mítico Arnold de su misma edad, perseguido en aquel encuentro nevado de Red Heat.
Encantados niños... ¡Esta es vuestra casa!
Pues bien, aquel salteador de almas en los sueños oscuros, ha ido dejando huella en nuestro pellejo y la sonrisa de bufón, pues nos conquistó con pústulas, coñas marineras y dientes corroídos por el vitriólico estertor en el interior de la sociedad. Su humor improcedente, siempre ávido como buen comedor de espíritus endebles o corrompidos, pues el sarcástico Mr. Englund nos ofreció su golpe de gracia con esa sonrisa metálica que metía miedo en sueños en serie.
La secuencia de muertes sería imparable, hasta nuestros días y más. Cada vez aún más disparatadas y sangrantes, en un franquicia que parece no pasar de moda... al menos, en el recuerdo no avivado.
Pesadilla en Elm Street dirigida por el admirado Wes Craven se basó en historias reales procedentes de Asia y un susto personal de infante, aportó lugares asfixiantes recordando su primera y última casa a la izquierda, que es otro tema del terror... las casas malditas, como buen admirador de Mr. Hitchcock. Y bien destapó el frasco de las esencias de los movimientos Rem, reprodujo conmoción onírica en los espectadores del mundo y atravesó fronteras, por no decir la carne en mundos paralelos.Se recuerda, a pesar de que el paso del tiempo, pueda condicionar el realismo gráfico de la era con los efectos esenciales y cicatrices, si bien mantiene la gracia de aquella primera incursión del psicópata irreal por excelencia, don Freddo.
Veremos si otros como este Henry o Vecna, o Uno cualquiera que nombres hay en el cine terrorífico, llega a estar a la altura de nuestras pesadillas a mediados de los ochenta, porque en la serie pasaron dos años de aquella pesadilla.
Ay, las casas... sabía un poco el tío Alfred H. de cómo fotografiarlas en el horizonte y a veces te susurraba cosas como "Dales placer, el mismo que consiguen cuando despiertan de una pesadilla", pues eso... Qué Stephen King tomaría buena nota, imaginen un hombre sentado en el sofá preferido de su casa... y hala, a crear mundos alternativos. O acaso, la buena de Winona Ryder no tendría uno de sus mayores éxitos en el filme Bettlejuice de la casa fantástica de Tim Burton... ¡eh!
Sin embargo, en esta cuarta casa de The Duffer´s, junto a Shawn Levy y los de Netflix, las referencias son más que evidentes, no se esconden para nada... es un legado activo ya de la serie.
Como también es fehaciente que el casting ha triunfado, todo funciona como un reloj de pared, que te llama con ese tonillo de enumeración y exaltación de la hiperrealidad, conformando una serie de nombres que veremos en otras producciones, si les dejan... o no mueren en el intento, es broma... claro, de Krueger. :)
Nada parece cambiar... ¿o sííí?
Rock is an Hero.
Ya que la sangre derrochada a bocanadas, no es suficiente para un ambiente juvenil de esta clase, no vendrían mal, unas notas de color y alguna sustancia que te lance al estrellato, digo a las estrellas... Bueno no, a otra pesadilla del lirismo clásico, lleno de baladas románticas y rock clásico, desde Kate Bush omnipresente a Kiss, Beach Boys, Talking Heads, Extreme, Metallica, Journey, Siouxsie and the Banshees, Vangelis, James Taylor, The Police... y la Creedence. Esto pasando por el disco Moby, los patines tarzanescos de Baltimora y Rock Me Amadeus. Y claro, Ella Fitzgerald & Louis Armstrong . Oh yeah!
Ah, la b.s.o, comienza con un What’s the internet? de Kyle Dixon & Michael Stein, recordando los comienzos que se tuvieron con la dichosa, informática globalizada.
De esto, Mr. King sabe un poco, que se ha metido con móviles o recordando a Christine en los ritmos roqueros, u otras que se quedaron contigo y un cadaver.
Por supuesto, uno de sus admiradores esenciales fue John Carpenter que ya se había fajado con monstruos humanos, casi, en la archiconocida extractora de almas humanas conocida como Halloween, otros mundos oscuros más espaciales, de color negro estrella, como referente otra vez a la escritura de Álien por Dan O´Bannon. Todo está conectado.
Y el mundo del rock, también, vaya si lo está... la ciencia ficción, lo fantástico y fantasmal, lo gótico, irreal, onírico, los besos... los castings juveniles, las drogas, las carreras en vehículos, los ambientes estudiantiles y atropellos varios, aventuras de EGB, institutos, universidades llenos de acné, los ligues y condones, los primeros pedos... litros de alcohol, corren por mis venas, mujer... y Eso.
Freddy. poco a poco, amplió su repertorio, tras sus efímeras apariciones en serie, creando un monstruo incorruptible y perfeccionando en secuencias más divergentes, atrevidas, bestiales, vitriólicas y adictivas, dentro de la confusión dramática del antihéroe. Algo que emerge para enfrentarse a otros monstruos, más reales en la sociedad moderna. Esto ya es una locura, pero... Stranger Things 4, empieza así, creando más tensión narrativa que aquella pesadilla, más tecnológica si cabe, a pesar de la implosión de enormes chips.
Jugando en sueños y elaborando mejores diálogos, calabozos y mazmorras que lanzaban hechizos, guerreros enmascarados, palabras más crepitantes u ocurrentes, como pesadillas posteriores que tapaban la realidad con recortes sanguinolentos y magia.
Los ochenta, de Masas que devoraban provenientes de otros planetas, o quién sabe dónde, al estilo de la obsolescencia de The Blob con el mítico Steve McQueen y su revisión, más plástica y visual. con Pintas de rockeros, él por entonces... luego, convertido en un héroe rubio del Séptimo Arte en diversas guerras, duro como el acero y piloto de bugas.
En el lado menos dramático, los duos satíricos y bastante pasados, que aunque bebían de las fuentes de El Gordo y el Flaco, se alucinaron con otros aspectos, desde que Cheech y Chong, se montaron en una furgoneta, perfumada por los ahumados. Las carcajadas instigadas por la naturaleza, se sugestionarían aún más, con la llegada de Jay y Bob, amamantados por los pechos de Kevin Smith y otras materias, menos alimenticias. En fin, ellos se pondrán también, los antifaces que corresponden a los héroes.
Es la hora de batirse en duelo heroico, como paladines o trovadores, las músicas salvadoras son su emblema, vampiros como rebeldes, que vi, no aquí no, por ahora. Porque hay unos bichos voladores también, enmarcados con sonidos conocidos en el panorama musical y la mayoría de aquellos que revivían sus miedos en sueños en el pasado, éstos ahora, quizás no tanto, pues los tienen constantemente en las pantallas de sus móviles.
Legendarios antihéroes plantados a las puertas de la Quinta adolescente del horror (más caña) y la dimensión, pegándose a la raíz de otros seres espectrales, generadores de máscaras casi inmortales, dueños de la entrada a un inframundo, cancerberos... ¡No miro a nadie!
Es una niebla, mental, que no cesa... o no, ¿Mr. Carpenter? De la que nació, la misma Jamie Lee Curtis, hija del Tony más estrangulador en otras calamidades y la Janet de Scaramouche con sus luchas a espada, touché mon amie, igualmente se pasearía con los incipientes roqueros en cueros de Touch of Evil (una de mis preferidas, ever) o la casa del Psycho por excelencia, qué más puedo decir... Nada.
Y dicen que el que nada, no se ahoga... hermanos Duffer, amigos del alma, colegas, pasantes y padres con hijos.
La consecuencia es que los jóvenes acudirían en masa a su encuentro, ¡a las dagas!, se rociarían de alcohol y rock corriendo en sus venas, discotecas en la barra y Mr. Englund, convertido en una especie de mito que se reía de ellos. Son los amos contra los corderos, una simbología carcelaria que los hacía sufrir mucho, tarareando todo el rato, con su walkman de otra época, viviendo una y otra vez, sus pesadillas, sus comidas gourmet a lo Lecter, otro que tal baila, hasta que no podían más y se entregaban, lanzando sus patines, tras ser Carrie´s de la vida, vivitas y coleando, esperando a ser la reina del baile. Eleven lo sigue siendo, con todos sus poderes que maneja drones de toneladas...
Soñando hasta nuestros días, extraños, entrañables... digo... ¡acucillando! que es gerundio engendrado bajo las tinieblas.Por supuesto, la casa es su escondite, una morada a conquistar, rodeada de luces que vienen y van, sonidos crujientes, cuerdas metálicas, lagrimas de niños, jóvenes con acné y otros que han pasado los primeros derrotes de la adolescencia, y piensan en futuribles... reproducciones de tímidos y soñadores.
Asomados a los huecos temporales, que traen recuerdos. Resplandores en la obscuridad, Memoria de Jack y Carrie, millas por el verde, la marihuana, por supuesto, de la bocas del miedo profundas en el interior de la mente, fuerzas telequinéticas y chips que salen del cuerpo, bichos de los cuarenta que aumentaron hasta los 80 y más, torturas del suspense en mazmorras gélidas y... mucha Niebla, más los sueños del rock&roll.
Los Chicos de la Bici.
Los Cinco, goonies, bicivoladores, que se acomodaron a los rescatadores, de ET´s, alrededor de adultos Juegos de Guerra, jóvenes caídos como rebeldes sin causa o con ella, conversaciones con teléfonos negros, mientras otros siempre con un sonrisa en sus bocas, se enfrentan con generaciones vampíricas o apoderados tutores en Noches de Miedo, generando absurdos y chistes sexuales, casi de Porky´s, primeras adicciones aún lejos de los efluvios de Coppolla´s, que empezaban a tener otras inquietudes vitales pensando en el futuro y, escuchando éxitos absolutos y clásicos, como Stand by Me.
Aunque las familias intenten protegerlos, ellos se lanzan a la aventura como aves Phoenix, como Exploradores, en sus Idaho´s privados, incipientes cowboys de drugstore, cuenta con nos... contra las fuerzas profesionales del estado, las antinaturales, como dije, siempre ocultos por esa especie de calima peligrosa de un verano del 84... la de la hierba, o la niebla... que es Vecna.
Aquí y en este momento, es como una red peligrosa enterrada, congelada en el tiempo, ahí que hablar de Frank Darabont... que, psicológica, metafísica y gráficamente, tenía pensado reproducir la multipolaridad social en blanco y negro, como un hijo propio... siendo del novelista. En cualquier rincón se podían esconder los mismos monstruos, con mayor muestra de alienación, igual que pequeños chupadores de esencias vitales (Lifeforce es otro referente a reclamar) y los gigantescos animales prehistóricos que no llegaron a conocer nuestros debaneos mentales... si no, nos comen. Vamos una especie de Annihilation para madres y Natalie Portman.
Las bicicletas ya no son para estos veranos, aquí hacen falta cadenas más potentes, quizá las de Hellreiser, en paralelismo evidente, pues hay que derribar a verdaderos colosos, sedientos de sangre, infectados en red o veloces devoradores de cerebros o almas. Tal que negocio piramidal... Conectando los distintos seres que describe Mr. King en sus historias de pesadillas en el hielo o un infierno acalorado en las alcantarillas, dando más y más vueltas. Cosas de otros mundos, vuelvo a repetir, payasos psicópatas a derribar, que necesitan armas más concluyentes definitivamente.
Por supuesto que la pareja Carpenter/King, tal que ahora los Duffer´s Bro, tomando las riendas de la nostalgia en el sentido narrativo y visual, de forma uniforme, guerrera y total; porque Stranger Things IV, se encuentra con esas historias grabadas sobre nuestras vidas, llenas de coches con vida propia, absorción de sustancias vitales o no, poderes gubernamentales y ejecutores inclementes, inocencias manchadas por el acoso mediático o la intransigencia social, métodos coercitivos y torturas variadas salidas del frío, escritos encriptados y tiroteos, chupasangres voladores, raíces familiares y variedad genérica, presencias sobrehumanas en mundos alternativos, demiurgos confusos entre el bien y el mal, y sobre todo, escondidos bajo muchas capas de esa Niebla.
Algunos pedían más ritmo tras la tercera temporada de la serie Stranger Things... je, je... ya que podía caer en una repetición de los acontecimientos en sus universos paralelos y las muertes reiteradas. Más excitantes, extremadamente eléctricos... más duros, en consecuencia, pedían... Y los creadores con sus actores, se han disfrazado en un momento de Freddy´s, para hacernos viajar en el tiempo de nuevo. Conducir alocadamente por los derroteros que perpetraron otros generadores incombustibles de pesadillas mortales, como el director neoyorkino Mr. John Carpenter y el novelista más versado en mentes y espacios irreales, acostumbrado a escaparse de la gran ciudad... hacia Hawkins, Indiana, y El que todos nombran como rey de las tinieblas, de mundos paralelos, Mr. Stephen King.
Las cuerdas metálicas siempre estuvieron presentes combinadas con músicas ambientales, en aquellos maravillosos 80´s, porque incluían motivos desmadrados de videoclips o películas de terror, e infundían su carácter rebelde... cuando no, macarra. En Elm Street, renace la voz por excelencia del metal y el guerrero de la noche, que quería salvar a los niños, Mr. Ronnie James Dio.
Además, nuestros protagonistas preferidos han ido creciendo en un abanico ampliado de personalidades, con otras inquietudes más adultas y la promesa personal de no dejarse contaminar por el éxito, u otras sustancias compremetedoras... Bueno, no tanto... se puede echar más carne en la parrilla, Esa Casa... Ese Bicho.
El heavy metal, el rock clásico, los ritmos más envolventes o alucinatorios, se mezclan con los efluvios derrochados por el reggae o el pop de discoteca, con parejas que recuerdan a tipos fuera de órbita y sus Hellfire particulares. A los personajes que han dejado una huella juvenil cambiando ruedas de bicis, por llantas y ordenadores, se suma el mayor peso genérico de Maya Hawke, la presencia alucinógena de Eduardo Franco, el odiado interpretado por Mason Dye, un futuro Jason tal vez, el hombre sin rostro, actor alemán Tom Wlaschiha, y la dualidad de un renegado, entre juegos, pasotismo acobardado y una evolución heroica de la que desconocemos su exigencia, en la piel y la chupa de Eddie, Joseph Quinn... más el homenaje Victor Creel, Robert Englund.
Este es el camino que ha elegido el elenco para Netflix, haciendo un pequeño, gran guiño, a aquella escena mítica ya, de Anthony Hopkins en El Silencio de los Corderos, con las nuevas Clarice´s ante él, a las puertas de Vecna o las prótesis de Jamie Campbell Bower y la distinguida presentación de un ¨monstruo¨del género fantástico como Mr. Robert "sin cuchillas" Englund.
Por tanto, cabe decir por mi parte... ¡qué nunca cambie!
Y si lo hace... ¡qué sea para mejorar! El Club del 5, a las puertas de Vecna... del Infierno.
lunes, 26 de septiembre de 2022
Peaky Blinders. Season VI (& Last)
Todo lo que empieza, tiene un final... Incluso las guerras, o no...
Transcurría el año 1933, cuando el único representante de los Imperios tras la Primera Guerra Mundial que quedaba en activo, Jorge V, nieto de la reina Victoria, tenía la labor de enfrentarse a una nueva marejada internacional, con pocos años por delante... sin saberlo, claro.
Aquellos tres eran familia, concretamente primos, y sus países se iban a repartir de lo lindo en el futuro... Este abdicaría, para casarse con la mujer que amaba y todos perderían poco a poco, alguna cantidad importante de súbditos... o acólitos, más o menos, como en otras bandas.
Ese mismo año, otro personaje importante artista y mediáticamente, maestro de la comicidad y rey de los titiriteros, reconocido planetariamente como Sir Charlie Chaplin, Charlot para sus amigos los niños que no entienden de política, ni clases, había cumplido cuarenta y cuatro años, y estaba justo en la mitad de su longeva vida.
Se proclamaba así mismo como filósofo de la risa, diciendo que un día sin ella, es un día perdido; como agnóstico pensaba que la fe es precursora de las ideas, sin ella nunca habría evolucionado la hipótesis, la teoría matemática o la ciencia; sobre la maestría decía que todos somos aficionados, la vida es tan corta que no da para más. Por último, se consideraba un pacifista... A fin de cuentas, ¡todo es un puro chiste!
El británico mudo, en parte, se le desconoce otra de su origen humilde, se dice que nació en una carreta de origen gitano en las cercanías de Birmingham, pero no se puede asegurar... como diría Tommy Shelby, reconvertido en abstemio, padecimiento desencadenado en sus familias, "caballeros, existe el infierno y, hay otro lugar, debajo de ese infierno".
Aún no se habían enfrentado con los condenados resortes de la sangrienta Segunda Gran Guerra, ni filosófica ni socialmente, pero habían amasado una pequeña fortuna, gracias a su profesión, o actividades en el segundo caso, desde la costa este a los sueños caledidoscópicos de Hollywood.
Esto dice el Peaky Blinders más jodidamente conocido, "mañana estaremos uno de los dos, muertos, pero sea quién sea esa persona, se despertará mañana en el infierno". Creo que Charlie, a pesar de los pesares, era infinitamente más positivo, "la vida es tragedia, pero vista de lejos, parece comedia". Ambos se reín ahora, mirando hacia atrás.
The fucking Life.
Los primeros pasos siempre son complicados, excepto para los que viven del cuento de otros, y también lo pudo ser el final, desde el punto de vista ideológico. Quizá no tan placentero como se había planteado el resto de sus carreras, excepto por la enfermedad o la muerte. Que nos espera, ya seas indigente o millonario, gángster o cómico.
El amor es una etapa, más o menos, duradera en el camino... Lo verdaderamente resiliente, es el odio. Ambos saben bien de esta modalidad...
En ese periodo que comenté anteriormente, a Mr. Chaplin, todavía no le había robado el corazón en busca de belleza y prioridad, la actriz de los tiempos modernos y también británica, Paulette Goddard, aunque tardarían poco del mismo, en darse cuenta que no estaban hechos, el uno para el otro. Y no porque, alguno fuera un parásito o un gran Dictador, sino por no entenderse o amarse lo suficiente... Algo con lo que Thomas Shelby, ha tenido que lidiar bastante a menudo. Al menos, nuestra querida Tía Polly que descanse en paz la actriz Helen McCrory, parecía clarividente con su sobrino, "Sólo hay una cosa que puede cegar a un hombre tan inteligente como tú, Tommy, el Amor". God save the Queen!
Paul Anderson en su escondrijo emocional, no entiende muy bien lo que se dicen, porque se oculta en el humo del opio y en la sangre derramada entre caballos y gitanos, con otras etnias. O tal vez, lo haga porque es un notable actor y lo demuestra desde la punta de su flequillo lacio, hasta el ronquido de su voz, durante el combate. Es hermano de sangres, su brazo armado y lacerado... Una perspectiva de los jóvenes que cayeron en su hoyo particular.
Los caballos tienen la culpa, desde el Padrino de Mario Puzzo, pero montados en uno de carne y hueso, te puedes convertir en un héroe como El Cid, y salir dispuesto a conquistar el nuevo mundo, que se abre tras la tempestad, que diría William S.
Chaplin y Paulette, cogidos de la mano en altamar, cruzando océanos de tiempo, para casi nada, sólo aprender de la vida o enseñar con los ojos cerrados. Tal y como, vinieron al mundo, y todos lo hacemos... no desnudos, sino ciegos. Sin saber que se aproximaban a uno de los mejores momentos de sus filmografías personales y unidas por dicho amor.
Los jodidos Peaky Blinders, nativos de Birmingham, pero de sangre irlandesa y de la BBC, se enfrentaron con los enviados por Mr. Churchill de la policía, pero en estas temporadas de seis grados hacia no sé qué, el tablero se ha dado la vuelta... Lo negro parece blanco, pero puede ser al revés, o viceversa. El tablero es la maldita batalla política de siempre, que no nos representa... o sí, y la estrategia que consiste en meter al rebaño en el redil, igualmente, for ever.
La Sexta de los Peaky Blinders es un melodrama de los extremos, con todas las epidemias posibles y sus jinetes apocalípticos, llamando a las puertas, siempre están ahí esperando con sus guadañas. Las brillantes Luces de la Ciudad se apagaron ya, pues se aproximan las sombras que se esparcen desde el interior hasta las entrañas de la sociedad. Todos con aspecto enfermizo, en apariencias.
Así, se afianzaba la era del sonoro en los cinematógrafos con películas de acetato y lámparas incandescentes, mientas los amantes promocionaban sus éxitos en un vuelta premonitoria por Europa... a lo mejor la última, o una penúltima conjunta en lo que restara de lo que se conocía, hasta entonces. Las sombras se ciernen bajos los cascos de los caballos de la Puerta de Brandenburgo, que luego serían heridos por las bombas tras esta época de la República de Weimar. El monstruo estaba en las puertas, asomado, antes de subirse a la cuádriga.
Tommy, no puede pensar en caballos en estos instantes, pues la frustración de un médico, le puede... y la serie intenta no caer en el barro de la campiña francesa, ni en el efluvio alcohólico de una isla, en aguas no controladas por gobiernos, ni soldados. Al menos, los oficiales de cada quién.
Para unos, días de enamoramiento irracional quizás, para otros lanzamientos venenosos de veredictos o condenas eternas, todos movidos por reivindicaciones señoriales y bajezas políticas. Unos por las nubes, otros pronto las verán... Ojalá, tengan visión o un buen sistema de aterrizaje...
The Fuckin´ History.
La familia reunida, que no contenta del todo, alrededor del proyector doméstico, cuando han revisado el regalo del mayor cómico de la historia del cine, a través de sus propias vidas. Pues, sino de cine, son de gran televisión.
La crítica es mortal de necesidad, y las instantáneas del pasado pesan demasiado, tanto que a algunas esta liviandad de los esquemas delincuenciales en el escalafón, o los privilegios alcanzados al codearse con los políticos de primer nivel, desvirtúan aquella realidad de chicos que peleaban por un trozo de calle... o rajaban a los hijos de otros, de oreja a oreja.
Son cosas que pasan, las historias se repiten, aunque nuestros maestros, cómicos o padres, abuelos con coronas o hermanos sin ellas, drogadictos, enfermos terminales y otros estigmatizados, mesiánicos... nos avisen una y otra vez. No te metas, mira para otro lado. La política solamente trae problemas... menos para algunos, que se aprovechan de ella... O más oportunamente, del dinero que se reparte en ella... Y la sangre, que es la misma, una vez cae en la tierra.
Así ha comenzado esta última batalla, levantando el rostro en el barro, demostrando que Cillian Murphy, irlandés de Cork y cercanías, sabe tragar el orgullo del personaje y es un gran actor, que algunos han ido descubriendo. Algunos ya lo sabíamos desde su Intermission con Collin Farrell, y tras 28 días después, más o menos, desayunando en Plutón con Batman. Ah no, esas son películas diferentes, ahora es el momento de las políticas de desintegración.
Los imprevisibles y jodidos, Shelby´s, se enfrentan a una bifurcación de imperios, algunos a la deriva y otros en plena resurrección, mientras Charlot que se ríe para sus adentros (también filosófico-sociales respecto a la pobreza), va a ser propuesto para el título de Sir por el rey Jorge VI y, también, lo volvería a ser en 1956 por su hija la reina Isabel II.
Pero, el actor del bombín y el bastón, sería vetado por sus opiniones o consideraciones, como sería rechazada Paulette como Miss Escarlata para Lo que el Viento se Llevó, quizás, por las mismas sensaciones epidérmicas.
Al final se recibiría el reconocimiento y la condecoración, a sus 85 años de edad en 1975, mucho más joven, aparentemente, que la edad que empiezan a representar algunos miembros de los Peaky Blinders en esta temporada, de peleas mentales, pajas reales y ajusticiamietos.
Tres años más y se acabaron sus paseos con los pies abiertos... Unos meses más, y ya no tendrá que preocuparse por el tabaco o los hijos... un tiempo más, y los veremos embarcados en una película, que cerrará la vida del Padrino de Irlanda y resto de Boston. Si le dejan, o no acaba asfixiado entre los ligueros de alguna. No, no me ha acabado de convencer, ni la aparición de Tom Hardy, que se le ve confundido... Ni el papel desasistido de Finn Cole, con una animadversión que no provoca nada... Ni tampoco, los excesos expresivos de Anya Taylor-Joy... con lo que me gusta a mí, esta chica.
Las cosas de brujas, que igualmente pueden desencantar a más de no, están por quemar... digo por llegar, a pie en las calles sangrientas, en avión trasatlántico a través de una tormenta de pasiones o en las llamas de un carromato. Aquí... ¡aquí viene el caballo!
Brujas, cada vez, quedan menos... Ya se las fueron cargando cerca de la costa de Nueva Inglaterra, más las que están esperando, su final. El final verdadero de Peaky Blinders.
De Charlie, nos quedará su ARTE, para siempre...
The "fuking Politics".
Tommy izó su rostro de la dualidad de un Dos Caras, con esa vertical divisoria, que contra o separa a la Familia, a la visión que tiene de la sociedad. Al amor, a la enfermedad... a la muerte preconcebida como una maldición.
Lleva los dos rostros colgados, Cillian, entregando su expresividad y tono, a la cumbre de su carrera televisiva. Hi boys, Welcome to Peaky Blinders... again!
A sus 46, le queda un tiempo escaso para mudarse al American Prometheus de Christopher Nolan, como el científico-físico, de origen judío, curiosamente, Julius Roberts Oppenheimer. Las bombas es el resultado de los fracasos políticos... Bueno, más bien de los fracasados. Que, sin embargo, tienen un gran poder para arrastrar a las masas. Ya sabes, a algunos les da igual el color, por eso de los círculos que se unen por los extremos.
Eso lo sabe bien, Tommy Shelby, que se las ha visto con ellas, las ha pisado, comprado, drogado, cortado, estrangulado... y no sé bien, cuántas cosas más. Ahora alza su voz en el Parlamento, dónde se ordenan cosas parecidas, pero se votan entre los elegidos, por todos. ¡Engañados o no!
Pero, ha cambiado, para lo bueno o lo malo... Y lo malo es muy malo. Aunque ya lo ha avisado el comienzo, este chico tiene dos caras.
Una en el lodo, otra hacia el viento. Depende por dónde sople...
Érase una guerra en Europa, se necesitan dos bandos... que comenzó en el origen del continente, casi. Luego Goya, pintaría el odio con unos retoques, para hacerlo más español, o lo que sea. Qué va, son siempre parecidos, se tocan y se golpean. Los dictadores de colores y los inocentes, sobre todo, los que no se pintan de ellos.
El III Reich ideado por un asesino, se alzaría en el 36, cuando España se desangraba y no tenía alimentos, mientras otros miraban para otros lados, o metían sus zarpas donde comenzaría el drama. Igual que Tommy, Mr. Chaplin se fue a USA para seguir moviendo el bigote, en cambio el ex-chico de la gorra, ya fue dirigiendo el cotarro, que es lo mismo que el bigote, pero terriblemente manchado, con los excrementos de los muertos por la adicción.
Al cabo, otro compatriota del Reino Unido, se movía en la penumbra... Era un enemigo íntimo, en la piel del actor Sam Claflin y el real como la historia misma, Sir Oswald Mosley. Magnéticamente, sin principio, ni final. Delgado, pero redondo de mente... Y eso que no había televisión oficial. Bueno sí... bueno, no.
La línea se estira, tocando dos continentes, justamente por el dinero o el poder. Es una línea invariable que gira desde la cuarta y la quinta temporada, como un remolino con un vértice en el medio, es decir, una boda en aquel Berlín. ¡Qué mejor para una buena parranda!
El nazismo de Gebbels, era la tele propagandística de hoy, aunque Mr. Mosley flirteó con los sindicatos, obreros que se acercan al comunismo, pues exigen la igualdad entre trabajadores. Pero no, no es así... Luego se centró más en el socialismo, que gasta en publicidad en los medios, la pasta que saca a los trabajadores, y acaba en manos de los ricos... Vamos un lío de coj...
Eso sí, el Sir es patriótico de narices, con polvo o sin él, no cómo en otros lados... Él, el mismo que luchó al lado de los soviets de Stalin, qué cosas.
Y los caballos oteando el panorama... Poco después serían reventados por las granadas o los misiles, destripados en el campo con los labriegos... ahumados como los gitanos. No los que trafican con droga, sino los que se divierten o laboran con los pies en la tierra.
Algunos, pocos, lograrán escapar al desastre y el derramamiento, pero escasos, al final caerán como exboxeadores que respiran por medio de una familia marfiosa de la costa irlandesa. Cómo eran de duros, estos tíos, ¿no?
Creo que la Política, se las traía floja...
Lo de la etnia gitana, comparando otras más cercanas, es la cuadratura del círculo del guionista, pues puede dejar desencuadrado a más de uno, o de dos.
Los bandos amenazan con mezclarse dentro del círculo, las cabezas se traspasan como los pantalones o los maletines oscuros de Londres (o Liverpool) a Berlín,, pasando vía alucinógena por la fuckin´ Island de los Muertos, La île de Miquelon, qué nombrazo para un buen pedal.
Así, saltando entre humos y efluvios alcohólicos, vas a parar al otra lado del charco, como una multitud de asiáticos, italianos, judíos e hijos de la nebulosa infancia en Irlanda. Esto es, de la tierra de los cortes a cuchilla, como en otras goyescas y puteras, al Boston de la quemadas en la hoguera u otras con intereses más siniestros, aún.
El póker de los tréboles se ha repartido, la venganza se sirve tibia al amanecer, de los hombres, una parte caerá en el frente de guerra, como siempre... Se suele decir, "a mar revuelto (o enfermedad), ganancia de pescadores". O la decadencia de los perdedores. A veces, las familias políticas, son un verdadero quebradero de coco, si vienen envueltos desde un isla, cuando no un nido de víboras, cargados de huevos venenosos.
Y Mosley se casó, y la cagó, pero esto no lo veremos, pues los políticos no desean que se vea, navegando por un río caudaloso, halló una bifurcación en el camino... y todos conducen a... El caos, da igual el color radical, pues el fin es el mismo. Falta de libertad o matarile.
Por eso, Mr. Shelby aparece como figura mesiánica, porque, no hay salvación tangible. El cree en lo espiritual, de ahí muchos de sus males... Se cree que habla con Churchill y todo... Bueno eso sí es verdad, en la realidad virtual.
La política es un cataplasma gigante, te cae encima y te estalla, como el odio familiar. O no es cierto que, se reparten los bienes entre ellos...¿? Los Peaky Blinders, los rebeldes, se han convertido sin saberlo, en lo mismo, de ahí la pérdida de algunos seguidores. A veces, parecen recuerdos de delincuentes callejeros, pero siguen ahí, escondidos entre la sangre contaminada, entre las lenguas viperinas, la ambición sin límite, zombies alcoholizados, las maldiciones, la ciencia que miente, las pandemias, las ideologías contaminadas, los viajes ocultos y las caídas adictas, el sexo interesado... las bombas.
Si te atrapa una de esas características enfermizas, estás en el camino de perder la "quijotera", que diría otro socio británico, involucrado en lavados de cerebro antiviolencia.
Pues sí, la fucking política se ha apoderado del pasado y del futuro... los viejos de la isla decían, "donde tengas la olla, no metas tu p.iiiii", decían...
Otro día, hablamos de las chicas... que cabalgan a lomos de otros caballos. O, ¿son los mismos?
Cinemomio: Thank you
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