Cinecomio busca

EnglishAlemánFrancésEspañolItalianoNetherlandsRusoPortuguésChino SimplificadoJaponés
CoreanoÁrabe

domingo, 25 de febrero de 2024

True Detective. Season Issa

 


Día primero de Obscuridad Nocturna… El frío viene sin esperarlo, salvo si tienes una afección en los huesos, comunicante… Crujido de ellos y del hielo quebradizo bajo los pies, entumecimiento generalizado frente al Atlántico mirando a orillas congeladas de una población de Alaska, con cuatro meses de temperatura media entre los -4 ºC, hasta los -14 o menos; sin embargo, en aquella instancia de la que Cohle renegó por esto, por el ascazo a la hibernación obligada, se rueda en la más cercana y volcánica Islandia, sin apenas percatarnos… Frío igualmente, ¿o no? Pues eso… Otro día, que es noche, transcurre a esa sensación de invasión temblorosa por dentro, a cerca de unos tonos del ambiente, con la movilidad limitada, la mirada extraviada, el halo interminable, el dolor intolerable, el alma, varada... como la enfermedad.

Más al norte, a un estado más allá, del encuentro en la dimensión Fargo y sus espacios blanquifríos, el comienzo es tembloroso y de una violencia visual que nos deja boquiabiertos, pero es sólo eso… Huesos quebrados y frío… Y se acerca la tormenta, no perfecta, sino nebulosa. Hielo radical nos rodea, espanta a veces como movimiento radical, como pensamiento a la mexicana, de Issa López, su generala, que no contagia enfermedad psíquica del pasado y sus terapias psicológicas, sus encuentros interrogatorio; sino que inventa, manipula… traumatiza, quizás… todo lo que el primer panorama, bajo el árbol, desentrañó como escenario macabro. Sólo queda eso, más elemental que la materia orgánica, futurible a unos pasos, resbaladizo, incongruente revelación, miope como oso polar herido, al wokismo de rebajas de invierno, paráfrasis sin luminarias de la mente, instintos básicos en deterioro, intelectualismo al filo del salvajismo, poco caustico al cambio, frente a la esfera del apocalipsis climático, una natalidad bajo cero, que es mundial… espíritus santos… fantasmas de alquiler. No me los creo, ni yo.

Todo huele en Alaska a podrido y más, pues la gente se siente hastiada, escandalizada por la banalización, asqueada por las teorías de la conspiración, de la ideología que invade su horizonte blancuzco, la imagen desarrollada en la tecnología, no aguanto esos vídeos sorpresa – de dónde salen cuando invade la violencia - , dentro de las cuevas del mal se derrumba el relato, no sirve para nada la espera… mientras el hedor es un bloque, se resiste, cuando empieza a derretirse, se congela… otro día más, a oscuras, salvo una luz eléctrica que es responsable, como siempre, del apagón. Silencio suspense, acción, poco o nada.

Desnudo bajo Cero…

La apodan condado o tierra nocturna, pero la llaman noche polar, porque está cerca, claro, en continente. Pero a miles de kilómetros del contenido, de aquellas tres parejas, la original TD de la excelencia inolvidable y su aspecto metafísico, la soleada recreación entre Colin Farrell que empezó a reflotar y Rachel McAdams por una ficticia California, y la tercera TD la vuelta al salto emocional del reloj con Mahershala Ali y su antítesis blanca Stephen Dorff, antesala de su mundo y su colmillo Blade… ahora condicionado por ese iceberg de siluetas macabras y algún temblor, que es espejismo, desde ya… desde aquel territorio hostil, abierto tanto en lo físico como ofuscado en lo psicológico, que fue la primera temporada de True Detective, con su inolvidable pareja multiplicada en el almanaque… y sus cuernos, desde luego, pon celo en el regalo que nos hicieron sus protagonistas. Todos y cada uno…

Pasa el mismo, de las manecillas residuales y la materia en putrefacción, se controlada por una mínima del interior, el deseo, el recuerdo, que no es lo mismo que caerse a un boquete hacia el fondo de un mar oscuro y aciago, ¡no! Mientras el viento, que era aquella espiral contagiosa, empieza a envolverte y traerte loco, te aleja como una canción de The Beatles, un grupo que al personaje de Jodie Foster, no encanta… sino espanta; y eso, ya empieza a ponerte un poco en contra, porque a menos de una semana de esa nebulosa, en negro, comienzas a sentir que, además del frío, te envuelve la indecisión, la poca estima por todo, y cada uno de los principales protagonistas, ¡carámbanos! y hasta el más esquivo del elenco. Vamos que no te caen bien, son meros cubitos sobre un glaciar de emociones, de los que no interesa su viaje.

A estas alturas, que no son tantos minutos de emisión, sientes la caída de los Farhenheit en cadena, la estación cebra es un desencanto, y no sientes esas referencias a películas primordiales como El Resplandor, en la nieve, ni de lejos, La Cosa, en las dos versiones de la increíble historia del novelista John W. Campbell; ni a la cercanía, en mi pedido, de las películas frías sobre Stephen King, la tormenta anclada de Misery y su fobia fisionómica, inamovible, La Niebla en otro ambiente invidente, las apariciones de Pet Semetary con niños, el Resplandor de todo… la fría zona muerta de confort, y de la reivindicación que indicaba, the Dreamcatcher, degenerando a los machos, en ojos de un niño. Circunvalando el mismo Ártico, de aquella The Terror magistral en serie, aquí muy desagradecido, mas estilizado en falso, vacúo, sin duende, ni monstruo a la altura… ni de otros casos criminales sobre H2O en estado pétreo, casi, como un chiste de viejos reumáticos, ancianos digo. Muñecos de nieve en decadencia, snow angel de pegote, espíritus en pena de pacotilla, Smilas acémilas… Y bajo aquel agujero abierto a pioletazos, se ve un retrato oscuro sin fondo, que es el espacio de distancia donde emerge la obsesión de la luz primeriza… en uno y en otras, como máxima objeción. Incluso odio, a todo eso que palidece por el ambiente extremo de la violencia confusa, encaprichada, hacia la extremaunción de una serie… que reniega de su costumbre y su nombre ¿Por qué… por qué lo hicisteis? Maldita sea, cuarta generación de polis, inocuas “detectivas fantasmales”… irrisorias, que disparan al macho como Marty hizo, ajusticiando y poco más. Somos lo peor, of course, of corsos.

Séptimo día, de cielos negros.

Me cachis, menudo gripazo voy a pillar, no sé para que he venido a estos lares… sólo los recuerdos me aguantan ya, aunque afectan a los sentimientos a grandes trancos, trancazos… Con este gélido ambiente perpetrado por la Issa y Cía., de ideas que salen entrecortadas, no con aquel mismo patrón, ni mucho menos, más bien cuadriculadas como los cubos de hielo de un cubata desangelado, sin chispa, solamente, tal vez aderezado con algunas gotas de un ácido potente, como una ilusión… que no es nada. Un agujero de la conciencia de aquellos… Una semana forzada por la nula comprensión, con presión de los minutos que pasan, y nada subterfugios de su historia pasada, que no se deslizan al horizonte, salvo una bala de venganza y ya… deslizamientos al azar de una ocurrencia, porque sí, porque lo valemos, mientras, a los diálogos entierras bajo el permafrost de esas horas primorosas, hace 10 años;  o al menos, los distorsionas a lo chabacano, sin el mismo patrón de lados paralelepípedos y bien dimensionados, pasando a lelos, pocos, y lelas, muchas, que significa la tendencia. Esto es un caos, no tan inimaginable ya, pues llevamos algunos, resbalones entre nocturnidad y alevosía, que diría aquel… Nic, snif… ¿dónde estamos?

El despertar resulta una auténtica pesadilla, moldeada en hielo al principio, pero reivindicativa y globalizada, en bruto oleaginoso posteriormente… y entonces ves la rigidez en las formas, las palabras y los tiempos, que fueron el guión de la semilla. Como al contrario del Faro de Fargo, o el otro psicosomático duelo de Mr. Dafoe y Mr. Pattinson, sin hielo pero humedad mental a tope, que han i do desarrollando sus cinco grandes entregas con brillatez… te acercas a una colisión inminente, colosal,  que es un Iceberg de cuatro mil toneladas, de impaciencia e inseguridades, insatisfacción que es esta versión de True D.… y HBOMax, porqué lo desarrollasteis… ¿eh?

Amistad… frialdad.

Amigos éramos hasta que parió la abuela, nativa o no, da igual… porque el sexo no es ni parecido a lo que sentimos en otras temporadas de vicios ocultos, ni de peligro e irreverencia, ni de la acción, en planos secuencia inolvidables, ni en los diálogos, ni nada… que esta producción a la par, no la entiende ni dios, ni paria que se mee bajo un alud para orientarse, pues parece que no se enteraron un pimiento ultracongelado en cámara frigorífica, como un montón de cadáveres apilados, que ya no saben que inventar, para llamar nuestra atención. Es un mejunje de órganos masculinizados, y poco más. Bueno sí, intelectuales, supuestamente, xDio.

Y del otro lado, ahí están, Mr. Harrelson y Mr. McConaughey, poniendo la pasta en no se sabe qué, ni para dónde… y la esfera del showrunner ese, anónimo ahora, que se desvanece ante el paraíso sombrío de los guionistas, la ya renombrada y sus ataques raciales, genealógicos, poliédricos, nativos, ecologistas intragables, cangrejas vs científicos, que son imbéciles, corruptos o criminales, sin más… todos… de un elenco erótico-festivo, viciado, porque sí y ya está, qué para eso soy el jefe o jefa, qué no importa una m… -lo que recuerden o piensen, lo que expresen-, y las frases serán esquivas, no lucirán, ni se meditarán, se guían por pasiones, inventadas, sin corazón, o demasiado según los intereses de las sangres… y la forma sacrificada, es un no creer… ya no habrá dios que lo arregle, ni limpie… ni del teléfono, ni del páramo, de Texas a Alaska. Ay mi Nic Pizzolatto, gelato, de mente, un salto impertinente… Ay, mi Cary, Joji Fukunaga, helado de frese, aromático,  una forma de rodar, que ni relame su huella, ¿dónde estáis hermanos…? Que no os veo, ni siento. ¡Bah, vulgaridad de presente!

15 Días de Obscuridad… ni frío ni calor.

Sólo faltaban los vikingos islandeses por estas coordenadas, descoordinadas y obtusas…, menos mal que no aparecen y reclaman su descubrimiento residual o imaginario… ya que, en esta investigación, no queda un elemento de pie que resista los embates oceánicos. Todo se hunde, salvo una que sale a flote de la mano imposible… cayendo tal que un alud de fichas de dominó, sin orden metafísico ni fe, todo suena a mentira. Es todo una ocurrencia, los asesinatos, un giro a ninguna parte, una maldita broma… una maldición al infinito, un timo de conciencia; cambios de praderas luminosas, hacia el blanco baldío, la obscuridad gana que renegaba Cohle en su última contemplación… es insignificante aunque pretencioso, casquivano y apologista del cambio, no climático, sino genérico. Al menos en la cuestión de algunos repartos, inertes de tiempos, para un presente que no soporta a ninguno de ellos, sus personajes - sus interpretaciones, sus reflexiones en el papel, su historia en el pasado horizonte -  ni mucho menos, su futuro. Una pesadilla existencial, globalista, alienada, maniquea, una vuelta de tuerca patológica a nuestras vidas fantasmales detectivescas… ¿true o no true?

Y este iceberg no para de crecer, de colisionarnos, de enrocarse en sus maldiciones, ya que la banda sonora es tan ininteligible, imberbe como el guión, que carece de cualquier ritmo, que me acompañe lo más mínimo, en el sentimiento, ni recordando otras pretéritas músicas de antaño. Me deja como un carámbano en remojo de salitre, vaya. Ni la presentación de la serie tiene nada que aspirar, ni que objetar, ni predicar, ni someter, ni significar, o discernir, que es el fin último, ni soñar con aquello. xDio, sólo resta un exorcista, o diosa-maternal, dentro de la nave Nostromo o Furiosa del desierto… o un pescador de almas, Event Horizont. Esa mano, no te creas que vas a salir impoluto, sano y salvo, tras meter en hueco gélido y salir cargado de ropa empapada de mujer, a pleno hostiazo invernal, y cargar cuerpo hasta fuego. ¡Basta fantasma! Y prende, encima.

Ah, cuánto echo de menos al oráculo de Rust Cohle, sus estrellas y el cerebro reptiliano de Marty Hart, a puro vicio, que eran pareja de hecho, perfecta y no ésta, que es un pura serendipia. Insustancial.

1 de Enero… a Detective Nuevo, rey Amarillo.

Ocaso de un horizonte polarizado, del amarillo al violeta, que es invasión cultural en perspectiva isoscelítica. Claro que la violencia subyace del más poderoso, normalmente, sobre más débiles, hombres contra mujeres, ambos sobre niños, y así, siempre es más fácil sentirse parte de un pensamiento generalizado, una metáfora de ellos, los idiotas, criminales hasta en la ciencia, sin sentimientos - parricidas, padres degenerados, hermanos tontos, corruptos, meapilas, torturados, impotentes, porteros de burdel, montón de carne con ojos… cadáveres fríos, en fin.

Sin embargo, en aquella vista, que también pregonaba este desproporcionado porcentaje de diversas violencias machistas, dentro de la historia de la humanidad real, carece del máximo riesgo de esa tortura psicológica, ayer, ni la pared verticalmente elevada de su narración y diálogos, que nos dirigió al infinito en la tele. Si dirigimos la mirada a los referentes de este convaleciente enfriamiento dramático, the shining sería la luz de la paradoja y la obscuridad del rechazo del propio Stanley Kubrick, como esta temporada es para Mr. Nic.

No una tabla de salvación en la congelación de los viajeros pasionales de un Titanic, sino la orquesta que se hunde con el trasatlántico de otros tiempos. Ni políticamente estamos en manos de un Dr. Zhivago majestuoso de las nieves de otro Kilimanjaro… ni como retrato de un pueblo nativo americano, pues no posee el peso limoso de unos Dientes del Diablo con Anthony Queen, ni de la excelencia visual de la reivindicación en el retrato gráfico de Nanuk el Esquimal, también con dos enes documentados. Y ni gota del romanticismo encapsulado en la tormenta de los primeros instantes en la cabaña de The Tall Man, con otro hombre de talla frente a ella, sus botas y sus medias, que son el culmen de los desencuentros y amores, en el trío enfrentado del film de Raoul Walsh.

Ni de la mínima épica en la mirada de un Jeremiah Johnson con Robert Redford en estado salvaje o la fuerza resistente de El Renacido de Leonardo DiCaprio… ni los rasgos de la verdadera amistad entre la pareja de Dersu Uzala según la mágica maestría de Akira Kurosawa, ni su columpio reivindicativo en la nieve. Grandes momentos de la natura… Y nos toman como tontos, besugos congelados, a años luz de las Cosas extrañas que sucedían en el Ártico, o la Antártida según se mire en la distancia generacional y cultural de los continentes. Cosa semejante ocurre con la copodrucción islandesa Operación Napoleón que, si bien es interesante en el concepto histórico europeo - e interviene como malvado el Iain Glen de Juego de Tronos y Silo - naufraga como relato verídico de suspense y la parte como filme de acción mirando a América. Ni siquiera dispirando a las pesadillas de una descreencia religiosa o familiar, antes de la Navidad, que no espiritual. Volviendo a Fargo… y sus placeres violentos. Sin duda, me niego a denominarla como True D., ya que es otra cosa, algo inesperado, el desenlace también - esta irreverencia con el pasado en retorno, como diría aquel: “no sé que hago aquí… el universo es la visión entre la obscuridad y la luz…”-. Aunque, aquí no gana ni residualmente, la cuarta mirada lésbica, oteando aquel horizonte desde un balcón. Rendición, por estrellas decadentes.

Menos mal, que nos queda Anatamía de una Caída, que no es cualquier cosa en Europa y se ven todas las luces y sombras, sobre un verdadero caso. Frío y calor, amistad y amor, reflexión y respuesta. No destrucción metafísica… ¡Qué vuelva Mr. Cohle, por favor! Su espiral de la mente.

Seguro que tiene asuntos pendientes… ahora, o en otra época…

¡¡¡El Rey del Amarillo !!! Sin duda… ¿o no?


Cinemomio: Thank you

Las más alteradas del Cinecomio

Etiquetas

Serie TV-Scifi series - Ciencia Ficción Serie - Crimen Serie Tv - Terror Serie - Biográfica Matthew McConaughey Serie - Humor serie Dramática Clint Eastwood Emma Stone Jake Gyllenhaal Serie Tv - Thriller Humor Series TV - Animación Amy Adams David Fincher Denis Villeneuve Ewan McGregor Mads Mikkelsen Ridley Scott Tom Cruise Tom Hanks Woody Allen Ben Affleck Cine Documental Game of Thrones Joaquin Phoenix Kristen Stewart Leonardo DiCaprio Martin Scorsese Mike Flanagan Oscar Isaac Ryan Gosling Tim Burton Tom Hardy Videojuegos Alex de la Iglesia Animación Japonesa Anya Taylor-Joy Benedict Cumberbatch Brad Pitt Christopher Nolan Christopher Walken David Cronenberg Eddie Redmayne Francis Ford Coppola J.J. Abrams James Gunn Josh Brolin Julianne Moore Kenneth Branagh M. Night Shyamalan Meryl Streep Nicolas Cage Nicolas Widing Refn Paolo Sorrentino Quentin Tarantino Rosamund Pike Scarlett Johansson Scott Derrickson Serie - Bélica Series Tv - Terror Stellan Skarsgard Steve McQueen Tilda Swinton Twin Peaks Wes Anderson Winona Ryder Woody Harrelson Zoe Saldana Alexander Payne Alexandre Aja Alfonso Cuarón Alfred Hitchcock Animación Animación Digital Armie Hammer Bradley Cooper Brie Larson Bryce Dallas Howard Cilliam Murphy Duncan Jones Hnos. Coen James Cameron Joel Edgerton John Ford Jordan Peele Julia Roberts Kevin Costner Lars von Trier Leos Carax LiLy Collins Mahershala Ali Marvel Mel Gibson Michael Haneke Michael Keaton Mindhunter Morgan Freeman Mélanie Laurent Natalie Portman Netflix Orson Welles Park Chan-wook Paul Thomas Anderson Paul Verhoeven Richard Linklater Robert Eggers Robert Redford Roman Polanski Stanley Kubrick Stephen King Steven Spielberg Terry Gilliam Thandie Newton Thomas Winterberg Tom Hiddleston Uma Thurman Vince Vaughn Viola Davis Willem Dafoe Yorgos Lanthimos
Licencia de Creative Commons
Obra está bajo una licencia CC en España.