El Imperio de los Sin-Sentidos.
Esta película del director primerizo y coautor del guion, Daniel Ragussis, es una bala dirigida a tu sien. Trata sobre la evolución de un periodo pretérito de la historia, la edad de los Imperios, en que los individuos se organizaban en un vasto territorio dominado por un líder todopoderoso o emperador, demostrando su fuerza a través de las armas y el dinero. Estas grandes civilizaciones caerían en profundas campañas belicistas, esencialmente, por el tamaño monstruoso de las regiones que comprendían. Sus organizaciones políticas, el carácter violento de los protagonistas y las rígidas leyes que interponían aquellos miembros más relevantes del imperio a sus súbditos o lacayos del pasado, sin embargo, algunas cuestiones o fundamentos, han permanecido hasta nuestros días. Reproduciéndose o apoyándose mediáticamente.
Heredamos derechos cuestionables que se ejercen sobre el resto de la población, con enormes gastos por asuntos polémicos y, en muchos casos, produciendo auténticos desfalcos económicos. O, la creación de auténticas mafias, camufladas tras agujeros legales y silencios comprados, con hechos que dejan a los ciudadanos más humildes, no pertenecientes o no relacionados a dicha administración, siendo amenazados públicamente o avocados a la marginalidad y la pobreza invertebrada.
El caso es que esta división ideológica ha impedido el avance social generalizando una confrontación que resulta aburrida, desnortada y tortuosa para la estabilidad de muchas familias pretéritas y futuras. También es el mecanismo sobre el que se fundamentan la mayoría de guerras, disturbios y entramados arraigados en la radicalización.
En la película Imperium, se trata la acción de un hombre inteligente que posee unas características únicas y demostrativas de un combate silencioso contra las fuerzas más ocultas, pero, que debe tener cierto equilibrio mental para establecer relaciones con los miembros de sociedades secretas, o como en esta oportunidad real, una organización con ideología xenófoba y una actitud extremadamente violenta. Personas que desean la protección nacionalista de la sociedad, a costa, del desarrollo de otros colectivos que consideran una amenaza para el país. Y en medio está, precisamente, la figura heroica del infiltrado. Con el rostro dicotómico de un actor como el extrovertido Daniel Radcliffe, que ha navegado en los últimos tiempos entre personajes con caracteres desdoblados por las circunstancias, como en La Mujer de Negro, Kill Your Darlings, Horns, Victor Frankenstein o Swiss Army Man. Un cambio muy oportuno hacia los personajes contradictorios en su carrera profesional, marcada por el ´rayo` de la juventud. Mientras que el actor nacido en Fulham, interpretaría a Rosencrantz en National Theatre Live: Rosencrantz y Guildenstern Are Dead, otro protagonista infiltrado en la Jungle de Greg McLean (Rogue, Wolf Creek), una historia sobre los cárteres fronterizos, llamada Beast of Burder, o un proyecto de huida del centro carcelario Robben Island de Sudáfrica, junto a Sam Neill.
Por otro lado, el guion de Imperium, firmado por el director a la par que Michael German (escritor de antecedentes políticos y adiestrado en conspiraciones), desarrolla el filme como una máquina sanguinolenta o máquina de picar cerebros. Cuando se introduce en la mente de acosadores y vigilantes, para intentar doblegar a las instituciones mediante una acción terrorista y un espíritu proscrito, u observar las diferencias de criterio entre los investigadores del FBI. En cambio, no lo consigue en todas las escenas importantes.
Pues, existe un trama oculta en su pensamiento, que no termina de ampliarse o discernirse en totalidad, pero que exige una respuesta de la gigantesca sociedad norteamericana y sus variopintas instituciones públicas. Algo a lo que enfrentarse y que proclama la ideología supremacista, patriota de nuestros tiempos y el antiguo racismo contra los extranjeros, algo que resuena en estos momentos, como modo de defensa de muchos países frente a especulaciones interesadas y la magnitud de atentados terroristas a los que dar respuesta. Algo silencioso, que aumenta las víctimas inocentes en cualquiera de nuestras ciudades que sirven de guarida de diversos malhechores. Y algún héroe anónimo...
Todos aquellos líderes o representantes económicos de distintas culturas, que forman parte de nuestra sociedad moderna y defienden la libertad comercial o de movimientos, también conviven con individuos cerrados a cualquier tipo de apertura progresista. Esos males conviven a diario, aunque el juez sea un individuo joven que parece desubicado con el trabajo de un agente infiltrado a realizar secretamente y cuya familia es sustituida por un engendro descorazonador. Como perdidos andan algunos personajes de la película, que no resultan demasiado realistas o establecen un discurso confuso, mezclando las posiciones e ideas.
Lo que daría a entender, que ambos extremos (izquierda y derecha), predican cosas comunes en el fondo, arraigados en motivos partidarios, donde la selección o segmentación de los recursos sociales y los beneficios se reparten acorde a las necesidades de sus acólitos. Mientras, los pobres inocentes serán los que vuelvan a caer de rodillas, con una posible bala en la cabeza o reventados por las bombas. La acción de los agentes infiltrados del FBI (o cualquier otro cuerpo del mundo) representa la libertad de todos ellos, los inmersos en una crisis económica que parece ya un mal crónico y devastador. Aunque haya que cortarse un pelo...
Esa libertad no significa la reclamación de la tierra para sus conciudadanos, sino una tierra de oportunidades para todos. No la disgregación por dinero de la sociedad, ni dentro del seno familiar, el ambiente laboral o las relaciones personales, cada vez más distorsionadas ante la globalización y la limitación de recursos de alto coste social. Por tanto, el filme Imperium lo muestra como un fracaso general para las últimas generaciones marginales, parados de media edad y jóvenes que recaen en otras redes clientelistas perjudiciales y radicales. Tanto física como mentalmente. Al acecho, un posible ejército o revuelta social, que nacería de lo marginal, del consumo de alcohol o el tráfico de drogas que manifiesta esa falta de medios económicos o la necesidad de un dinero rápido que envenena a la sociedad, y no ven una perspectiva real para liberarse de ese terrible yugo o sentirse útiles sin condicionamientos.
Toda esta amalgama realista, es Imperium. Además de un interesante duelo entre Mr. Daniel (Próximamente en la serie Miracle Workers con el dios Steve Buscemi) y la actriz nacida en Sidney (Nueva Gales del Sur), Toni Colette, que posee numerosos proyectos próximamente tras la película de acción XXX: Reactivated. Este año, Miss Toni colaborará en numerosos trabajos, como una serie de temática policial llamada Blue Murder: Killer Cop, u otro largometraje llamado Unlocked junto a Orlando Bloom y Noomi Rapace, además el drama bélico llamado The Yellow Birds, el filme Jasper Jones junto a la joven actriz Angourie rice y Hugo Weaving, más tres actuaciones en el género de la comedia, con el título Fun Mom Dinner, Please Stand By junto a Dakota Fanning y Alice Eva, o Madame de la joven directora-guionista francesa Amanda Sthers.
La pareja ´fiel` a sus principios, enfrentados a su vez, con los diferentes actores que representan aquellas posiciones más extremistas y violentas, porque del lado del mal, destacan actores como Sam Trammell, Chris Sullivan (Morgan, Guardianes de la Galaxia vol.2), Nestor Carbonell (El Caballero Oscuro, Bates Motel) y en el rol de Dallas Wolf, el extraño personaje por el que transita el actor Tracy Letts (La Gran Apuesta, Elvis Vs. Nixon) y una de las figuras más interesantes para diseccionar. Este actuará también en los filmes, Lady Bird junto a Saoirse Ronan, The Lovers con Debra Winger y el proyecto titulado The Papers de Steven Spielberg, con Alison Brie, Bradley Whitford (Get Out), Michel Stuhlbarg (Miss Sloane), Tom Hanks y Meryl Streep.
Existen focos que no acaban por iluminarse, a pesar de las interpretaciones, pero si te interesan los procesos y tramas ocultas, con asuntos paralelos a la vida de pacíficos ciudadanos, esta película Imperium puede llenar las expectativas sobre métodos conspirativos. Ya que se alambica como una investigación enrevesada entre la policía estatal de Virginia (con imágenes rodadas en las localidades de Chesterfield, Petersburg, Hopewell, Richmons y Prince George en Virginia), y el encubrimiento del agente del FBI, Nate Foster. Miembro de un peligroso clan supremacista y representante de uno de las tareas policiales más difíciles que han existido.
Por tanto, aunque el montaje parece algo manipulado en algunas escenas y recorta las expectativas del suspense, puedes observar como funciona el tráfico siniestro de materiales radiactivos o los contactos terroristas con una banda criminal, no olvidemos, formada por estadounidenses de raza blanca. Personalmente, creo que esta lucha estereotipada permanecerá, como el miedo intrínseco, en el subconsciente bélico colectivo, alzándose sobre la desmotivación general de partes de la sociedad americana (y mundial). Una tendencia que perseguiría, como ayer, dominar voluntades, actuar contra la corrupción de la clase política o los estamentos públicos, y fomentar un caldo de cultivo peligroso contra determinados colectivos o ciertas referencias culturales. Y, ¿tú me lo preguntas? Radical eres tú...
Por consiguiente, ese reflejo o peso histórico, la terrible suela patriota que causó millones de muertes durante la Segunda Guerra Mundial u otras, generó un genocidio masivo, segregación y asesinato consentido por un pueblo. Imperium es una muestra en el cine, de nazismo embrionario. Donde este arriesgado servidor público, como muchos otros, cambia su fisonomía y desdobla la personalidad, para defender tu libertad. Daniel está fingiendo o recreando esos personajes de la ficción, cambiando sus papeles fantásticos (e incluso surrealistas como en Swiss Army Man), pero dentro de una realidad que asusta.
Delimitado por un guion con algunas inconsistencias estructurales y diálogos forzados hacia la resolución positiva, el personaje de Daniel Radcliffe se mantiene entre dos posturas incompatibles, racional y éticamente. Y salir airoso de este conglomerado interpretativo, con estas acciones de infiltración de su personaje, al límite del esfuerzo mental y postural, representa el valor de individuos secretos que están dispuestos a... llevar a seguidores radicales a la puñetera ´jail`.
Tráiler National Theatre Live: Rosencrantz & Guildenstern Are Dead, de David Leveaux.
Tráiler Madame, de Amanda Sthers.
Tráiler Jumanji: Welcome to the Jungle, de Jake Kasdan.
Tráiler Jasper Jones, de Rachel Perkins.