Un Rey en la Comedia.
Simplemente no sé muy bien que decir.
Precisamente, no es que sea de mi predilección todo lo relacionado con la tensión que se acumula en nuestras sociedad, produciendo enfermedades que atacan a nuestra mente más que la propia violencia gratuita que nos inunda. También, el odio que crece en intensidad, extendiéndose por todos los rincones del planeta y que se arraiga como un código erróneo a nuestros cerebros.
Nunca me había sentido tan vacío de opinión cinematográfica y de recursos estilísticos, a la hora de acometer un comentario sobre una película. De la cual, tenía serias dudas sobre su visionado, aunque me parecía un buen homenaje a un personaje que tantas horas de risas nos había causado en el cine. Robin Williams aparece en The Angriest Man in Brooklyn como la persona que no deberían conocer sus seguidores y, por supuesto, los amantes de la comedia.
Pues, parece más un filme sobre una terrible enfermedad que va minando todos los reflejos y devora la persona que fuimos en algún momento de nuestra corta vida.
Si tienen serios problemas con la traslación de la fantasía y los guiones de cine con tu propia existencia, no es necesario que abras esta ventana con vistas al Puente de Brooklyn. Seguramente, te ofuscarás contemplando la irritación y el malestar, o te condenarás a pasar unos minutos en el interior de un cerebro cansado, irritado y cercano a la muerte.
Desgraciadamente para el cómico y actor, su última voluntad se ha convertido en realidad.
Preferiblemente sería que visionaras alguna de sus mejores películas, entre las que se encuentran para mí, su lenguaraz personaje de Good Morning Vietnam, Las Aventuras del Barón Munchausen, Deconstructing Harry, el profesor inolvidable John Keating de El Club de los Poetas Muertos, Good Will Hunting, El Último Show o su infinidad de voces y ejercicios guturales en comedias de toda índole, y sobre todo, el especial vagabundo herido por el terror y buscador de sueños de otros en El Rey Pescador. No me cansaré de verla viviendo en este nuestro y suyo, surrealista mundo que nos encontramos.
Incluso con excelentes profesionales en esta cinta, como Peter Dinklage, Mila Kunis, Melissa Leo o James Earl Jones (dirigidos por el neoyorkino de Long Island, Phil Alden Robinson), el drama representado se encarama por su rudeza, por encima de otros duros trabajos de Robin como La Memoria de los Muertos, Retratos de una Obsesión, Insomnio, entre la risa y el llanto con Patch Adams, Más Allá de los Sueños, etc... Porque todo gran actor, tiene esas dos caras que definen al ser humano.
Una estrella que se apagó debido a una vida de destellos y sombras, e inmerso en enfermedades y debilidades que te anulan la personalidad poco a poco, y cuyos pacientes deberían ser apoyados, ya sea causa del Alzeimer, el Parkinson o infinidad de enfermedades mentales (depresiones) y vasculares.
Por supuesto, las administraciones públicas y estatales deberían volcarse en la atención e investigación de estos males de la actualidad, que crecen exponencialmente con estilos de vida y el aumento de las perspectivas de vida.
Admito que son los padecimientos que más miedo me producen en el futuro, por eso admiro a las personas que luchan con ello día a día, y a sus familiares que hemos conocido algún caso de primera mano. Necesitan de vuestra ayuda.
No es necesario añadir mucho más, salvo dar las gracias a los médicos que investigan terapias paliativas contra estas invalidantes enfermedades. Ni a la pesadilla personal que sufrieron personas como Robin Williams y sus mentes cansadas, con unos síntomas que convierten los rasgos vitales en muertos en vida y destruyen cualquier tipo de esperanza .
Es una de esas ocasiones que me siento incapaz de recomendar el visionado de una película conversión hacia El Hombre más Enfadado en Brooklyn, pues acostumbrados a las risas no puedo sugerir el visionado a nadie de una despedida tan triste. Por sus connotaciones reales y el padecimiento casi inagotable que desprende un rostro desencajado de un gran cómico, y según testimonios de personas que le conocieron, una gran persona.
Descanse en pan, Mr. Robin Williams.
(Sin Calificar)
The Fisher King (1991)
Robin Williams Monologue: Safe Sex - Saturday Night Live
Robin Williams and Billy Crystal dancin' in Comic Relief