La cotidiana violencia.
A menudo nos llegan noticias diarias de violencia en cualquier extremo del mundo, no variando mucho la forma y los discípulos que se autoproclaman corresponsables de escenas que parecieran calcadas o aumentadas en su vertiente más sórdida. Las mafias y los estados policiales corrompidos por el dinero, para salir de una miseria arrolladora se repiten por doquier.
El director mexicano Amat Escalante nos presenta Heli, su tercer largometraje en solitario (tras el recorrido crítico y compartido con otros nombres del cine mexicano sobre la Revolución iniciada en 1910 por Francisco I. Madero) ahora con producción a cuatro bandas Francia, Alemania, Holanda y como no México.
Con guión del propio Amat junto a Gabriel Reyes, nos cuenta la historia de una figura que pasaría inadvertida y de nombre Heli, un joven padre e hijo, en una familia humilde dedicada a sus labores difíciles de mantenerse a flote. Estudio vs. trabajo.
La historia es una visión de cómo crear un personaje que resulta agradable y sencillo, se resigna para volver su vida patas arriba debido a una confusión o un devenir insospechado. Las trazas que dejará el resultado del acontecimiento en la familia serán de una dureza y violencia, sin vuelta atrás, solamente la indefensión se apoderará del joven para luchar contra la injusticia social.
Si alguien se propone recrear la realidad más cruda en una película, no debería olvidarse y adentrarse en la monótona vida de este Heli mexicano, su pobre familia y la situación en la que se hallan personas débiles ante la escalada de las bandas organizadas y las luchas contra los gobiernos por el control comercial de las fronteras. Las redes mafiosas se apoderan de nuestra sociedad.
Aquí en una pequeña población de México, la batalla entre policías paramilitares y los narcos es un asunto cotidiano, demasiado diría yo, va dejando una ristra numerosa de cadáveres de ambos lados. Pero, sobretodo lo más dañino son los infortunados inocentes que conviven con el dinero de la droga para intentar salir de una situación desesperante a través del tráfico de estupefacientes.
Heli se encuentra en una encerrona que proviene de esa necesidad y de un sueño, el de salir de la pobreza por medio de ir contra la ley, en favor de un amor desafortunadamente inocente y temprano.
El joven interpretado por el actor Armando Espitia, pasará de padre e hijo sin experiencias vitales, a erigirse como protagonista de la violencia sin desearlo. He leído algunas críticas que se ceban con el carácter reaccionario y evidente de la cinta, pero es este el motivo por el que me parece atractivo el desarrollo del horror. Porque estamos demasiado habituados a tales noticias y excesos, nos parece demasiado calculado y obvio.
Por supuesto que el guion está perfectamente estructurado y calculado, el estudio de un hecho luctuoso es en sí mismo lo que describe de principio a fin, la repulsión por parte de la gente normal. Cuando nos muestra las situaciones más horribles y salvajes de la cara violenta, es cuando no deberíamos cerrar los ojos. Es una lucha que hay que vencer individualmente.
Heli y su familia se derrumba por causa de una amor de juventud demasiado temprano, pleno de ensoñaciones de vidas mejores, poderosamente irracional aunque real en las sociedades contemporáneas de determinados países dónde los niños dejan de serlo demasiado pronto. Y la violencia y el dinero fácil, están ganando la partida a la educación y los juegos.
El juego de la gallinita ciega o el golpe de la piñata, se cambia por un regalo sangriento, de niños que juegan a la guerra en duro entrenamiento y a niñas que dejan de ser princesas para convertirse en madres tempranas.
Esas pequeñas que recién comienzan su andadura y ya tienen el futuro hipotecado, abocadas al cuidado de su casa contra sus ideales de estudios y libertades, amores que llevan a padre y hermanos a un callejón sin salida, por sólo unos gramos de falsa ilusión.
Lo verdaderamente espeluznante es lo habitual del caso, el realismo que ya apenas nos asusta.
Estamos tan acostumbrados que vemos la ficción y la confundimos con los hechos de casos parecidos en los diarios, el impacto de la barbarie inquieta por la crudeza pero lo vemos casi sin pestañear, por lo habitual. Otra masacre más que salta a la primera página de los noticieros.
Sin embargo, no entiendo esta crítica en contra de la película. Pues, dibuja una sociedad de trabajadores en fábricas, de un amor de andar por casa, de juventudes abandonadas, de vidas retratadas con realismo occidental (estilo centroeuropeo o británico), la marginalidad de nuestras grandes ciudades o pequeñas poblaciones saltando el charco. Eso sí, vista por la mirada latinoamericana.
Las imágenes del mexicano Espitia, ganador de los premios en Cannes y Ariel como director, ofrece ese realismo anglosajón del trabajo en fábricas por escaso jornal y la pobreza, conviviendo familias con varias generaciones en pequeños habitáculos. También, se da la mano con las producciones asiáticas, conjugando la denuncia social con la extremada violencia de cintas chinas o coreanas. Esto que parece simple para otras cinematografías, se critica de forma insospechada en cinematografías de otras latitudes, siendo historias semejantes con individuos simples que se ven sometidos a presión y a un estallido violento de su mundo. Hombres contra los depredadores y las mafias que ejecutan sus propias y salvajes reglas, en este caso, con la idiosincrasia latina reflejada.
Por último, un dato que desconocía es que el director Amat Escalante fuese discípulo de Carlos Reygadas (autor de una Batalla en el Cielo, para mí desafortunada o Luz Silenciosa) y si bien toca el tema de la violencia, las diferencias fronterizas y el ambiente rural casi desértico, de la historia de Heli le hace alejarse en el aspecto devastador de la misma.
Como ya dije, veo más paralelismo con hombres de honor de la cultura oriental, que toman partido por la lucha contra la injusticia y practican con los poderosos criminales la deseada venganza. Aunque no será suficiente para devolverles lo perdido, sí para continuar con sus tristes y decadentes vidas en la normalidad de su estado social.
El olvido, si es posible, ya vendrá con el tiempo... y el amor.
*** Buena ****
Tráiler The Immigrant (El Sueño de Ellis, en español), de James Gray. Reparto: Marion Cotillard, Joaquin Phoenix, Jeremy Renner, Angela Sarafyan, Antoni Corone, Dylan Hartigan.
Mariah Mundi and the Midas Box (o El Secreto del Cofre de Midas), de Jonathan Newman. Reparto: Michael Sheen, Lena Headey, Sam Neill, Ioan Gruffudd.