Érase otra vez... Un Sueño.
En los inseguros años 20, en la ciudad de Nueva York circulaba en sus puertos un profuso movimiento de seres humanos provenientes de distintos puntos del mundo, especialmente de Asia y Europa. Se había convertido en un punto de confluencia de hombres y mujeres que llegaban en busca de un futuro y una mejor vida, alejados del hambre y la enfermedad.
En estos momentos, Norteamérica era el refugio de muchos europeos que decidieron abandonar sus orígenes (incluidos sus familiares y amigos) para escapar de una Primera Guerra Mundial y sus posteriores efectos en la población más humilde.
Aquella guerra que era sólo el inicio de los problemas o la continuación de los enfrentamientos de una larga y vieja historia con enfrentamientos políticos y territoriales. También la ruina de una Europa unida, con semejantes intereses para los ciudadanos de los distintos países, que cambiaría la esperanza por una verdadera carnicería.
La muchacha polaca interpretada por Marion Cotillard en el filme The Inmigrant, se desplaza llevada por la necesidad como tantos miles, con ganas de comenzar de nuevo junto a su hermana. Pero, la fatalidad y el contagio vírico le obligará a quedar confiscada en la Isla de Ellis (nombre que da título en español a la película) a causa de la expansión de tuberculosis.
Esta plaga de comienzos de siglo, se uniría a otras como el hambre, el paro, la burocracia, el miedo, y por último, la prostitución.
Reconozco una belleza algo atípica en la francesa Marion Cotillard. Sin duda, una interesante actriz con una carrera oscilante, pero creo que sus grandes papeles aún no han llegado y espero que siga creciendo en los próximos proyectos en una línea ascendente. No sé porqué razón en esta película no me acaba de convencer su interpretación distante y gélida como la niebla de la bahía de New York o Upper Bay.
En principio, la historia dirigida por James Gray y coescrita junto a Ric Menello (también autor conjunto de la notable Two Lovers) no pareciera tomar los sentidos que van secuenciándose en imágenes particularmente sexuales, pero las vías de la pobreza y la inmigración se tuercen hacia derroteros más marginales si cabe. De la misma forma que El Sueño de Ellis visita algunas de los temas y espacios comunes a anteriores películas del director de ascendencia rusa y judía, incluso otorga un papel protagonista a uno de sus habituales actores como Joaquin Phoenix.
Los escenarios tienen una ambientación de época excelente, con la ciudad de los rascacielos ´en construcción` desde el desembarco a los estudios Kaufman Astoria de Queens, hasta las calles del Bronx, Manhattan y alrededores del puentes de Brooklyn. Sin embargo, la fotografía y el montaje de la cinta se distancian un poco con las interpretaciones, que curiosamente pecan de cierto exceso de teatralidad o frialdad, acordes con la época y el invierno neoyorquino.
Otro aspecto secundario que refleja el punto de vista de Gray, es la decadencia de la actividad policial convertida en una asociación con motivaciones mafiosas, todo al margen de las leyes como ocurriese en familias precedentes en Little Odessa (su primer largometraje), La Otra Cara del Crimen o, sobre todo, La Noche es Nuestra.
Joaquin Phoenix aparece como una balsa salvadora, frío y distante como la atmósfera generalizada que recrea la película, un hombre dedicado a los inicios del vodevil, cuando las almas perdidas de la gran ciudad se unían en un foro, mezcla de personajes siniestros, prepotentes negociantes, jóvenes en busca de sexo de pago, insultadores y faltones profesionales. El salto al comercio del sexo resulta algo forzado, oculto ante un espectáculo de variedades que aparenta una familia más fiable del resultado real. Y es que la necesidad del estómago pasa necesariamente por las camas de alquiler. O bajo los puentes.
El Sueño de Ellis es un retrato documental de las oportunidades y fracasos de los inmigrantes procedentes del Este de Europa u otros lugares, antes de su escapada a la conquista de las nuevas rutas del hambre, hacia el prometedor y caliente Oeste. Porque, aquí a este lado, todo parece rollizo invadido por una ola de frío, sin luz, una calamidad que denota demasiada asepsia.
Solamente cuando entra en escena la magia, el tercer lado del triángulo interpretado por Jeremy Renner, se ofrece un resquicio de claridad y variedades fuera del mundo regido por el forzado proxenetismo. Pero, será un mero espejismo para volver a las calles y la tensión, a los Miserables y Juegos del Hambre, lanzándose unos cuchillos demasiado afilados para tragárselos.
Si bien la carga dramática rebosa en el metraje, echamos de menos más podredumbre y montañas de ratas a uno y otro lado de esta alcantarilla.
Lo mejor, el comienzo en el circo de los horrores dónde se trafica con las vidas y la carne, aunque la distancia no haga brillar las situaciones ni empatizar con los personajes. Tampoco sabemos si la terminación del invierno depara consigo un mundo más amable y respetuoso con las mujeres inmigrantes.
Aunque el futuro vislumbre algo de libertad y luz a esta Inmigrante prisionera de su mismo diseño y ambientación.
** Pasable **
Nino Rota - Godfather Soundtrack