La magia antigua tenía cierta base en la superstición, así
las situaciones sociales y posteriormente el pensamiento religioso, convirtió
sus actuaciones en la denominada brujería. Se ha visto envuelta de ese velo
misterioso desde la búsqueda de la piedra filosofal que, incluso científicos
como Isaac Newton, formularon la supuesta transformación de los metales en
plata o el codiciado oro.
Una de esas protagonistas de los sesenta, una verdadera
chica de oro, se llamaba Elizabeth Montgomery y la rubia actriz californiana,
hija del nominado al Oscar, Robert Montgomery (Al Caer la Noche o Mr. Mrs.
Smith), deleitaría con su belleza y simpatía de nariz para abajo, en la serrie
de éxito mundial, Embrujada. Poco que ver con las Embrujadas que vendrían
después en la tv, sino más cerca de la comicidad del triunvirato más maléfico y
molón junto a Jack Nicholson, formado por Michelle Pfeiffer, que ya había sido
maldecida en Lady Halcón, Susan Sarandon anteriormente presa de El Ansia y
Primera Páginaa de Billy Wilder, y la incombustible para cualquier hoguera
artística, Cher.
Bastante menos la Bewitched y family, con la amable sonrisa
de su marido Dick York, se parece ligeramente a las hermanas Embrujadas de
finales de los 90, más cerca de los demonios y producida por Aaron Spelling,
creadeor involucrado en tremendos exitazos como Starsky y Hutch, Los Hombres de
Harrelson, Los Ángeles de Charlie, Vacaciones en el Mar, o Dinastía.
Después de las persecuciones en la vieja Europa medieval y
los casos dramáticos desencadenados en Norteamérica, conocidos como los
Procesos de Sálem, la visión se fue deformando en una persecución sobre el
ámbito perjudicial para el comportamiento y la fe. Con almas que,
supuestamente, venderían esta característica invisible a seres demoníacos,
formándose las consecuentes sectas, que se pondrían tan de moda en épocas más
modernas de la historia.
Ninguna evidencia sólida, enviaría a hombres maldecidos y
especialmente a mujeres proscritas o probables venfermas mentales, al castigo
de la hoguera. Declarándose culpables bajo amenazas y lesiones por laceraciones
impuestas en tribunales guiados por miembros de la Iglesia.
Ahora, en pleno siglo XXI, ha llegado a las pantallas, la
trilogía de Anne Rice encabezada por La Hora de las Brujas y transformada en
Las Brujas de Mayfair, como serie creada por Esta Spalding y Michelle Ashford
en AMC+ Tv y que posee parecidos y conexiones, con los licenciosos embates
psicológicos y familiares, de sus hermanas mayores, y predecesores malditos, de
las Crónicas Vampíricas o Entrevista con el Vampiro.
La Hora de… la Neurocirujana.
Todo empieza en brazos del encantamiento… el que nos produce
la prota arroladora física y ´mentalmente` Alexandra Daddario en la mística y atractiva Nueva Orleans y sus interiores. La fantasía ocultista tiene licencias médicas y
científicas, como una radiografía de los
desafíos paralelos que enfrentará en dos épocas conectadas, pero, con poderosos
altibajos. La mitología se oculta en un ser que nos recuerda a otras
expresiones del terror que proceden de las novelas de Neil Gaiman y Terry
Prachett, con las entregas de Agner Nutter; y la manipulación narrativa de la
película de Alan Parker, El Corazón del Ángel, genios del ocultismo con todos
sus huevos… aunque artística y burlonamente, de manera muy remota. Ni
visualmente siquiera con esos trucos que no engañan a nadie… fuegos fatuos, les
llaman, o digitales… para colgarlos de los pulgares.
Sin embargo, la profecía se mantiene o erige en el tiempo de
los primeros capítulos, al lado de ella, para… capitular en los derroteros que
nos alejan del fenómeno brujeril y la maldición de su árbol genealógico.
Simplemente, nos queda Alexandra que irá cayendo en el estupor de los gritos y
la cercanía con este tipo de Azrael herético. Se terminó la burla y el
cachondeo apocalíptico de los Good Omens y el juego satánico, pues la tendencia
es más próxima al desvanecimiento y el olvido. P´habernos descuartizao, tú… ejem, ya hablaré de Dahmer...
La Posesión.
Regan aparecería, en diciembre hará cincuenta años, como un
increíble resorte de todos los miedos a la filosofía existecialista y la
posesión narrativa de Warner Bros por William Peter Blatty y la visualización
fantasmagórica de William Friedkin como El Exorcista. Que en paz descanse el
alma, de su magnífico ganador dorado por la inolvidable French Connection,
amén.
Basado en un juego astronómico que convertiría el horror
juvenil en físico de la Nasa, curiosa historia para el estudio de las
interpretaciones y los mundos paralelos. En manos de Puzuzu, Linda Blair, el
arqueólogo inmemorial interpretado por el gran Max von Sydow, la madre
sufridora en Ellen Burstyn y aquel Padre Carras de Jason Miller, que no deja
títere con cabeza… Acá, es otra historia, porque el miedo no asoma por ningún
resquicio metafísco, ni puerta dimensional… Bueno sí, pero no asusta nada. Y lo
más patético es el collar, que no se parece a aquella supersticiosa estatuilla
ni en sueños, ni pesadillas…
Por tanto, sólo poseemos su figura. Ya que la escritura
comienza a parecer algo patética y el embrollo temporal, no se lo come ni
Mickey Rourke ni Robert De Niro, a pesar de transcurrir por las mismas calles,
locales de música y efectos en festivales de la muerte… Que bien recordamos,
los que estuvimos por allí, tras el dichoso Katrina y sus efectos
fantasmagóricos. Así que, espectador novato, desconfía del arco y la
celebración de los recursos dramáticos, en modernos akelarres gritones… y eso
que la productora Gran Vía, se las vió de todos los colores, más que
irreverentes en Breaking Bad y Better Call Saul, que son palabras mayores… y
otro homenaje al recientemente desaparecido Mark Margolis (Cisne Negro, El
Luchador) como el maldito e icónico tío Héctor Salamanca, jope, ¡qué tío y qué
pérdida! Sólo nos queda la Daddario.
Familias coloniales, fiestas y especialidades culinarias,
dramas de sangre, ofrendas incestuosas, danzas y músicas, orgías invisibles,
pasacalles espirituosos, fenómenos, bebidas o pócimas, revelaciones nonatas,
investigaciones de una casta Talamanca… y el reaparecido Harry Hamlin. Sí aquel
mitológico y heroíco Perseo, de Furaiaa de Titanes, la fantástica aventura
dirigida por el fugaz Desmond Davis y la producción reativa del univeral Ray Harryhausen. El Maestro.
Que también se enfrenta a el mismo Tom Brady y Jane Fonda,
en la comedia 80 for Brady, sobre el jugador de los New England Patriots y su
momento Super Bowl del 2017. En el siglo homónimo, en los campos de la ribera
del Mississippi y la influencia africana, en la desembocadura de Luisiana, la
familia Mayfair se puede basar ligeramente en la reina del vudú, llamada Marie
Laveaux y se van alejando, salvo otros juicios licenciosos o caprichosos, de
aquella quema cultural de Massachussetts.
Mr. Hamlin no es un guerrero, ni tampoco hace el nº 13 de la
maldición, pero si le resta algo de elegante caballero de perfil griego, y
romántico para los cinéfilos de la ciencia ficción. Lo demás, en adelante, se
puede desconectar y esta serie es una maldita Profecía, sin el niño del
triciclo, ni los cuchillos de Richard Donner para el espíritu bueno de Gregory
Peck, pero con ella. El Crisol de Arthur Miller, la Bruja de funny face. Dejen
tranquila a Marilyn, xDio… no más efectos Blonde, aunque sea en manos del Andrew
Dominik por su inmensa El Asesinato de Jasse James por el cobarde Robert Ford.
He dicho.
Resta… una súplica final.
Investigando… descubrí que Talamanca es una población de
Madrid, a orillas del Río Jarama con su valle, que parte de la etimología
indoeuropea de la expresión fluír o discurrir, como líquido o fluído derretido
por el calor… o también de un origen bereber que significa río de Frontera, o
de Nadie. Afluente del Tajo, fuente inspiradora para El Greco… y que va a parar
al mismo Atlántico como el caudal de su hermano mayor americano. Dos mundos
encontrados… catatónicos del corazón, como aquel que vendió su alma al Luis
Cifer sin saberlo aún. Otra conquista…
Estos estados catatónicos nos acercan al Haiti del Caribe,
en conexión bíblica de inundaciones espirituales como la acaecida en la
película dirigida por Victor Halperin, White Zombie que es otro reflejo de lo
mismo, protagonizada por una reina del mudo, Madge Bellamy (Lorna Done, El
Caballo de Hierro) y nuestro querido Béla Lugosi… príncipe de las tinieblas, Drácula.
¿Quién será la Bestia…? En la novela no leída por éste,
servidor, podría ser algo oculto, o el Niño, como el Dragón mitológico de la
lucha antes del Juicio Final del texto, pero no sé, si nos libraremos de ello.
La madre que le parió, con vértigo se engendraría a toda leche, Miss Daddario y las próximas temporadas…
no sé si sonarán las trompetas para mí. No me quedan muchas ganas, cierto, lo
que bien empieza, mal… o el mal acaba.
En fin… por último de la fila cinematográfica, he visionado
al espíritu femenino en ocasiones dispares. Como Dual, con la galáctica Karen
Gillan y el no menos, involucionando, Aaron Paul, a falta del capítulo de la
nueva sesión de Black Mirror, claro. Una pesadilla de trastorno evolutivo con
la ciencia y el derecho civil, en manos del diablo y el ajuste de cuentas.
Parecido, el desdoblamiento de la personalidad de Chucky y el dominio de la
voluntad, con la muñeca endiablada M3gan y su rival a lo Alien II El Regreso, que
pertenecería a categoría de posesión, pero imbuida en el aprendizaje de una
futura inteligencia artificial sobre los sentimientos humanos. Que el de arriba nos
ampare, si existen ambos… muñeca del futuro y Dios.
Así mismo, para ir concluyendo como gerundio analógico,
tenemos la investigación policial masculina para descubrir la Reality, de una
mujer que se enfrenta a los remordimientos de una venta o algo, que tenéis que
descubrir, con el buen trabajo de una actriz Sydney Sweeney, que ha trabajado
con David Robert Mitchell en Under The Silver Lake y creador de la pesadilla
juvenil de It Follows, con Quentin Tarantino en Once Upon a Time in Hollywood,
y será próximamente SpiderWoman. Además de series famosas y… tener que
enfretarse a… esos magníficos agentes. Y la última de verdad, con otro terror
de kilates que se titula Candy Land, donde se cierra el círculo del crimen
patológico y la identidad religiosa… digamos demasiado devota. Es una parada
absorbente, por este grupo de amigos de un puticlub de carretera y lo que
esconde, Olivia Luccardi… lo que ya descubrió en aquella notable It Follows que
comenté en liason e imprescindible realidad de la serie del sexo de pago, TheDeuce. Con su final irreal o fantasmagórico, tras caperucitas y lobos.
¡Vaya atractivo cierre, verdad, fuck witches! Volveré al
término de estos calores… u horrores. Divertidos, la verdad, aunque a aquel
diablo, no me le creo mucho...