Mucho antes que apareciera el primer
retrato pintado en una cueva, por así decirlo, el primer concepto realmente
artístico… Surgieron los primeros actos decididamente humanos, como el sexo… o
el asesinato. Quizás símbolos, representados con una línea curva rojiza, sobre la piedra, como una especie de mueca...
En los muros de nuestras habitaciones
penumbrosas, escuchamos ciertas voces que nos inquietan… Se reprochan entre sí,
con manifiestas acusaciones de dolor o malestar enquistado, a lo largo de los
años. Se transforman en insultos despreciables, acompañados de terribles
amenazas personales. Incluso, en alguna ocasión, podemos… oír las entonaciones
grotescas de algún que otro, encuentro sexual.
Sin avisar… ahí sentados en el sillón
o recostados en nuestra cama, nos enteramos o añoramos el deseado silencio. Es
habitualmente, lo contrario a lo que se busca en los programas de televisión o
noticias amarillas de prensa y redes sociales, donde se busca mayoritariamente
lo escabrosamente mediático.
Pero en el primer caso, lo que
normalmente sentimos a través de los poros de la piel, surcando la de naciones
y pueblos, o las aceras de cercanas calles y las puertas de los vecinos… Es el
odio, en estado puro.
La excitación…
El odio es lo que nace de las
entrañas, casi siempre a oscuras… Pero no tiene porqué. Así que se esparce a
través de la luz, también como ejemplo de las relaciones humanas, en las
numerosas producciones de cine y televisión. De forma que en determinadas
sociedades y épocas, los filmes que gana por goleada, son los relacionados con
el crimen o el terror… Y estamos en días de Halloween, así que…
Todo se estremece a su alrededor, la
excitación puede viajar en ambos sentidos, aunque con diferentes sensaciones y
temperaturas… cuando una mano, se acerca sigilosamente a un personaje
desprevenido, acalorado o asustado, tratándose de lo criminal, diríamos que
¡muerto de miedo! Si no lo es ahora mismo, lo será… próximamente.
Es una forma, el crimen pasional, que
forma parte del miedo, que al igual que el horror se nos presenta sobre la
pantalla como una visión social, que tiene que ver con la desigualdad, el poder
marginal o político, y especialmente, la envidia. ¡Qué impregna todo y te
corroe…!
Y en esas pesadillas, estaba… cuando
de repente, todo recuerda a un hombre del
cine nos deja, llamado Tony Todd, presente en una gran cantidad de las misma,
con integridad y profesionalidad. Tenía la vitalidad con 11 proyectos próximos
en la mente… Sin embargo, hay que recordar que su carrera exitosa empezó con 32
años, con una ficción esotérica desconocida titulada Sleepwalk y aquella cinta
de terror bélico y personal de Oliver Stone, conocida como Platoon. De las que
apenas le reconozco ya – será la memoria…- , de esos pequeños papeles que llenaba
con su gran presencia y entonación. Voy a destacar que estuvo entre los Colors, se le escuchó en el Bird de Clint
Eastwood, revivió la nueva noche de los muertos vivientes de Tom Savini, arranco un pequeño
grano de La Roca, hacia una historia de The Man from Earth –pudiera ser una versión
más histórica, que la de aquel onírico de Mr. Bowie-, y por descontado, en nuestro
querido The Crow de Alex Proyas, junto al malogrado añorado, Brandon Lee.
Además, de ser fuente de inspiración
en muchísimos capítulos sueltos de las series de tv, que algún momento se
acercaron a nuestros hogares, en esencia casi tan escondido como Beast de Masters
of Horror. D.e.p.
Y… ¿la sustancia?
Claro, por las peores pesadillas, corren chorretones de efluvios malolientes y fluidos corporales en descomposición. Porque las historias terrorífica, cada vez impregnan más de ellos, a las películas de hoy… A más cantidad, más escenas horrendas, y más repugnancia… En definitiva, solamente hay que echar un vistazo al género slasher y detenerse, tras las espaldas que indican el camino de un asesino sobrenatural – no hace falta decir a quién nos parece…- que se acerca pisando sonidos orgánicos y otros metálicos, en In a Violent Nature. Un auténtico hito del espanto más rebuscado, para dejarte crujido en la butaca o sofá, con una mueca de dolor y esa máscara que te suena… a algo o alguien, eh! Chí, un punto de mira en los ojos. Preparando su vuelta, así que tú verá y… ¡sentirás! Por detrás.
El contexto en sí, no importa
demasiado – salvo el punto de vista -, y los sonidos que encierra la
violencia en el contexto explícito de la sangre salvaje, que salpica visualmente en una
especie de orgía contemporánea del horror revivido. Por ejemplo, la que nos muestra en ese lugar
fantástico, lo que Acecha que se puede llamar la maldad… el mal absoluto que
ataca a la raíces de esta sociedad alienada, desordenada y reventada, desde el
interior. Es decir, lo que se esconde tras esas paredes antes mencionadas, sin
perder de vista lo escatológico y visceral… En cambio, no siempre es así,
existe ese otro lado oscuro, digamos, más psicológico y real.
La Hora del Zodiaco…
Con él, mediáticamente hablando,
empezó el asesino en serie, a cubrir el miedo con la realidad más temible y
anónima. Porque sus muertes, en juicio nunca estimado, y su vida especialmente,
es un auténtico rompecabezas, un enigma que, poco a poco, se trata de ir
desentramando y haciéndose público. Aunque esta vez, se trate por medio de un
documental que entrevista a protagonistas indirectos, y se rellene con una voz
gutural que responde a la policía con amenazas. Es una especie de Joker, que
provocó asesinatos verdaderos, como una máscara que no causa risa… Sino, que ahuyentó
a los ciudadanos de las calles de San Francisco y alrededores.
Por eso los sueños más temibles,
pueden formarse a través de los hechos reales de nuestras vidas, como bien
indicaba ya Sigmund Freud en esa obra discutida, La Interpretación de los Sueños.
La forma de reinterpretarlos en la mente de cada individuo, es lo que establece
las reglas también, de la representación artística, realista o polémica. De la
que un asesino silencioso, como Zodiac, formó parte del relato histórico del
crimen moderno. Como estableció el pasado, Caín, BarbaAzul o Jack the Ripper. O
alguno de esos políticos… que la rondan… la historia.
Es la auténtica memoria de monstruos
reales, que proceden de los rincones ocultos de las familias, muchas
desestructuradas o igualmente violentas, que prefabricaron su personalidad
psicopática. Enferma o no, como en el caso zodiacal, como el bien se describe
en sus cartas inf… desinformativas. Sonidos misteriosos que se retuercen en
ellas, en las cabezas de los observadores e investigadores, recalcando que…
pudieron estar cerca. Pero, sin lo que llamamos, pruebas concluyentes. Por lo
tanto, la miniserie es recomendable, como aviso de lo que se puede esconder en
las sombras acechantes de nuestras ciudades. Una cara más, una simple, y llanamente,
pavorosa. El resto… son sensaciones.
Entre rivales… malsanos.
Esto es tan viejo como el Séptimo
Arte… En aquellas épocas que nos cautivaron por su incrustación pasional,
asustándonos o demoliendo nuestra pacífica humanidad. Desmontándola, porque no
creímos que eso pudiera existir o hacerse realidad en el futuro. Y después del
tiempo, observamos que todo puede ir a peor, sin duda.
Dese las historias que nos contó el
bueno de Fritz Lang y su asesora marital o narrativa, hasta las historias
bíblicas que se retrataron en episodios extraños de las religiones o las
políticas; hasta remontarnos al registro mudo del crimen, cuando en corto del
s. XIX se esmeraban para contar una ejecución, la primera registrada en
celuloide, que se nombró como The Execution of Mary Stuart de Escocia, y cuya
escena en cuestión duraba apenas 18 segundos, sin sangre, creo. Pero asustaría
lo suyo, no… gracias a una mente, que mantenía el nombre Alfred Clarke.
También significaría uno de los
primero efectos visuales truculentos, del sepia a los grises matizados del fluido,
que sustituía un frame por otro, en el montaje del descabezado. La actriz por
la muñeca, que tantas veces hemos atisbado, o no… Depende de la habilidad o el
truco, ¿no es verdad, prestidigitadores del cine? Es verdad, ángel de amor, sin
testa.
Sino que se lo pregunten a Johnny,
eh… Y vuelta a empezar, para reencontrarnos con esa Maxxxine, que no es por
asomo la alta X, pues el desparrame en Hollywood, huele a un falso demoledor y
perdido en el guión, que no convence… Ni al más categórico y riguroso, Padre.
Sin embargo, si hay que hablar de
madres y Carries On, ahí estamos.
Piernas Largas… sin baile.
Claro, Longleds del director
norteamericano Osgood Perkins – vaya nombrecito eh, maestro Hitchcock…- y uno
de los profesionales de esto, que habla en el documental 78/52 La Escena que
cambió el cine… si no la has visto, a qué esperas, ¡a que te llueva encima! Es
autor del próximo engendro mecánico titulado The Monkey y trabaja en una cabaña
con Keeper. Sin embargo, parece listo el muchacho, porque en Longleds utiliza
la psicología, para construir algo macabro con jóvenes, la personalidad
religiosa estipulada por De Palma, muñecazas vestidas, mentes secuestradas, y
una pizca, más que introspectiva de Clarice Starling. Que no la poli
injustamente premiada de True Detective Night Country, frente al joker que es,
Nicolas Cage. Joer, vaya xDio.
Luego, ha sido un sin parar, locos y
locas, por aquí y por acullá, dando pasos de ciego o de preclaros, iluminados,
asesinos de todo tipo y condición, vocal o danzante. Olvídate de Charlie
Chaplin, moviéndose ágilmente, porque a su edad avanzada encaró a ese tipo,
algo conmovedor por otro lado también, que fue Ms. Verdoux y dejó a los de su
época, boquiabiertos… Esto es, no lo entendieron, pero fue una obra notable en
su obscuridad interior. Quizás porque el provenía de esos suburbios… y entendía
muy bien el Mal. Aunque bailara y cantara, en silencio, por dentro. A Charlot,
parecía que no… pero le dolía.
Por una vez, fue un Tony Todd
verdoso, entre vidas y la muerte… En cambio Joaquim Phoenix ya había bailado
sobre esa estrecha línea, en alguna que otra canción, romana por ejemplo. Ahora
que estamos a punta de caramelo bailongo, con un nuevo decálogo maligno del
Gladiator de Ridley Scott… Qué Dio, lo tenga en su gloria, dicen… Que no se
mece muy bien, en manos de la historia. O no, ¿Napo?
Todo son pruebas incriminatorias,
huellas de pies de baile o batallas que no se pudieron concretar… como la cara
de un payaso, frente al espejo. Era Buster Keaton… pues no, era César Romero,
Jack Nicholson, Heath Ledger, Mark Hamill o Barry Keoghan… vaya me olvidé de
Jared Letto. Y en cambio ahí sigue campando a las suyas, que en esta filme, se
aparecen cantando con el rostro indescifrable de Lady Gaga, sin que ni uno ni
el otro, sean los asesinos de los cómics. Pues, esta es otra historia, su
historia… de un amor, no imposible, sino dudoso… Qué no es poco.
Dura menos, que una canción en una
habitación escabrosa de Arkham, una historieta de la vieja animación de Warner,
como sombra de Jeckyll más Hyde… y mucho menos que, un baile de claqué, algo
más torpe que Gene o el papá Piernas Largas del gran Fred Astaire… Pero, esto
es otro Rey de la Comedia, con Robert de Niro en la mente desquiciada, a las
órdenes de un descompuesto musical, que es a la vez, un raro espectáculo de lo
patético y lo artificioso de la sociedad que vivimos. Esto es… que Todd
Phillips tiene algo de razón en ello. Es verdad que algunos pasos o voces
guturales, nos incomodan… las del asesino, claro… pero tiene algo de razón
oculta… El Miedo… That´s Enterteiment!!
Ni Trump, Torres Gemelas, ni asaltos,
veo por ningún lado… Ni Batman que tampoco se siente en la sombra, sino de una
resurrección por mediación del culto comiquero… Ríete tú… Hasta que aparezca
otro, y nos deje la sombra en la boca de una carcajada, ácida. Se acusa y todo
en juicio sano, ante los medias… Baila, desnudo, canta, desangrándose… ¿Qué más
le pedís… que se convierta en Lobo Feroz? Pues destripado tal vez, con sus
entrañas esparcidas ante el jurado público. Es otra cosa, es su historia más
negra, de ser humano, educado malamente como otro niño, maltratado y malogrado,
santurrón, cómico canturrón. Es Arthur Fleck y ella, otra Lee con pasta gansa,
así lo entenderemos… y sino, a falta de hachazo entre las cejas, como chiste de
ese Johnny enterrado, veremos… Sonríe dos, veces. Prometo en homenaje a Mr.
Perkins y aquella mirada mosqueante... del fin que es, otro principio. Tal vez,
otro comodín.
En otro contexto muy diferente,
aparentemente… Zodiac se alimenta de lo mismo, el nutriente mediático, pero con
otra condición más lúgubre y amenazadora que retrató tan enérgicamente, Mr.
David Fincher y es referencia en el discurso real. Al igual que es el siguiente
Joker que apunta al corazón de la sociedad, la perturba y amenaza, hasta sus
extremas consecuencias… La libertad. Que se pierde rápidamente, como Mr.
Phoenix perdió 23 kilógramos y ese coitus interruptus de su personaje, del
Amor. Y con una parte del público… arriesgado, Sí. Como Spielberg, produciendo un musical de Púrpura que se queda en recurso woke... xDio.
La historia de Warner durante 100
años – que es otro documental, como un musical desnivelado en los tiempos y
géneros -, es libre, antisocial a veces, bastante macabra, sádica en ocasiones,
narcisista, alegre, mágica, con doble cara… nunca cobarde. Salvo algunas
excepciones, más prácticas y mediáticas que van con estos mismos tiempos.
Recordando que, posiblemente, puede
que no, eh… El Asesino del Zodiaco, en danza tortuosa y cruel, sería un
educador de niños, tal vez, profesor de la inmundicia escondida del ser humano.
Puede ser…
¿Qué nos queda…?
El último detalle, pensando en ese
paso que no desentone en el contexto, pues lo mejor es no pisar a tu pareja de
baile. Es que el Amor Loco, por encima de todo juicio, es una especie de
condena… Mediática, cuando se inscribe en el sensacionalismo de las noticias.
Lo vimos en ejemplos en serie, como Presunto Inocente y los crímenes familarmente poenianios de The Fall of the House of Usher, o las magníficas The
Duce o algunas relaciones de Fargo con el periodo que quieras de ella, y la sencillez asesina del esencial juicio mediático con Love & Death. Y menos sangrante, en las postreras
danzas y cantos de Daisy Jones, donde se establece una batalla psicológica. Que me viene muy bien incluir aquí… ya que su
prota femenina, produce e interpreta Under the Bridge.
Y eso es todo, amigos…
Que no, que queda dar un paso a esos
fantasmas que flotan, como danzarines o jokers del espacio. Que no del tiempo,
como aquel Hombre que Ríe descrito por Víctor Hugo, como aristócrata acostumbrado
a los grandes bailes con orquesta de palacio, cuando nació de la repulsa y el
mismo odio… que el payaso que le marcaron a hierro y sangre. Con los labios
sellados de la venganza en el corazón y la boca del estómago, dónde se
concretan los ácidos. Es una semilla eterna que dejó a Conrad Voidt, algo
encasillado rondando con Paul Lení, y le marcaría su signo de judío,
interpretando a una nazi en la obra maestra Casablanca.
¿La vida es una carcajada… o no? Menos que Maxxxine, un poquito inferior que la payasada de A Quiet Place: Así comenzó el Silencio, la vida es como Cuando Acecha la Maldad o el Zodiac se aparece sorpresivamente, y se excede… si representa a un Longleds que es el Joker 2. Un tipo muy fino, una pareja casi divina, era un tipo desbaratao… si te lo encuentra por una esquina… un saludito, de don Phillips… Hola don Todd, Hola doña Broma Macabra! Otro cómico, no revolucionario… herido en su propio orgullo. Bajo la lluvia, una broma más… y menos. Volvió el Silencio, los rockeros dicen que no mueren, los asesinos sí, al final. Hahahohehihaaa.
Hey, te acuerdas de Cary Grant con
aquellas dos ancianitas del té… Tú, si eres un político o gobernante, no te
rías tanto, eh. Nice!