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lunes, 20 de febrero de 2023

Band of Brothers.

 


El Tiempo parece algo lineal, sobre todo, en la edición de cine... que se lo pregunten al chico en The Fabelmans... pero, la ciencia ha comprobado que no lo es, sobre los márgenes surrealistas del universo. 
Ni tampoco en la narración, la verdad, como está demostrado en la historia del Séptimo Arte, tantas veces. Solo hay que hacer un retorno al pasado... para comprobar las distintas oleadas belicistas. Luego, llega un episodio de paz imaginaria... y vuelta a empezar.
¡Como los posibles premios, que también se tocan!

Steven Spielberg, compone una secuencia esencial por los caminos embarrados de la Segunda Guerra Mundial y sus exhibiciones sangrientas, o en tonos grises. Empezó hace ya mucho tiempo, cuando retrataba a sus probables héroes en el desierto de Arizona, con amigos intérpretes...
 Poco a poco, como se desliza un periscopio sobre el horizonte... de nalgas y humor, para una extraña sensación onírica, efectivamente risueña por aquel 1941, claro estaba el gran John Belushi y su interés para volarlo todo, pese a quien pese, bailaras o no. 
Y prosperar en salto hacia el final con la Lista de Schindler, ya se sentían esos andares en sus pinitos por casa y las persecuciones juveniles, hasta enfrentar ese descubrimiento mediático del Holocausto, que impactara a los medios por la deshumanización sistemática a sus ancestros judíos, en blanco y negro... casi.

Plasmó el dramatismo en las costas temporales del Día D, hasta los tuétanos salvo el Pacífico que vendría a dramatizar más aún, encadenados después de retratar los diferentes pelotones del asalto aliado y sus pocas esperanzas de supervivencia personal.
Allá, se enfrentaran con un nido de avispas de hierro, fluido y pólvora, las tripulaciones de Tom Hanks en Salvar al Soldado Ryan, descubrir el carisma histriónico del próximo Christian Bale en El Imperio del Sol o responder a esos holocaustos étnicos y acabar en el antihéroe internacional, tal vez inspirado por las propias historias de su padre... que no, gableman.

Un pacífico, que nunca estaría tranquilo con el recuerdo y sus máquinas, incluidos trenes de juguete para transporte de grandes espectáculos, representados en cortes y hazañas visuales, como algún director con heridas y un parche en el ojo. Por supuesto, existían los héroes a la contra... ofensiva. En apariencia de maestría.
Otros episodios trascendentales se asoman, claro está, por guerras a horcajadas sobre caballos sin herrajes o esos encuentros, no tan ocasionales de nuestro héroe favorito, Indiana Jones y los nazis, desde su 1981 en arcas monumentales. 
Vamos un consumado experto en estas lides bélicas, que desprende humanidad, como sentenciaría aquel en consecuencia familiar y extrema: "Por eso lo llaman la selva, cariño"... , por supuesto de fuego. Y celuloide incendiado.

Lo siguiente qué será... ¿una película con vaqueros y diligencias? Tal vez, jaja.

Carrera de héroes.

Los héroes siempre caen desde las alturas, como el horizonte imponente.
Sin embargo, los dólares no caen por decantación de los hechos anecdóticos, sino por el trabajo... Normalmente, eh.
Rangos supremos de la producción y la narración con imágenes, son los chicos de su propia Compañía, no tan fácil. El esfuerzo os hará hombres, se decía... y la imaginación, artistas como su tío, Judd Hirsch, el mismo de tantas historias sobre la Luna. Otros les llaman lunáticos, sin imaginar...

Pero, poniendo una marcha atrás a la correlación de los hechos y el pensamiento crítico de Spielberg y otros maestros, vamos a soportar el caos de la guerra, porque era necesario, reencontrarse con la sangre... que pudiera haber sido en Compañía de Hermanos. Una gran banda, al unísono, con unos pocos años de diferencia para HBO, la esencia del cinematógrafo y sus posteriores Dreamworoks especiales.
Kilómetros y kilómetros de película, recuerdos desintegrados de nombres, carne putrefacta de sonrojos, acosos intemporales que asoman en las cenizas, rescoldos de la Vieja Europa. ¡Siempre!
Pobre Europa, siempre en el alambre de púas... Él lo siente, y bien, nos lo hizo sentir a todos.

Así son los héroes, que nunca descansan... ¿para qué...? ¿Para fenecer...? No olvidarse, hermanos de sangre.
Así, el comenzar la vida y terminar a inicios del nuevo siglo, en esta producción televisiva de alto calado, casting de miedos, y amasijos de recuerdos reales, retales de sus vidas... fotos a contraluz de las heroinas.
Ahora recordada como Bandas de hermanos, sangrientos... Junto a su otro en la producción bélica, erguido en el horizonte de sucesos, Tom Hanks que participó en el guión, para más implicación realista.
Se fue adaptando esta epopeya descarnada, sobre el escrito del historiador Stephen E. Ambrosse y los actos heroicos, por obligación y unas raciones de dinero para las familias. 

Es una correlación de ejemplos de movimientos contrastados entre el horror y su arte, desmembrados, entre ambas partes y conciencias vitales... 20 años y uno más, pasaron antes de su propuesta actual y personal con la memoria, sus... Los Fabelmans. Retales de su otra vida, agujeros de balas a contraluuuz... Una de las candidatas favoritas para los Oscar´s de este año. Sin duda, y el surrealismo se lo permite. La otra guerra de guerrillas, en familias de padres a hijos, madres a hijas, y eso. Dos piedras en el sendero del cine.
Pero afables y emocionantes, muy afables, gracias. Gracias a todos, en todas las partes, en todos los tiempos, que son el mismo héroe, la luz y sus sombras.

Pero, de eso ya se hablará en comparación con guerras sud-realistas y más allá, como de The Batman vs Joker´s variopintos en negro cuero y otras escenas cotidianas del cine, pues me faltan algunos episodios que visionar con un solo ojo, babiloniadas de Scrooge... En fin. ¡Ay... el tiempo!

Pedazos de... Historia.

Un asesinato real... Pero antes de  ese derramamiento de sangre inicial, buscaremos el dato objetivo y universal, a través de una verdadera riada que significan las guerras en consecuencia, dramática.

Tanto de involucrados directos en las acciones bélicas, o criminales de los distintos bandos, como de los desafortunados ciudadanos que reciben inocentes, más héroes indiscriminados en tantos lugares como árboles tronchados, esos actos de violencia explotando a las puertas de sus casas. Nos sentimos en 1944, casi nada en la descripción nauseabunda de los hechos... ruido de motores, y huevos estrellados. Hacia cualquier lugar que dirijas la mirada... Spielberg lo vio, se lo dijeron, por una ventanilla, mira al horizonte... coj...
Siendo aquellos, aplastados, soldados o políticos al mando, y otros... seres perdidos... todos como rocas rodantes. Todos de padres a hijos... blood of Brothers.

Historias empezando con el antecedente, de lo pequeño, la individualidad, se establecería la división a partir de esa misma sangre, en los reinados del Viejo Continente y las diferentes revoluciones sociales, que estaban a la gresca masiva. Como ocurrió tantas veces en el pretérito de la especie, llamada inteligente. La historia es como una caja de bombones, recubiertos de... por todos los lados, menos por uno... El Arte.
Spielberg, David Lynch, Tom Hanks, John Ford... Ellos son el Séptimo de Caballería... de "Artellería".

Ante las calles de Sarajevo, con explosión fallida y un acierto a bocajarro, se derivaría a la mayor masacre conocida hasta entonces, en las primeras décadas del s. XX, hasta la Banda de ahora. 
En la Primera Gran Guerra, 15 millones de cadáveres se pusieron sobre un tablero infecto, de distintas nacionalidades en descomposición orgánica, entre enfermedades atrincheradas, reemplazos desubicados de horror, piojos en retaguardia y últimas bocanadas al barro. Bien lo saben en, Sin Novedad en el Frente, la notable e infernal película dirigida por Edward Berger, que Alemania ofrece como candidata a la estatuílla dorada de Hollywood... Merece la pena verla, y no repetirlo, por consideración.

Ese catastrófico belicismo de familia, que se incita en bloques, al menos fue esquivado por un Alfonso XIII de España, que lidiaba con otros menesteres más de matar por casa, quedando al margen de los futuros incordios, y metidos en camisas de once varas, como el cuadro del Duelo a Garrotazos goyescos, muy negros, en el lodo propio... ¿Para qué buscarse otro...?

Allí desencadenó la Triple Entente, Gran Bretaña, Francia y Rusia, "casi como hermanos...", y la secreta Central o Triple Alianza de germanos, italianos, concubinos en el odio racial, y los prusianos de aquel extendido imperio austro-húngaro, para habernos matao...
Ah, y en el ring también, ¡sus enormes negocios coloniales en juego mortal!
Los puentes entre espías, funcionaron en todas las facetas, políticas y económicas, creando una verdadera animadversión que perdura, pacíficamente, ¿seguro tú? Pasaron a The Courier en la Guerra Fría y otras con nuevos misiles, que nos asustan como piedras prehistóricas de inteligencia... El espionaje está al orden del día, de los estados y sus partidos políticos... de sus guerras.

Aquí, volviendo al frío bosque, voy a hacer un pequeño inciso histórico, para ajustar información con sectas ideológicas y emisión de la esclavitud en tierras cubanas... Que, si bien España, tuvo participación con los afincados allí y procedencias de otros territorios americanos... decir que Isabel la Católica promulgó un edicto para su abolición en todos los centímetros de su reino. A lo que se opusieron, especialmente, negreros y ricos comerciantes de origen catalán, que serían en siglos postreros, los precursores de un independentismo feroz, más separación ideológica y humana. Por ir contra la corona contra sus propios beneficios con esa actividad ilícita y criminal. En la WWII, hubieron millones de personas esclavizadas, trabajando para el odio por un cuenco de huesos, y un ojo retratado.


Después de esas protestas temporales y la independencia de diferentes estados, más cerca de nuestro Atlántico, otros tomarían relevo y aprovecharían la ocasión, para reescribir la historia, alargar la Leyenda Negra, hasta nuestros días, pongamos norteamericanos de nuevo cuño, holandeses y belgas, porteños sudamericanos frente a mulatos, ingleses escabullendo responsabilidades... es así todo. También en el mundo musulmán y rapto de mujeres africanas, hubo a millares, y de europeos igualmente... incluso japoneses forzaron y sentenciaron a miles, el otro lado de los pacíficos, como por parte de China en otros épocas. El inciso, está formalizado... con respeto al tiempo y las conciencias.

En las guerras, además de muertos y escoria, también existe esa esclavitud para aprovecharse de la mano de obra sin remuneración y otras violaciones belicosas, que normalmente no se ven, ni se recuerdan entre tanto salto al vacío, con las mujeres.
En Hernanos de Sangre, esto es una evidencia, pues la mayoría de su reparto es del mismo género, excepto encuentros con la desesperación femenina, su psicología frente a nuestra violencia por la fuerza. Es un espejo diferencial, que se masacró en primera línea a los hombres, y en olvido a las hembras... y miles de huérfanos.
Toda aquella triple entente de machos, y generales en la retaguardia pidiendo más derrame, unos porque sí y otros para finiquitar... formaría con el tiempo, la misma alineación del odio. De la misma forma, que muchas mujeres miraron para otro lado y tuvieron que enterrar sus fantasmas. Salvo algunas Mataharis, y enfermeras de urgencia, que existieron en todos los bandos y horas.

En la II GM (o WW para los anglófilos), los archienemigos que se enquistaron políticamente a favor de dictadores como Benito Mussolini y el infame de los infames, innombrable sin apellidos, gracias a dios y los juicios, Hitler se disparó en los huevos...
Bien ungido en el odio, su cerebro, para incendiar nuevamente Europa y el mundo, desde el fatídico 1940, hasta ir expandiendo sus tentáculos a esas colonias africanas, tan denostadas y explotadas en siglos, a sus vecinos diferentes, por una Asia que explotaría en diversas causas, hasta incendiarse casi por completo, de refilón Australia en olor colonizado, pasando por aquel imperio otomano, mezclas de sangres en las trincheras... aquí son hoyos... y llegar gráficamente, a las primeras instalaciones encontradas sobre Pearl Harbor... aunque EEUU, ya estuvo presente y efectivo, en aquellas estribaciones por el lodo excavado de 1917.

El miedo es un vehículo a la nada. Bueno sí, a los muertos de miedo. Y Steven sabe un poco de eso.

Las Capitulaciones...

La derrota, como la victoria, sería entre una guerra de tricheras, cada uno intentando mantener su cabeza erguida por encima de los hombros del otro... Así quedo la cosa, con una maldita revancha que se jugaría en la formación violenta de la primera Yugoslavia y lo que vino después.
La capitulación debe ser dura, cuando tienes que rendir cuentas a los vencedores, que no te perdonan ni una, sobre todo, si ocasionaste algunas de las atrocidades, o las que acontecerán...

El avance de las tropas en el enfrentamiento salvaje de la II GM, fue muy diferente aunque también existían esos agujeros en el terreno, pues se avanzaba a distinta velocidad, como los tiempos. Y los vehículos militares empleados para el combate, las armas de repetición y elementos humanos, quizá, mucho mejor preparados para el cara a cara, a cierta y resolutiva distancia.
Así empieza, con el adiestramiento de la mitificada Compañía Easy, del 506 Regimiento de Paracaídas y 101 División Aerotransportada de los USA.
El resto son los episodios, uno por cada registro temporal coordinado, que emergen de los recuerdos de los protagonistas reales y las expresiones, adaptadas a cada nivel educativo, de los componentes esenciales de esta serie condecorada por la historia de la televisión.

Por tanto, las capitulaciones se entregan con realismo, en la victoria o la derrota, que también las hubo en ambas partes, con vísceras impactadas en pantalla y miembros amputados, como si del mismo M.A.S.H. se tratara, pero sin cortapisas, ni humores. Salvo los desprendidos por las balas o la  descomposición. Eso si que se ve bien, en la tortura grupal de los soldados alemanes y demás, sobre la producción de Netflix de título original, Todo Tranquilo en el Frente Occidental, allá en la comarca norteña francesa y apuntada por el dolor personal del protagonista.
La sangre de hermanos y la opinión crítica o antibélica, se dan la mano, como lo hizo en su tiempo y ocasión, el mismo Dalton Trumbo y su cuerpo inmovilizado en la tragedia shakesperiana de hospital.

En la 1ª entraron en juego los primeros blindados y submarinos, los primeros estertores de gases tóxicos, para cobrarse sus primeros trofeos humanos, que durante la ofensiva de los 100 días, forzaría el rendimiento sin condiciones de Alemania con el Tratado de Versalles, muy a pesar de sus mandos, que en algún caso, sirvió una verdadera carnicería en la última bandeja.
Pero en la 2ª, sería más monumental, debido a la inmensidad de la catástrofe europea y los juicios de Nuremberg, hacia una rendición absoluta que se expandió al Imperio de Hirohito y su famosa imagen sobre cubierta, de una paz inminente tras la fuerza excesiva.
Aquí me toca recomendar otro espionaje de cine, con la narrativa en aquellas etapas belicosas, de La Mujer del Espía´, dirigida por el japonés Kiyoshi Kurosawa, para definir sentimientos ocultos en el final de la guerra.

Entre ambas, las revueltas revolucionarias mantendrían las cosas políticas caliente, sólo hay que mirar para nuestros adentros, las tripas patrias. Una espoleta programada que significó la programación de Steven Spielberg en sus años tras la cámara, hacia el Segundo Gran Estallido entre hermanos, de raza, o no, y condición. Bueno tampoco, porque los camaradas provenían de muchos ámbitos sociales, aunque especialmente, el de rango militar de carrera y los más bajos, en la mayoría de casos. Esos pobres diablos, que vivieron los suficiente para completar una familia.
Es la lucha contra el auge del fascismo, proveniente de las calles, no olvidemos, y el castigo perverso sobre unos seres humanos, que algunos consideraban inferiores... y que los dirigentes aupados por el pueblo, no vieron como humillante.

¡Malditos Bastardos...!

Decía John Ford al joven cineasta de Los Fabelmans, la película íntima de Steven Spielberg e interpretado por el director de los extraños horizontes David Lych, que éstos dentro de una localización mediana en encuadre, son poco interesantes o sosos.
Quizá por eso, John Martin Feeney, el comandante en la Reserva de la Marina de EE.UU. los contrastó como jefe de la unidad fotográfica de la Oficina de Servicios Estratégicos y grabaría las horribles imágenes en vivo, y muerte... del desembarco en las costas de Normandía. Después desolado por el salvajismo, se encerraría tres días en una habitación al mando de varias botellas para olvidar... ¿recuerdas a Martin Sheen en su Apocalipsis Now y la de Francis Ford Coppola?

Algunos cowboys noctámbulos, no soldados, confirmas la exactitud de sus expresiones... “Cuando seas capaz de diferenciar el arte de colocar el horizonte en la parte inferior o en la parte superior del encuadre, en vez de justo en el medio, puede que entonces te conviertas en un director bastante bueno. Y ahora, ¡a la puta calle!”. Él posicionó en la luz.
Los Oscars 2023 sentenciarán la contienda entre horizontes de agua, familiares surrealistas, rocas rodantes y rock.
¿Cual es vuestra favorita...? A verlas en paz.

Los jóvenes soldados norteamericanos, les gritaban "Malditos Bastardos", algunos tan imberbes como ellos. También asustados por las órdenes de sus locos superiores... más que dictadores.
Algunos soñaban personalmente con rebanar su gaznate, pero tuvieron que supurar, si podían con los escasos medios e higiene, los enormes manantiales de muerte que, sino, supondrías terribles cicatrices para toda su vida. Nada experimentados médicos de urgencias, sin la pizca de humor sangrante de posteriores guerras, como recalcaría aquella inolvidable M.A.S.H de Robert Altman y sus posteriores suturas en tv. Auténticos héroes sufridores con misteriosos automatismos psíquicos y emocionales.

Los cuerpos destrozados de paracas, sirven como consagración a aquella violencia mundial y las manos que intentaban restañar todo ese dolor, es un marcapasos de las imágenes en nuestros hogares con el ahora, que realza la referencia bélica y muerte de las ciudades petrificadas.
Todo es una parte documental de los hechos, sin reservas como en el Midway de Ford, menos en su rodaje editado y expuesto al público del famoso Desembarco. Reservando episodios para los productores Tom Hanks y Tony To, sumados al puñado de directores sobrenaturales de producciones televisivas, como David Nutter (X Files), los británicos Richard Loncraine habituado a las acciones guerreras de Ricardo III y David Leland (The Land Girls), el danés dos veces nominado Mikael Salomon y el experimentado Phil Alden Robinson (Los Fisgones, Campo de Sueños).

La Banda de hermanos, actores es inmensa, prodigiosa encabezada por hombres aerotransportados, muchos al éxito, como unos jóvenes Michael Fassbender, Tom Hardy, James McAvoy, Simon Pegg, David Schwimmer, Neal McDonough, Colin Hanks, un esencial en la serie como Ron Livingston y un ganador del Globo de Oro, que sobresale por encima de todos, Damian Lewis.
En fin, tantos hombres buenos para la actuación, que sería una tarea imposible de realizar en estos instantes del comentario... pero que dejan huella, de haber pasado por allí... una serie de Steven Spielberg. Descubridor de estrellas, como héroes de la pantalla. Los que se quedan con la chica, aunque no lo busquen... si es que sobreviven y la suerte les sonríe.

Band of... Horizons

Y se acabó, esto es la guerra... ir recogiendo los trozos de nuestras vidas pasadas y futuras. Porque nunca parece tener fin... como el cine, este afortunadamente claro.

Lo saben tantos en el frente, como el maestro John Ford lo proclamara, detrás del humo de su cigarro. James Belushi tras el humo del éxito y otros horrores... Padres y madres, frente al desengaño y lo absurdo de las guerras de otros... Tom Hanks y su enorme carrera ya, después de tantos años, tras aquella despedida que vimos en la arqueología... El muchacho anónimo que se convirtiera el héroe, tras el humo de su canuto... sólo momentáneo, claro.
Héroes dorados, como los tíos y sus sueños, sus huevos... salvo que haya sorpresas pequeñas de Irlanda o Suecia, sinfonías de teclas con Tar, o la fusión de los sentidos especiales y la acción desbocada, dirigida al corazón... ya diré como son... ahora estoy con el hermano mayor.

Porque el verdadero héroe, es el que ya no se puede levantar, ni pensar, ni amar... Por eso, todos somos víctimas de la historia. Excepto los surrealistas, imaginativos, narradores... fotógrafos de vidas.
Excepto Mr. Spielberg, que es un niño y su ilusión nunca se apaga... como las balas de aquellas pistolas.
Y su Mayor Espectáculo del Mundo... La Magia, su ojo... y El Horizonte.
 
Band of Brothers Soundtrack - Michael Kamen
John Williams - The Fabelmans Soundtrack

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domingo, 5 de febrero de 2023

Samurái Gourmet.

 


La cultura japonesa, particularmente su gastronomía, tiene bastantes aspectos en común con la nuestra más cercana, la mediterránea.

Ya que algunos de sus componentes culinarios, tienen conexiones con la tierra y sus regadíos vegetales, las partes corrientes o singulares de los animales (con excepciones, como el águila u otros), y esencialmente, el sabor a Mar. A marisco, pescado y algas.

Además de una querencia, suave por lo dulce, conjuntado en amargo y el peso de la historia, que es picante; los palillos para cortar y coger la comida, es tradicionalmente lo cotidiano, el sake, la ensoñación, el té, la nostalgia y lo cercano, el café, lo reconfortante, como los caldos y sopas... son las cucharas y el aliento; lo atrevido, va más allá, la búsqueda de otra sensación, las salsas y picantes, es un punto más allá; pero quizás, lo más asombroso es que su cultura más internacional, por excelencia, se extiende por el manga, y tiene un reservado frente a la barra, junto a los chefs, para hacer un hueco a un pedacito más. El solitario samurái, comiendo y guerreando, tanto corta, corta, tanto...

No es necesario, ningún tipo de sacrificio, todo parece hecho a la vista y con gusto por lo natural. Como si fuéramos verdaderos fetichistas de la comida, como sí degustáramos el placer de la compañía, a la vez extraña... Y no es necesario convertirse en un objeto del deseo, como el cerdo amantísimo de Nicolas Cage, en el filme Pig dirigido por el debutante ante las trufas,  digo cámaras, Michael Samoski. Igualmente placentera, salvo que con pequeños recorridos subterráneos hacia la fatalidad y la venganza de los recuerdos, olores y sabores. Un notable silencio del icono de otras èpocas y nuestro recuerdo ante el tocino, digo, lo cercano y emotivo. En fin, otra obra para gourmets y sibaritas del cine.

Aquí, volvamos a los trazos, que no vemos, pero, de alguna forma sentimos, como un relieve de la ciudad de Tokyo y sus viejos relatos de otras eras, deberíamos nombrar la historieta gráfica con la que abrimos el apetito atroz, aunque calmado, sin violencia ni cortes tajantes en el rostro adaptado al gran público, del autor Masayuki Kusumi de dibujante de 66 años, en dos fragmentos contiguos titulados El Gourmet Solitario y Paseos de un Gourmet Solitario.

Entre ambos títulos, con una diferencia de 6 años, un pequeño refrigerio, para volver a pisar la calle y los curiosos locales con sus olores guisados o fragancias en la plancha, junto a un hombre de mediana edad, que además de su homónima descripción del relato, comparte su afición por fantasear con otros tiempos.

Sin embargo, ahí queda la comparación con esta serie diseccionada por Netflix, porque sus guionistas Taguchi y Wada, han convertido las tribulaciones de aquel hombre mediano y desnortado, en un menos solitario, corredor de larga distancia. Con 60 años a sus espaldas, sentado en oficinas de por vida y cadenas, y una mujer con la que compartir... sus nuevos dones... o no... Vemos sus paseos indeterminados, o sus movimientos de mandíbula, colgando en la memoria. Con las necesidades justicieras, eso sí, de un tajante quijote que ensueña, a un paladín de las causas perdidas... y los gustos en continuo aprendizaje...  dónde quiere, cuánto quiere... cómo quiera.

Pero, sin ser un samurái viajero, es un caminante seguro... ¿o es inseguro?

Y esto... es Japón.

También se divide, como el ramen para dos, en personalidades contrapuestas.

Así se constituye su pareja de directores, en formas de ver la verdad y la ficción, puede que cada cual con su tema, que diría un pastor de ovejas, a vueltas con los mercados y los precios. Arribando a hurtadillas, o como un detective casi fantasma, a los puestos en la calle y los puertos, a los guisos confeccionados con gusto e imagen frente al televisor.

Don dos trazos, como dos géneros que se entrechocan y hablan, dirigiendo los paseos con su protagonista y su curioso caminar, que a veces se aparta de la realidad y de su parejas, en dirección contraria; pero para terminar encontrándose en la misma necesidad, dejar la soledad y sobre todo, sorber con pasión, la vida. Cocinando, andando, bebiendo o  relamiéndose los bigotes... postrado con la vista fija, adorando un buen vaso de cerveza. Sí, ¡cerveza, he dicho! 

El Aperitivo...

Es un aviso en un prado inmenso, y salvaje, propio de otra época, de eras arcaicas como la tradición gastronómica de un anciano imperio. Y ese punto enorme, sobre la comida y las constumbres.

Uno de los lazos con la tradición del cine, es el director Michihito Fujii, curioso nombre casi volcánico, que ha adcometido otra serie llamada El Periodista y trocitos de cómic como Ghost in the Shell antes de una película yakuza, como Una Familia. Mientras que el otro palillo de márfil tallado es, Mamoru Hoshi, que se destaca por filmes entre la comedia y el romanticismo nipón.

Ambos forman una teoría sobre la personalidad de una nación, su educación, su familia, el trabajo, la movilidad, etc... Todo aderezado con sabiduría, en este plato cocinado en episodios cortos, para no atragantarnos, y que persiguen el camino económico para darse a conocer en mayor grado,  o abrir las cartas de la cocina japonesa, a todos los posibles comensales en el mundo. Y curiosos...

Todo comienza un día excepcional, no por lo soleado del panorama callejero, sino, porque conocemos a este singular individuo, nada destacable, aunque de mirada limpia y afable. Por lo normalizado de la expresión y gesticulante al máximo, como personaje en sus zapatillas liberadoras de ciertos yugos del pasado... Comilón, sin embargo, delgado como su padre, seguramente... que empieza a contarnos que ha sido defenestrado por sus superiores en la empresa y, ahora sin actividad... no sabe muy bien lo que hacer... Pues nada, ¡a caminar!

¡Banzai, que decían aquellos lanzandos! Aunque pronto va a descubrir a través de las sensaciones, que hay algo más y que lo suyo, puede ser el yantar... que no el llanto de viejo... ya que un humor característico y natural, se esparce por todos sus poros, hasta la esencia del caminante y su nueva necesidad..., no tan solitario como dije, y sus recuerdos más sencillos, pero emotivos como un amigo de siempre.

Y es que, el actor Naoto Takenaka, ya cae bien desde el primer sorbo de cerveza, y ese fresco aaaah, era lo que necesitaba... con esa simpatía espumosa y la educación de los ciudadanos japoneses que deseamos para nosotros... pues no, nos conformamos con  ir compartiendo su día a día, tras el abandono forzado laboral y las migajas... y lógicamente, se quedará en vuestro recuerdo, por ser natural, como la comida misma.

Su mujer también tiene lo suyo, comprensiva, aunque se pelee con el estilo tradicional de una fuerza patriarcal de siglos, amparado con la simpatía acrobática y esbelta, de la actriz Honami Suzuki. Y el otro, el malo, el tercer sorbete con fuerza, que podría ser una mezcla entre el Clint Eastwood de más alto calibre y la efigie de aquel Goemon que ya no recordamos, inmerso en katana, de la que participara hace más de una década. O del espíritu desafiante del mismísimo Akira Kurosawa, tantas veces en misiones de salvación o redención, interpretado por un disfrazado de época, Tetsuji Tamayama. Salvo que no va, mucho más allá, el jefe es otro,.. aunque más cortado que su arma cortante, el apetito.

Saltando las distancias narrativas por sus diferentes Tokyos, y la agresividad en su trono de sangre o banqueta de culo, pues la diferencia esencial está en la sangre, en las vísceras que se cocinan y ya...

Se llama miniserie, no porque sea pequeña, en esencia, sino por la minuciosidad de las manipulaciones de alimentos, por sus cortos trayectos en el espacio, tiempo, y las pequeñas, grandezas, que nos presenta en los platos. El vapor inundando las cavidades olfativas... Unas, puede más atractivas que otras, según los gustos y las añoranzas, los tragos que también importan, las texturas en el paladar y las frecuencias... No se puede comer tanto, sin luego tener remordimientos, aunque parezcan sanos. 60 años, son 60 años, si bien seas japonés y tus ácidos lo permitan.

Por tanto, el cómic sería el aperitivo perfecto, para ir haciendo boca, preparándose para el colorido contraste con unas diferencias formales y un comerciante ermitaño. Lo trataremos de saborear.

Un Sorbito...

Las formalidades son importantes... pero la cerveza es la cerveza, vamos a ver...

Esta serie Samurái Gourmet que empieza con un poco de agua con cebada, como si fuera una excentricidad o un acto prohibido, con el alcohol claro a destiempo... se mueve como el ramen en una sartén o bol, tocando varios palos, depende del estiramiento requerido, los recorridos a lo largo del tiempo, antes de la jubilación,  a grandes pasos o, a horcajadas sobre el taburete. No acabas gateando, quizá desnivelado en ocasiones, pero firmes en su condición. 

Él y su voracidad como compañera, es como una nueva forma de sentarse a contemplar, de estar vivos, a sentir placer por las pequeñas, grandes cosas... servidas al dente sobre un caldoso reclamo de esta gran ciudad, que conocemos emocionalmente... o más quisiéramos, otros.

En frente de las costumbres y el deseo cumplido, está lo tradicional, también observamos, degustamos, otras especialidades de una isla enorme y monumental, con forma de recipiente inmortal, moderna, que se acerca a otras culturas occidentales, con sus sabores intactos para combinar el placer. Económicamente, excepto alguna excentricidad no habitual del descubridor, en capítulos apetitosos que despertarán tus jugos gástricos, seguro. 

La caballa y otros sabores salados del extrarradio, marineros, en excursiones de estudiantes, ¡recuerdas! No, no hay Moby Dick... Son peces más simples. Hartarse repitiendo, porque los episodios van sin espinas, sinceros y naturales, pues también tienen su propia estructura, nada de fragmentada o deconstruída, para sorprender con grandilocuencia. Cada uno es cada uno, y forman parte del menú, cada plato significa algo. Algo, esencialmente, personal. Casi como ¡las croquetas caseras! Pero, sin madre ya... o ella, es algo así. No, no lo quiere así... Él tampoco.

Cada bocado, siempre regado con un buen gesto, una excepcional mirada a los adentros, entresijos del personaje y su nueva perspectiva vital, si bien tenga que enfrentarse a una mirada esquiva de la juventud y sus egocéntricas necesidades. Siempre con un vaso de cerveza, o una jarra bien medida, para compartir con un café de la lectura, una simpática tormenta de coloridos paraguas, los precios que no nos van bien, depende de la infraestructura de los estilos y las sartenes gourmets, o esa memoria que nos viene a visitar, cuando ya no esperábamos nada, a estas alturas o canas.

Ella sí, pero prefiere ir a comer, acompañada... O sino, pega la vuelta y comer croquetas de la madre que las parió. Le dan igual los estofados y las fotos, son reliquias del hoy, y ahora es ahora.

El sorbo postrero, es una gran sorbo. Lo que nos conecta con lo correcto o no, lo que no sabemos afrontar a las primeras de cambio, lo que observamos sin darnos cuenta, lo que no nos atrevemos a pedir, o decir, ya que estábamos en 2017 y ya no está bien visto; por eso, existe ese alter ego de la historia del acero, cuando las cosas se medían de otro modo, asilvestrado como tripa de águila o ácido del alma, frente a la quijotesca lucha contra las injusticias.

Absurdas, o no... ¡Esto es lo que hay! Kiaaaah...

La Salsa...

Algunos, en lo más recóndito de su espíritu samurái, recordando al Vivir del gran Kurosawa, se sientan y ven la vida pasar. Perfeccionando su búsqueda personar, otros hubieran preferido algo más punzante como un sabor a erizo marino... 

Tal vez, un buen corte a la altura de las tripas o más arriba, visceral, salpicando las paredes de los restaurantes característicos y sus transformados figurantes... No serían 7 y no 12, como se condimentan aquí.

Pero, tranquilos, no os hagáis los intrépidos, la cosa no va por ahí, colgando tripas del acero, sino que se reclaman estereotipos más corrientes y cercanos, no tan kamikazes, aunque hubiera podido esta bien... Son registros como los modales cotidianos, que destripamos en otros, los que se saltan los ególatras, los maleducados, exigentes, olvidadizos, apesadumbrados, contrariados con el mundo y sus gentes... inhumanos... Mas, eso también, casi siempre arrepentidos.

Gracias al que todo lo ve, recorre y consume... El samurái, este sí, solitario.

El Postre...

Por supuesto, lo dulce es muy importante, hasta en el Japón. Y el café... que no debe estar frío, excepto con hielo en verano. Ahora es reconfortante.

Casi tanto como la salsa picante, y los gritos que los incautos turistas escuchan, si cambian o modifican a su gusto, el objeto del deseo. Mecachis, insulto en un país con unas tradiciones que se empiezan a adaptar a los gustos... eso dice el samurai. Si bien lo auténtico, siempre será lo auténtico, como el típico aventurero con rencillas y los mangas.

Las casas tradicionales son la puerta y los gestos del protagonista, un sendero al placer,  las palabras de apoyo de su compañera (aunque tenga sus quejas del tratamiento en las labores), una condición... las formas en que vemos arremolinarse los sabores en la cocina, abriendo nuestra insaciable apetito, es la vida... todas parecen ante la televisión, auténticas.

No es casualidad que sus cuidadas descripciones visuales y su gesticular encuadre, combinado con las calles de la ciudad y sus locales típicos, fuera de las primeras producciones grabada en 4K/HDR y sus prestaciones para fantasear con realismo gráfico. Debería ser una joya de la televisión moderna, que aumenta las ganas de salivar y soñar con viajes deseados.

Y sólo, con 12 pequeños bocados... como 11 soleados días... y uno lluvioso.

Como los cómics, aunque pudieran ser violentos o grasientos, por la sangre y las vísceras, la serie Samurái Gourment lo es también, real como la vida misma o un rodaje de una película, con sus tiempos de espera y sus momentos estelares... Hummm, ooooh, ¡delicioso!

En ese aspecto de veracidad, es directamente exquisita, en la que disfrutamos con sus servidores al público y ese expresivo agradecimiento de lo bien condimentado, por los expertos tras las cámaras y el aspecto saludable del personaje principal. Y sus aliados cálidos y afilados...

Nos recuerdan que ante la comida, no estamos solos. Todos podemos disfrutas en pareja o familia, incluso con desconocidos que expresan una opinión o comparten una atracción por el sabor o la vida.

Han pasado los años, y en esta mesa me he sentado como si fuera ayer, y he disfrutado con su frescura, fresca de los platos y los fogones. Y eso que son limitados en el tiempo... Una verdadera y sugerente característica, para hincarle el diente de nuevo, si lo hiciste ya.

Sino, pide un café y siéntate a conocer al Samurái Gourment, porque merece la pena... A no ser que seas un único cliente de comida basura... e impaciente.


Porque la serie, es templada, no hace sangre. No se entretiene en enseñar lo innecesario, es abierta a todos los públicos y comensales, con ganas de conocer más, otra lejana cultura. Pero, más cercana de lo que hubieras imaginado, su sabor es como el nuestro.

Sus grandes protagonistas, nosotros... alcanzan edades centanarias también su Mar y su cocina saludable, como los viejos habitantes del Mare Nostrum.

Vitaminas a raudales, pasta, aceite y vegetales, algún buen sorbo... de café, que nos viene de lejos y se quedó en el recuerdo... y muchos de caldo... de Cebada. Salud, y fuerza a golpe de katana. Digo de palillo...

¡Ah, y para ser justos... con los profesionales... 

la mayoría de ellos... que todo hay en la viña del señor! 

¡Gracias por la comida! Sayonara, beibis.


Cinemomio: Thank you

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