Otros 9 hacia el 2: Todo lo que sube...
En la serie para HBO, producida por Warner Bros Tv y Film44, todo lo que sube, debería tener un pronunciado descenso a lugares inesperados, sórdidos, húmedos u oníricos. De aquellos, The Leftovers del infausto año de la partida con la banda sonora compuesta por Max Richter, evolucionarán otros divergentes. Se reproducen y nacen otros, se desplazan y se emocionan en otras condiciones... y mueren en mundos desprovistos de sensibilidad. O desaparecen sin rastro, para quien este familiarizado con sus problemas pretéritos.
Si recuerdan, nos propusimos narrar las vicisitudes de aquella increíble "Ascensión", de la Partida non grata, haciendo un recorrido por nueve descensos al infierno y el paso de la ficción a nuestro pensamiento individual. Del actual 9 de septiembre, con las pupilas encantadas y el gesto alucinado, resurgimos tras aquel apasionante octavo capítulo de la primera temporada, donde confluían los caminos. Entrelazaban las emociones y las percepciones, para abarcar distintas regiones de la filosofía y la metafísica. Una joya de la televisión, no adecuada para todo el público, esto es, para todas las mentalidades.
Con sus personajes inconfundibles e irrepetibles, recorreremos sus pasos indecisos y sueños. Hasta descubrir el mundo interior de cada uno de los integrantes de esta pesadilla existencial y compleja, construida indivisiblemente entre su creador Tom Perrota y la visión en transformación virtual de Damon Lindelof. En una categoría fuera de registro, que nos hará perder la noción del tiempo y el espacio.
Parece que el guion está exento de desavenencias o inconsistencias reales, hasta fundirse en una atmósfera conceptual, a veces sin palabras o repleta de expresiones desnudas. Notas que no responden a respuestas concretas, sino que te irán sumergiendo en infinitas sombras o capas existenciales, con matices más próximos a una determinación fantástica que a una revelación divina o unión poderosa de factores. Aunque, si existe una especie de redención religiosa de la sociedad.
Por otro lado, las implicaciones personales son el motor de esta gran tormenta, un huracán sostenido de emociones y relaciones privadas, que componen un panorama desasosegante y heterogéneo, donde cualquier giro argumental es determinante o visualmente especial. El comienzo definido de cada capítulo, podría dar al traste con esas cuestiones propuestas sobre la superficie, para sumergirnos en próximos secretos con su música minimalista o esos temas especialmente elegidos por los creadores.
Como la prueba del 9, los resultados se ciñen a las imágenes recreadas, a la exactitud editada en una batalla épica. Elaborada para combatir el aburrimiento con espectáculo ocular y conceptual, y con las notas musicales recorriendo la angustia, la paz o el desorden social. De hecho, el compositor criado en Edimburgo y nacido en Alemania (de Hamelín para ser más exactos y musicales), Mr. Richter había descrito estos ambientes cargados, en anteriores trabajos para el cine, como las maravillosas Vals con Bashir, Perfect Sense, Shutter Island o Arrival.
Cada movimiento compaginado y seccionado, se aparta de las encíclicas espirituosas o de la búsqueda de una comprobación matemática de los condicionantes que se suceden e impactan al seguidor habitual de la serie. Tanto los físicos como los sobrenaturales, sean éstos, grupales, imaginarios o individuales.
O, acaso estamos ante un juicio universal indeterminado, señalando nuestros nauseabundos pecados como sociedades enfermas o fracasadas. Donde los pensamientos sectarios recalan en todas las capas sociales y la marginación queda enclaustrada entre verjas de metal, por que se trataría de una separación deseada por otra clase de inteligencia superior u organización secreta.
El son de la Novena.
Porque de nueve en nueve, contemplamos estupefactos, las estupefacción continua de esos Culpables Remanentes, intrincados fumadores y silenciosos. Escondiendo el gato de las nuevo colas tras el humo o la evaporación de los recuerdos, la memoria de su comportamiento tendencioso, que irá ofreciendo al resto, un golpe directo a su malograda situación personal o desgracia familiar. Tanto que, posiblemente, te harán rebrincar en tu asiento (de frustración o sorpresa) o hacerte sangrar, sacando tu piel a tiras, como Goliat en su cruel sacrificio aparentemente sin sentido.
A un nuevo destino, nos dirigen, donde las circunstancias cambian, pero no, el entorno de aquella masiva desaparición y los sentimientos encontrados que prevalecen eternamente. Eso se debían cuestionar, aquellos otros sufridores elegidos, o no, al azar. Por consiguiente, una división sentimental que describe unas pautas indeterminadas, cambiantes, que tendremos que ir descubriendo tras, una especie, de renacimiento de la serie. Haciendo nuevas preguntas que parecerían inútiles a priori, para un jefe de policía que se hunde en una involución personal y las voces que ocultan las decisiones adecuadas, la sinfonía que guiara sus movimientos. A veces sólidos, otras, desconcertantes o sugestivos.
Ya que en esta segunda temporada nos trasladamos a un rincón llamado Milagro.
Después de aplastarnos emocionalmente, degollarnos sin miramientos y enterrarnos en el olvido. Lacerarnos, colgarnos o lapidarnos vivos, atropellarnos, quemarnos sin respuestas... los vestigios nos golpean hasta olvidarnos del presente, o el futuro imposible, confrontados a la verdad de una desaparición masiva que trata de no zaherir sensibilidades, a duras penas (guiño, guiño), sino hacernos despertar con el puñetazo de unos avatares colocados a traición.
Nada volverá a ser lo mismo en la tierra de los justos, o los pecadores, de los niños invisibles y los perros, con su instinto voraz como el de los hombres. De nuevos sueños que se hacen realidad en jaulas enterradas, de cruces en la frente de malditos y humillados, de peces que boquean y náufragos que intentan desprenderse del peso del saber o el dolor del estar.
La terrible existencia del dolor, viaja desde el Amarillo del olvidadizo Texas hacia un lugar llamado Miracle, que parece una selva de prodigios e indecencias. Con sus congregaciones estelares y faltas, o un lugar similar al sitio real, al arcaico estilo retrógrado de la Edad Media, con su combates amurallados, sus pecados lascivos o sus convicciones religiosas, o de culto irracional o sangriento.
Ahora sus creadores (donde incluiremos, por descontado, a sus diversos directores), han envuelto al protagonista principal en un caso inaudito que iremos descubriendo hasta el segundo de los nueve. Magnífico y sorprendente (1 + 8). El individuo otro legal y cabal, se ve involucrado en una situación violenta de ocultaciones y decisiones, que se mueve por un universo paralelo de sensaciones. Una nueva vía, una vez agotado el texto original, que propone convertir las desapariciones de ayer, en dolorosos reencuentros y deseos fantasmales. Que no se pronuncian, pero se sienten y soportan...
Diferentes espacios de la mente, para un nuevo contrato privado con la muerte o la nada, tras la armonía del traslado y las fotos con huecos congelados. Aquellos vestigios ya se dejaron de hablar, pelear y sentir, por no se sabe qué motivos, ni con las implicaciones de quién... Pues, ya no se reconocen entre ellos. Algunos nuevos ni se soportan ni comprenden, separados en diferentes estadios de la conciencia, la sociología, la metafísica y la realidad, la confusión universal de un hecho, casi divino. Siquiera, parecieran sentirse vivos, resignarse, ni amarse. A veces, la incomprensión y el odio, lo invaden todo.
En este instante del rodaje, con la confusión generalizada y la expectación de un público entregado, las canciones recorren nuevas estancias privadas o territorios espectrales, con los actores que participaron en la primera temporada y esas incorporaciones raciales, ya familiares también. Prodigiosas en determinados episodios, irreales o surrealistas, enfrentados a hijos o amigos, supuestos.
Ellos se despiertan confusos como los espectadores, con un nuevo guion bajo el brazo, sin saber bien a qué atenerse o dónde mirar, ni en qué pensar en el futuro. Condicionados por la ocultación de datos, de encuentros sexuales al límite, de vaivenes de la conciencia o cuestionamientos morales, de grandilocuencia en hechos mágicos o milagrosos, y actuando en el día a día, gota a gota, río a río, universo a... universo.
De la muerte y el nacimiento.
Aquella que conoce el secreto, se va con él a la tumba. Y no regresa... o sí.
Decididos a comentar como evolucionan mentalmente, o en el "más allá", nuestros amados, o no, vestigios. ¿Seremos buenos en nuestro interior o exacerbadamente malvados? Mientras los seres con alma blanca, aparente, siguen observando, fumando o follando como animales. Como decía la canción: Fumando espero al hombre que yo quiero... no tras los cristales alegres (salvo alguna curiosidad o gag surrealista), sino que se elevan disgregados en un espacio contrastado. O, destrozados como los escombros sumergidos en una batalla naval.
Si en el pasado, quedaban enlazadas sus adyacentes historias, ahora tras nueve, se muestran como piezas deslavazadas dentro de un enorme rompecabezas, con implicaciones metafísicas y visiones rayanas de la ciencia ficción. Que proclaman nuevas desapariciones en sus propias existencias y, posiblemente en otras por conocer, como relámpagos que van describiendo zigzags recurrentes en su odisea pragmática hacia el suelo. Hacia un impacto de consideraciones bíblicas o una tomadura de pelo, pero siempre en la búsqueda de completar un circuito, más o menos, cerrado ... o simplemente, perdido por otras dimensiones.
Igual que Clarice, intentando desprenderse de los ruidosos corderos. Curioso, en busca de la paz o aquel mismo silencio.
La historia, se inscribe en aquella luz del pasado. Con la directora Mimi Leder describiendo la trágica concepción prehistórica y el sufrimiento de una familia que no empieza con buen pie, diríamos, sepultada por la divina providencia u otra cosa inconcreta fuera de nuestra comprensión. Frente a los instintos básicos de una sociedad incipiente, ante la depredación y el ritual, un evento fortuito (o de carácter divino) silencia el descanso con un rugido monstruoso y, de golpe, la indefensa madre se encuentra solitaria, luchando con sus escasas fuerzas y la impotencia de un destino cruel. Luego, el dolor de una madre y, la extravagante suerte del que trae al mundo, el neonato que parecía tocado con el dedo de ese dios inmisericorde.
La vida resurgiendo, a través del dolor y el sacrificio, cuando normalmente sabemos que ella, en ese revés vital o instante de peligro envenenad (incluso la más horrible de las mujeres o madres pésimas), defendería con su propia vida, la debilidad y la inocencia. Lo siguiente, es un arduo camino hacia el crecimiento de algo incomprensible, sumergido y silenciado, de momento. Excepto por la música...
De nuevo, hasta ese noveno de dos, veremos cómo se suceden los próximos cambios en los personajes, acompasados a esos temas que nos identifican con ellos o nos sumergen en nuestra propia intimidad o pensamiento. Enfrentados a su doloroso destino o curioso divagar, a través de emociones universales que, volverán a replantear otras comprometidas situaciones y encuentros inesperados, como la muerte y su ocaso renacido. ¿Ángeles o diablos?
Los supervivientes del naufragio, no han tenido tiempo de olvidar (algunos ni lo desean), se materializan después de aquella quema, para trasladarse al único lugar en Estados Unidos (quizás en el mundo conocido), donde no se ha producido ninguna desaparición y se conforma como un lugar de peregrinación para las masas, verborrea de creyentes, negociantes o huidos, en busca de un futuro robado.
Donde la siguiente pregunta es, el siguiente paso a emprender o consejo a insinuar. después de la inmutabililidad del silencio y la fría levedad de un ser, que ya no existe como entendemos la existencia. Porque... ¿a dónde seríamos capaces de llegar? ¿qué límites estaríamos dispuestos a sobrepasar? Si los lugares que esconden las respuestas, se acercan a la nada o a lo incomprensible para un mortal. Quizás, un niño tenga la respuesta...
Una familia se compone, alrededor de la migajas y notas musicales, mientras la otra se descompone en ensordecedoras reclamaciones no oídas, ni manifestadas aún. Solamente para aquel que pueda escuchar su lengua, su socarrona voz y consejos que no termina de convencer, a un distinto guía familiar u hombre de fe, perdido en el caos de una nueva Sodoma y Gomorra.
La locura se está apoderando de todo lo que empezaba a tener sentido, pero, en las pesadillas no existe lugar para una bocanada de aire fresco o explicaciones fuera del universo lynchiano. Todo es angustia que se retuerce en el interior y deforma los rostros del mal, que describe círculos y bracea intentando recuperar el oxígeno de sus pulmones. Huellas que inoculan el odio en la mente que no cree, ni lo desea, simplemente, porque una existencia se volvió invisible y las lenguas que proclaman un advenimiento o fuerza divina, parecen estar tergiversadas por la duda o la falta de razón.
Luego, edificando alrededor del sitio o acampada enloquecida, una extravagante familia se aproxima al caos, incluidos, perro recuperado de su sacrificio ritual y bebé rescatado del primer vidente o visionario fraudulento. Cruzando puentes y salvando las distancias que quedan al otro lado del muro, o la valla de la vergüenza, buscando la ubicación real entre la verdad y las creencias, entre una implicación moralista de los deseos... o una interpretación de los sueños.
Quizás un engaño... todo depende de la canción con que se envuelva su historia, con la mirada racial de una sociedad a la inversa, o una observación a la escena privada y sus contactos espirituales. La vía de la realidad al universo invisible o paralelo, mediante el suicidio entre sueños y declamaciones de otro mundo tangible. Pájaros en la cabeza que quedan libres y son aplastados por el peso de la conciencia. De muertes forzosas, pozos sensibles con entregas de almas, renacimientos, recriminaciones que son desprendidas de aquellas madres sordas (o sin habla), de hermanos que se reencuentran con la falsedad y el miedo, despedidas, hundimientos de la razón o de los siguientes herederos de la fe... tramposos o no tanto, veremos. Me voy acercando a ese sustancial 9 + 9 + 9.
Música para 9 lecciones, vitales o disociadas.
Por supuesto, alrededor de él, giran las contradictorias circunstancias y atractivos fantásticos que deambulan como perro sin collar, o deidad sin sacrificio. Justin Theroux se hace acompañar de sonidos y aros concéntricos que se disgregan en dimensiones desconocidas, que reflejan el alma de los callados, el amor perdido o los motivos hallados para emprender un largo, y peligroso camino. Al todo o la nada.
Es héroe y villano, que naufraga en una orilla desprovista de sentido, como un juicio universal a la carta... o terriblemente caprichoso. En su viaje existencial y musical, comprobamos los cambios en su semblante y la implicación personal, arriesgando todo lo que le queda... que es mucho, comparado con otros, nuevos enemigos, detectives de huellas y de hostias, no consagradas. Cuando los hijos se esparcen en esta tierra, y en otras ajenas, clónicas, magnéticas, profundas como un pozo oscuro, calientes como la sangre, húmedas como sus lágrimas... o los deseos.
De ellas... preparándose para un paseo por su/nuestra mente.
Al otro lado, hay un polígono de 9 lados (recibe el nombre de eneágono y uniendo sus puntos), por tanto, se forma o se encuentra una estrella de nueve puntas o de Goliat. Donde la absorbente Ann Dowd y el sexo obligado de la actriz Liv Tyler creciendo en todas las direcciones en la serie, se convierten en las dos caras de una misma moneda. Que muere o crece en una riada incontenible, luchando en una batalla sectaria que se distancia y no sabemos, aún, hacia qué lugar de la religión o la conciencia, se dirige... seguro que, seguirán siendo impactante.
Sin duda, la mejor sintonía que les identifica, y a todos sus antiguos compañeros, podría ser...
Tras el salvaje comportamiento observado en la ficticia Mapleton, con toda aquella secta sacrificada en mor del silencio y el humo de sus pulmones, la jauría humana se traslada al lado de la protección, de la misma forma que lo haría el Guy Montag de la novela de Ray Bradbury y su exacerbado comportamiento, siempre mirando de soslayo a su terrible desgracia personal. Luego, asistimos a un cara a cara dramático entre la razón y la fe, la verdad contra la ficción... lo mágico con lo tangible. Es decir, las creencias frente a los sentimientos.
Sólo que aquí, en este apartado rincón, de resistencia profunda y magnificación de las emociones, la caza de brujas parece más real, observando la actualidad de enfrentamientos raciales y otras convergencias espirituales. Mientras que, paralelamente, el antiguo sheriff interpretado por Justin Theroux, tendrá que hacer frente a las voces que no se pronunciaban, al gesto fantasmal... matrimonios incompletos que interpretan actores como Kevin Carrol y Regina King, abrirán nuevas puertas al conocimiento o la pérdida. Haciendo oídos sordos a las señales, o negando la violencia que practica el odio, para descubrir la diferencia física y cerebral, que existen entre Jovan Adepo y la bañista sugerente Jasmin Savoy Brown.
Esta es su historia paralela y renovada.
De la misma forma, encontramos a los hijos que fueron, o seguirán siendo, amistades o enemigos, ya lo comprobaré personalmente. Con el nuevo mesías o salvador interpretado por Darius McCrary, propagando la palabra de un ser visionario o la estafa de aquel, que transportara el misterio del nacimiento. Mientras, la odisea de Christopher Eccleston se dirige hacia la redención de la sociedad completa, o la locura... y la inconcebible resistencia de Janel Moloney, despierta concebida y vuelva a caer en estado catatónico o vegetativo.
Posiblemente, seamos testigos de un renovado choque de maternidades, de polvos ´estelares` y universos conectados a través de la muerte, conexión directa con... no sé... ahora mismo, comunica.
¡Ah! No. Es el padre, el maestro Scott Gleen, entrando por la pantalla directo a nuestros sentidos, como una alucinación. Igual que, aquel ser digital que se aparecía al desconcertado James Wood, en la cinta Videodrome dirigida por el mago visual David Cronenberg.
Por supuesto, no hablaré de Primos Lejanos, ni el descubrimiento de Mark Linn-Baker (el primo Larry) y su extravagante situación, falsificado su desaparición y escondido en Nuevo México... Segundo ¡ah! ... la joven actriz Margaret Qualley tendrá que seguir lidiando, con el horrible problema de Death Note. Lo pillas, ¿no?
... Hasta dentro de nueve.
Cinecomio busca
martes, 12 de septiembre de 2017
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