martes, 3 de enero de 2017

I Saw The Devil.

Sentencia a muerte en una Korea salvaje.

Quizás, en nuestras vidas, un día cualquiera y sin esperarlo... el diablo nos venga a visitar. Si este diablo, es un director koreano llamado Kim Ji-woon, seguro que hace estremecernos hasta la médula.
La Korea inóspita es un territorio donde la violencia es de paladares poco exquisitos, es brutal y sangrienta. Una pareja de enamorados con perspectivas de casamiento, pueden tener una abrupto contratiempo con este diablo oriental. La fatalidad se ceba con nuestros protagonistas, cuando se ven involucrados en una espiral laberíntica de consecuencias funestas. De este laberinto los buenos no pueden escapar, ya que el diablo está en su salsa. La destrucción psicológica del héroe es inevitable.
Kim Ji-woon va creándose una carrera a golpes sangrientos de cámara (no sin determinadas cintas particulares como El bueno, el feo y el raro), nos junta de pronto con dos actores potentes. Uno Lee Byung-hun, da muestras una vez más de que los papeles de duro y experto en secuencias de acción, son su especialidad (pero es que además interpreta bien como demostró en la cinta de Park Chan-wook "JSA", y en "A bettersweet life".
El otro, es un animal, un devorador de planos. Se llama Choi Min-sik, y nos fascinó con sus papeles en Old Boy y Sympathy for Lady Vengeance. En el comentario de esta película, se crece y retuerce, pues interpreta al mismísimo diablo. Bestial, embaucador, terrorífico. Endiabladamente retorcido, sin más.
No son filmes fáciles de ver, para personas ajenas al género. Sin embargo, la violencia no es lo esencial en ellas, ya que se introducen en subterfugios de la psicología enfermiza, y la escenificación plástica de la venganza y el sufrimiento de seres humanos en pleno caos.
Qué ocurre cuando un individuo inmerso en la destrucción, tiene que enfrentarse con un verdadero diablo. Un psicópata que se regocija con los juegos macabros, y que se alimenta del odio de su adversario. Un juego masoquistamente espeluznante y, no podría ser de otra forma para un cineasta coreano, sádico. Un placer para el enfermo serial-killer, no tan frío como los occidentales, sino con su siniestra y sanguinolenta sonrisa. Aún en los momentos de la derrota absoluta, se alimenta... con el fracaso y el odio.

Su quijada desencajada, babeando y destilando ríos de satisfacción... el Joker de Batman con su cara pintada en rojo sangre. Así que cuando nuestro Batman no tiene más remedio se pone a su nivel. Cuando la danza de la muerte da sus últimos compases... el vacío. El alma del héroe se derrumba, para no volver a recuperarse ya, nunca más. Sólo el tiempo podrá ir borrando los recuerdos, pero seguirá existiendo un gélido vacío en su alma.
El bueno, ya no tiene razón para existir. Un mar salado desbordará sus ojos, que vuelven a ser humanos otra vez, y un aliento fétido susurrará en su cerebro... ¿ahora qué?... el dolor. Y es que, Batman no es nadie sin el Jóker, o en cualquier caso... sin El Mal.
El Jóker siempre seguirá riéndose... jajajijijoju... ecos fantasmales que golpearán nuestras mentes. Por siempre.

**** Notable ****

Películas recomendadas de ... Kim Ji-woon:

Dos hermanas (K. Ji-woon, Entretenida)
A bettersweet life (K. Ji-woon, Buena)
El bueno, el feo y el raro (K. Ji-woon, Pasable)