viernes, 31 de octubre de 2014
The Wolf of Wall Street
Entre lobos y niños.
La estrategia de este lobo alfa sería no dejar ni rastro de sus devaneos.
En la manada estarían de acuerdo, una cacería limpia buscando nuevas víctimas desprevenidas. Pero no será fácil.
Como un círculo vicioso en el que los depredadores o triunfadores, son los desgraciados a la larga. Cuando llegan los tiempos de carencias, los lobos se convierten en tiburones y se devoran los unos a los otros. Los escualos de las finanzas.
Pero, el verdadero lobo primigenio está a la sombra de todo. Con sus ojos enrojecidos por la rabia, escribe o dirige para abrir los pensamientos de los demás. Su mano derecha como un Soprano y su mano izquierda como novelista, mientras el embiste y reflexiona como un toro salvaje ante la cacería.
El otro gran Lobo, no rival, más bien hermano de sangre tiene carácter(ambos comparten su ascendencia italiana que no mafiosa, aunque lo pareciera por sus trabajos), y bien seguro que no será su último trabajo juntos. Podrían incluso bailar entre lobos.
Posee en su nombre la fortaleza del león. Llevará a la manada al triunfo, con su fino y rayado olfato, de fiesta en fiesta, globo por globo, oro sobre oro. Es un león con piel de cordero, interpretando con pasión, la carne y la codicia como un gran actor.
Protector Martin y exhibicionista Leonardo, junto a otros caninos con sexo consumido forman una gran manada. Mientras desde la colina, Jonah afila sus colmillos y se ríe.
Bajarán carcajadas e histrionismo, los dientes y las garras de las hienas en busca de la carroña. Moviendo sus rabos al unísono… otros clientes a los que hincar el diente. Depredadores del exceso y de los números, convirtiendo a los tiburones en peces payaso.
El status social del individuo como premio, es la diversión sin medida, hienas copulando y marcando su territorio fuera de la ley. ¡Qué no es tonta!
El reino del exceso es la patria de los parias. La cámara lo demuestra sobrevolando las oficinas del teléfono de la esperanza, con engaños.
Todos los cánidos reunidos por la batuta del alfa, Martin Scorsese muestra pero no juzga, en apariencia porque es el capitán. Y lo dice… y bien que hace ante las críticas, no querer mojarse pues muchos tiburones intentarían ponerse en la cúspide de la depredación para dejarle en los huesos.
Los lobos (como los tiburones) cubren sus necesidades básicas, pero haciendo gala de sus aptitudes y su magnífica estampa. Los instintos del cromosoma, conseguir la presa con el engaño y las artes del acecho, la obscenidad del banquete, diversificación de objetivos. Este documental sobre la naturaleza (humana) es un escaparate en la calle Wall, largo e intenso. Un orgasmo de sensaciones y crudas imágenes de caza y divertida reproducción.
Tres horas de algunos para indignarse, otros girados y balbuceando por el escándalo. Ese era el gran premio a los 71, estar en plena forma. Aquí algunos se relamerán con la sangre, otros babearán con la lujuria, algunos disfrutarán con el cine. Yo felicito a DiCaprio y Scorsese, por su trabajo y sus carreras impresionantes.
Risas con mala baba atravesando las estepas financieras, cuando la piel del canis lupus se disfraza con carcajadas de hiena. Descontroladas o hacia adentro, quemando en las entrañas como una droga mal digerida. Asfixiante.
A veces esa ansiedad te destroza. Tanto poder, mujeres y vicio, rock & roll, te pasa factura en el tiempo. Para los tiburones la soledad del oscuro océano, para los lobos, la amistad y los premios.
Yo soy felino que no lobo. Subo a mi árbol y espero a la noche. Escuchando su gran banda sonora.
Contemplo las apuestas arriesgadas, de la experiencia. La gran talla del lobo aullador, y su manejo de los tiempos del ataque y la defensa. Un juicio sumarísimo sobre las manadas.
¿Tú como lo venderías?
Creando la necesidad… si no tienes ganas de verla, no entenderás al gran Lobo.
Es tu decisión… escribir, ver y opinar.
**** Muy Buena *****
Howlin Wolf - Spoonful
Ian Dury - Hit Me With Your Rhythm Stick
John Lee Hooker - Boom Boom
Howlin' Wolf - Smokestack Lightnin'