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martes, 25 de julio de 2017

George Romero y su generación Zombie.

George A. Romero: Independencia Zombie.

Hace medio siglo, que nuestras pesadillas más tenebrosas, se levantaron con ansia devoradora. Un novedoso director daría un nuevo empuje al cine independiente y el riesgo en las producciones cinematográficas, incubando su historia demencial (por entonces) desde el interior infernal de la Tierra. Aunque realmente, el equipo y él mismo, desconocieran las repercusiones infinitas que producirían aquellas imágenes, como tampoco diseñaron las causas exactas de ese proceso involucionista que despertaba de un largo sueño. Es decir, una sorpresa incalculable dentro de un infierno o pesadilla, que no predijo la procedencia de aquel virus destructivo y el vuelco al género de terror.
Gracias al visionario, desde ese otro lado del espejo que todos visitaremos, nos trajo con valentía toda esta locura de la muerte en vida, o la aventura de seguir la estela arriesgada de los pioneros en este nuevo medio. Un arrojo que tantas alegrías y terrores nos ha ido procurando desde la llamada era post-psycho y las evoluciones fílmicas de otro echado para adelante, como las historias del maestro Roger Corman y sus primeros títulos que avecinaban nuevas distopías (como El Día del Fin del Mundo o The Undead) o el respeto a los clásicos y sus coqueteos literarios entre la vida y la muerte. George A. Romero poseía ese espíritu, descanse en paz.

Desde luego, cómo pasa el tiempo... y todavía, apenas nos hemos sentado para el desayuno.
Como aquella pareja en la cama, despertados por unos pasos dirigidos desde la habitación vecina y una jadeante respiración en la penumbra de la puerta. Carne de nuestra carne, abriendo sus ojos a un nuevo Amanecer de los Muertos, recolección de ideas de Mr. George Romero, en la película dirigida por Zack Snyder que mantenía la tensión y seguía sus pasos dubitativos, en procesiones de difuntos y encuentros fortuitos por unos grandes almacenes. Algo desoxidante, porque incluía una cierta dosis de humor consumista en la masacre de borregos sin rumbo, que siempre parece venir bien para desengrasar ante toda la estupidez humana o tensión acumulada entre mordisco y mordisco. En la definitiva involución o juicio final, el gag entre pústulas mal olientes, alaridos de dolor y voladuras de sesos por doquier, se apoderaba del gore más insano. Era otra muestra del cambio dramático, por supuesto, ahora no concibo tanta violencia sin esos instantes de risión incontenible.
La película de Romero, Night of the Living Dead, sería rechazada por todos los estudios importantes. Pero finalmente le llegó el contagio al expositor Walter Reade Teatros con Continental, que osó distribuir y proyectar esta terrible historia en blanco y negro. Repartiendo ganancias con los teatros o salas de exhibición, como ya había arriesgado anteriormente, al rescatar películas europeas como Mon Oncle, Room at the Top y Lord of the Flies. El resultado fue todo un negocio colectivo para ellos, que abriría las puertas independientes a otros valerosos directores como Dennis Hopper y su Easy Ryder, Rush Meyer y John Waters, el genial Cassavetes, o sus propios siguientes proyectos con The Crazies y la estimable Martin.

La Resistencia de los Muertos, sería la suya propia, al mantener su origen sin saber el real significado de la palabra zombi, y apostar por el cine independiente cuando ya había alcanzado cierta gloria y beneficios. El camino zombie tiene estas cosas sorprendentes y viscerales, que transcurren en zig-zag, tambaleándose y acercándose al precipicio del fin sin pensarlo porque, tarde o temprano, se acabarán las viandas.
Desde una productora de nueva creación llamada Image Ten, Romero comenzaría a dar sus primeros balbuceos profesionales con la cámara, algo indecisos por la envergadura del relato y el significado de las imágenes, infundiendo ese novedoso terror en los espectadores de EEUU de la década de los sesenta. Aquel rodaje prácticamente entre colegas de estudios, derribaba las verjas robustas de un cementerio de grandes compañías, se incorporaba a un inaudito camposanto al margen, que marcaría la tendencia del género en el futuro. Con aquel joven director neoyorquino, sin proponérselo apenas, rodando algunas de las secuencias que sugestionarían a varias generaciones de seguidores del terror y cuyo impacto visual ha trascendido a las conciencias de la sociedad norteamericana y el resto del mundo, para siempre.
Convirtiendo una aventura fílmica en una viaje interminable hacia el apocalipsis de la humanidad y el nacimiento del cine independiente moderno, tal como lo conocemos ahora.

Con los pies desollados sobre la Tierra...

Un filme grisáceo como la piel de un cadáver que, mediante una paciencia incesante y numerosas pausas narrativas, trataba el tema de la enfermedad epidemiológica desde un punto de vista nunca visto. Sin hacer referencia a su incubación o su propósito entre nosotros, simplemente, un método metafísico de acción-reacción. El primer episodio de muchos, se llenaría con voracidad biológica y un miedo más ancestral en nuestro interior, pues aquellos seres grises parecían vampiros saliendo de sus tumbas... y no agentes patógenos. Mucho lirismo barroco, a pesar de lo novedoso.
Esos sujetos extraños no tenían nombre, eran mucho menos agresivos que los próximos en aparecer sobre la tela blanca, ya definidos con todo su colorido y frescas texturas abiertas en canal, como muertos vivientes o zombies.
Paseantes que no parecían contaminar aún, el blanco y negro para relajo visual y nuestro deseo de suspense. Sólo parecían una especie de castigo corporal y mental por nuestros pecados pretéritos y detestables errores que se aproximan en nuestra convivencia. Sus almas se sumergieron en las tinieblas de nuestro pensamiento, cada vez más, en un proceso de deshumanización progresivo (aunque no tan prolongado como en el caso de una tal Maggie) y ese deseo incesante por alimentarse, que luego conoceríamos íntegro en su violencia. El esfuerzo de un equipo, en favor de la energía neuronal o el contacto con la saliva, las relaciones sexuales, el aire... ¡qué sabían entonces! Desprendiendo sus fluidos corporales por ahí, podía ser cualquier cosa...

Luego vendría David Cronenberg, erigiéndose como maestro absoluto de la carne y las infecciones biológicas. Ya que, poco tiempo después, una oleada de nuevas patologías sucedían temáticamente y estaban a punto de desenterrar el hacha de guerra entre individuos inteligentes del planeta y aquellos dementes hambrientos. El contagio asesino sería imparable, una enfermedad transmitida que desproveía al afectado individuo (de individual, no de ser humano) de cualquier tipo de pensamiento racional o identidad reconocible. Incluso un mero y ligero sueño, gracias a un soñador. Nuestro Romero, de nuestras pesadillas más inconfesables.
En aquella profundidad terrible, simultáneamente, Down of the Dead en 1978 y especialmente, Day of the Dead en 1985, establecían nuevas reglas en este juego de involución incesante, uniendo al horror, cierto grado de comedia irreverente y un gore indolente. Que, poco a poco, fue acrecentando las salidas de tono con chistes desproporcionados y escenas surrealistas. Comenzarían a llegar historias de Stuart Gordon y su alucinante Re-animator en verde fosforito, las comidas de tarro de Peter Jackson con su Mal Gusto de otro mundo, con Braindead o Mi Madre se ha Comido a tu Perro, que utilizaba el chiste escatológico para olvidar la sangría propuesta por el Zombie italiano de Lucio Fulci. Los primeros giallos estaban dispuestos para la pelea, real o imaginativa, hasta mutaciones de Demonios dentro de la Familia Bava, que sentían los mismos gustos de los muertos vivientes, que no sus movimientos. Por ahora...

Más madera y acción, en un Nueva York Bajo el Terror de los Zombies, que sigue tu leyenda, hoy que marchaste. Diste entrada española a la zombificación de Jorge Grau con la impactante No Profanéis el Sueño de los Muertos, al clasicismo épico de El Último Hombre Vivo o algunas aventuras basadas en el cómic, como Creepshow o El Cementerio Viviente. Al terror familiar de Aquella Casa al Lado del Cementerio o la Life Force extraterrestre, y claro, Fantasmas variantes, alguna Posesión Infernal que otra, caminando en paralelo a nuestros queridos zombies de toda la vida... o muerte mejor dicho. Todo, con un cerebro divertido y muy ochentero.
Otra vuelta de tuerca a la narrativa clásica y el tratamiento del vudú ancestral, se marcaría en La Serpiente y el Arco Iris, de otro recién caído con las botas puestas, Wes Craven. Se arrastraban nuevos aires al decaimiento antropológico o filosófico que, tras la pausa, se abandona a la comedia irreverente, apoderándose de nuevo de las principales pandemias humanas, con gestos de un El Ejército de las Tinieblas, el humor de Terroríficamente muertos y, más recientemente, notables filmes directamente manipulados hacia esa risa de toque brit, a lo Shaun of the Dead. El caso australiano de la interesante Fido, la llegada recreativa de Zombieland de Ruben Fleischer, la variable Memorias de Un Zombie Adolescente, con los extraños episodios de Piratas del Caribe o la cubana Juan de los Muertos. Existen más, pero ya les llegará su turno en el más allá.

Sin embargo, el estallido exacto se alimentaría en esa caja tonta de hacer ´nuevos zombies´. En la televisión se producen los procesos personales sobre invasiones de difuntos vecinos babeantes, igual o más de hambrientos que Homer Simpson. Cuna de una involución embrionaria sobre las infecciones sangrantes que se propagaron a las pantallas de videojuegos en Resident Evil y una serie interminable, que no inagotable.
Aparecen los 28 Días Después y más, de Danny Boyle y Juan Carlos Fresnadillo, el ansia oriental de Versus de Ryoher Kitamura o la reciente Train to Busan. Otra mirada española de éxito internacional, con Rec de J. Balagueró o La Horda más francesa, el comienzo de la contaminación histórica de Soy Leyenda y el seguimiento hollywoodiense con diferentes películas con aspecto a serie B: Truco o Trato, Planet Terror de Robert Rodríguez, La Cabaña en el Bosque, la autodidacta Contracted I y II, o las revisiones ya mencionadas de una nueva Posesión Infernal y El Amanecer de los Muertos de Zack Snyder. Incluso animaciones, como La Novia Cadáver y ParaNorman, incluso podríamos sumar a Jack Skellington o los padres de Coraline.

Cambio de Mentes.

Tu pensamiento Mr. Romero, definía las vías infinitas de la muerte viviente y el futuro filmado del próximo texto de terror. Pues, hasta la llegada de sus muertos vivientes, quiero decir... aquellas apariencias fantasmales o enfermos reumáticos, deficientes en sus capacidades motoras y cargados de instintos viscerales, las condiciones físicas han variado exponencialmente a los tipos de virus. Por ahora, habían atravesado las líneas del océano y las venas, navegando entre la literatura vampírica y ancestral, hacia una entrada al nuevo mundo y al Séptimo Arte. Aquella delimitada procedencia surgida en el temor arraigado en los centro-europeos, y las llagas de la esclavitud o el sincretismo isleño, dejó el ambiente religioso y se centró en algo superior y elevado, el pensamiento y el olor a comida de nuestro energético cerebro. El culto alrededor de la fe se acercó a los fetiches visuales y sanguinarios del alma putrefacta, con comportamientos realmente inaceptables y deseos poco edificantes. Por supuesto, serían el alimento preferido de los nuevos dioses del celuloide horripilante, que no se detienen ante nada, y un cambio de las aptitudes paganas por el dominio mental o las balas dirigidas al hueso occipital.
Empieza a hablarse de una especie de suero de Fierabrás, con aspecto de droga química que inyecta el remedio a los males... pero, ¿se podría curar o devolver a la vida a un trozo de carne apestosa? Es prácticamente imposible con los medios y la investigación médica actual, sólo realizable en las novelas donde el creador resucitaba a los cadáveres convirtiéndoles en monstruos. Esto es, la transformación del hombre en alimaña o bestia, sin ningún tipo de sentimiento reconocible, remordimiento o duda.
Así mismo, se traslada al fotograma la conciencia grupas, cuando comienzan a levantarse nuestras pesadillas existenciales y la muerte impactante camina por la gran pantalla, con demasiada naturalidad para la integridad de la civilización humana. Y todo, gracias a la aparición en 1968 de la cinta de culto por excelencia, Night of the Living Dead y aquel interés metafísico o apocalíptico del director del Bronx, hoy homenajeado en todos los foros cinéfilos. Descanse en paz, George A. Romero.

Había comenzado la siguiente degeneración, degenerativa, la matanza de tu "Texas" particular. Cuando tú, veías dificultades para financiar tus próximas e imaginativas pesadillas existenciales y bromas de mal/buen gusto.
Sí, tan solo cincuenta años de la llegada de los muertos vivientes de George Romero, quiero decir... aquellas apariencias fantasmales o enfermos reumáticos, deficientes en sus capacidades motoras y cargados de instintos viscerales, habían atravesado las líneas del océano, flanqueando el tiempo de los textos literarios clásicos, en una entrada al nuevo mundo del Séptimo Arte. Sólo soñaba con Paradas de Monstruos y meditaba: "... estoy creando un nuevo tipo de monstruo, los vecinos. Los vecinos que vuelven a por ti, cuando ya no quede sitio en el infierno. Esos muertos volverán caminando".

Pero, su delimitada procedencia surgida en las raíces temerosas de los centroeuropeos, del esclavismo y otras comidas de tarro temporal o fanático, ha sido vinculada forzosamente con el ambiente religioso del Caribe o la progresión del sincretismo isleño. Daba lugar a otro culto sanguinario alrededor de la religión y los fetiches del alma, con el vudú practicado en tierras caribeñas (habitualmente Haiti u otras cercanas), que confería un dominio mental absoluto. Frente a aptitudes paganas, sin detenerse ante nada, y ejecutados por ciertos jefes sociales o hechiceros ancestrales que, en sus rituales mágicos de control, utilizan a la población más humilde y manipulable frente a la fe y el miedo. Anteponiendo los hechos misteriosos, drogas externas y las deidades, a la racionalidad, esto es, la transformación del hombre en alimaña o bestia. Sin sentimientos, padecimientos ni dudas.
Así mismo, se traslada al fotograma y comienzan a levantarse y caminar por la gran pantalla, mucho antes de la aparición en 1968 de la cinta de culto por excelencia, y aquel interés metafísico o apocalíptico del director del Bronx, hoy homenajeado en todos los foros cinéfilos.
Aquel violento y barroco cementerio sería el drástico comienzo, con el permiso de una figura de la talla de Bela Lugosi, invasiones de ladrones de cuerpos con Don Siegel son espejo, y aquellos irascibles vampiros, semejantes a un silencioso Anthony Perkins, secuestrado por el alambicado Norman Bates. Hombres que se levantaban de sus tumbas o vidas, al olor convulso de la sangre humana.

Fueron los precursores del miedo contemporáneo y del muerto viviente, también de los trastornos espirituales o físicos, que compartieron otras escenas clásicas con Pájaros sobre la cabeza de Hitchcock. Aunque bajo la filmografía de un pionero como el director Victor Halperin, surgiera el filme White Zombie y, sobre todo, cuando la actriz Frances Dee se preguntara en aquella fantástica película dirigida en 1943 por Jacques Tourneur, sobre las plantaciones azucareras de Las Antillas y sus recolectores de almas... que, I Walked whit a Zombie.
Casi nada, un nuevo género estaba a punto de revolucionarse, décadas más tarde, con los mismos cimientos en blanco y negro, que indicarían el camino de nuestra percepción, al desasosiego colectivo y la distopía de una humanidad sacrificada. Claro, años después, por culpa de nuestras propias afrentas o errores. Es decir, la susodicha involución. La Noche de los Muertos Vivientes, sus primeros pasos, constató que, a pesar de su lentitud de movimientos y una fotografía plagada de magníficas sombras, algo que camuflaba el dulzor del jarabe de chocolate utilizado en aquellas heridas falsas, el terror se elevaba como un ciprés, rugiendo al viento decadente. En busca de una creciente falta de sensibilidad en las imágenes, que se apoderaría de las cerebros menos formados y... más sabrosos. ¡Ñam!

Antes de aquel 1968, con viajes espaciales como telón de fondo del viaje, los zombies se adentraron en el cine como seres legendarios basados en la novela de Richard Matheson y sus vampiros mutantes. Precursores o depuradores de nuestra conciencia bélica o nuclear, sus orígenes se hallaban en las raíces remotas y creencias religiosas de la cultura haitiana; ya que habían sido hasta entonces, esencialmente, muertos reanimados mediante la utilización de rituales de vudú y sacrificios animales. Tal concepción aparece en películas de terror de los años 30 y 40 que situaban su acción en distintos países dentro de exóticas o misteriosas plantaciones y, con actores de raza negra encarnando a los estilizados posesos. Casi visualizados, únicamente, por sus ojos en la noche. Después nuestro miedo, comenzó a girar abruptamente hacia invasiones extraterrestres y monstruos engendrados desde la literatura (como en el pasado), hasta la aparición de la enfermedad mental y episodios psicóticos reales, o no.
Así que, la idea se recreó de manera plausible, en Duane Jones como protagonista negro de una película de terror. Fue un impacto para el público no acostumbrado a tales sorpresas y Romero declaró que, simplemente, era el mejor actor de todos sus amigos. Pero, no alcanzó a evaluar el alcance de la noticia, hasta que emprendió un viaje en coche a Nueva York, encendió la radio y en las noticias, una voz proclamó el asesinato de Martin Luther King, a manos de un grupo de ´descerebrados`... Por tanto, fue como abrir las puertas del Séptimo Arte a la misma muerte en directo y ese odio visceral o racial que te devora las entrañas. En esto, algo hemos evolucionado afortunadamente, aunque la población haya doblado el número de almas sobre el planeta y lo seguirá haciendo paulatinamente. Lentamente, tal que los muertos-vivos primigenios y nuestras confusas relaciones sociales.

Debido a su distribución polémica y sus características abiertas a la muerte, los miembros del gobierno de EE.UU. y la Asociación Cinematográfica, tendrían que empezar a restringir el acceso del público infantil a las salas de exhibición (no ocurría hasta entonces), señalando determinados contenidos que pudieran causar una honda impresión por su contexto adulto o violencia explícita. La no existencia de calificaciones o restricción por edades en el cine, hace imaginar las caras convulsas de los asistentes, familias con niños pequeños que comenzaron a vislumbrar como, tras un comienzo plomizo y una estética de pesadumbre sobre esa carretera comarcal, unos pies arrastrados pesadamente sobre un atardecer bucólico, se aproximaban a una pareja por el césped salvaje y grisáceo. Lo siguiente, una figura con síntomas de ebriedad significativa, tambaleante y balbuciente, se abalanzaba sobre ellos, y cuesta abajo emprendía un acoso, algo genérico, buscando la forma de llevarse algo a su grotesca dentadura y apariencia irascible.
Las primeras escenas de George Romero, muestran a Barbara y su hermano en un aislado y solitario cementerio de Evans City, mientras que el asalto masivo se produciría en una granja, a expensas de una demolición, por lo que el propietario dio libertad al equipo de producción, para hacer con ella lo necesario. Y se rompieron, algunas ventanas, tablones y... moldes.
George y su guionista John A. Russo, se fijaron libremente en la novela, Soy Legenda, sin imaginar que aquel ser diabólico persiguiendo a una muchacha despeinada, cambiaría la percepción de la serie B de terror.

Al terrible suceso racial tras diversas quejas de la crítica especializada y las salas amortajadas por la imágenes, aquel joven director del Bronx con ascendencia cubana y lituana, añadiría: "No creo que los niños más pequeños supieran realmente que fue... la contundencia que los golpeó. Porque estaban acostumbrados a ir al cine, sin problemas y probablemente, ya habían visto algunas películas de terror. ¡Seguro! Aunque aquella historia, llevaba implícito algo más, algo a lo que sus padres, tampoco, estaban acostumbrados, definitivamente". (Una de sus últimas entrevistas, concedida al periodista Eric Kohn).
Desde su domicilio de Canadá, en las páginas de la publicación IndieWire, se hacen reflejo de las palabras que George Romero dedicaba al desarrollo de nuevos proyectos cinematográficos, admitiendo que ningún productor se haría cargo de financiar su próxima película sobre zombies y que, por supuesto, una producción como "La Noche de los Muertos Vivientes" sería imposible de realizar en los tiempos actuales. Cuando se editaba una restauración en 4K, presentada en el Museo de Arte Moderno, de aquel mito que cambiaría la percepción del terror en los aficionados. Siguiendo el paso mortecino y deslumbrante de otros compañeros y maestros del suspense psicótico con sus amenazas más neuronales, que los renqueantes no-muertos.

La sorpresa del fallecimiento, cuando llevaba ocho años desde su última aventura económica y varios proyectos en mente tras intentos infructuosos, otorga peso a la siguiente pregunta ¿cómo resuena el eco de aquello, 48 años después?
"Pensé que estábamos hablando de falta de comunicación - personas que, se enfrentan a situaciones imposibles e improbables, y todavía discuten sobre las cosas pequeñas en lugar de enfrentar el problema". Era la base que aún se mantiene, entonces de repente, accidentalmente se convirtió en una película de carácter racial, si bien no existe nada en diálogos que acerque la película a la polémica racial, pero eso es lo que hace que se convierta en importante, supongo".
En cierto sentido, La noche de los muertos vivientes, estaba sobre el alambre, así que "Amanecer de los muertos” sería un pastel en la cara de los consumidores y la gente vio una especie de lucha contra el consumismo en ella. La única forma en que podría hacer una película como esta es ocultar el mensaje - a menos que sea una idea actualmente aceptable. Ahora, no se puede lanzar de la manera que lo hice".
Para muchos, me incluyo, El Día de los Muertos sería la más redonda y divertida... Luego. Hice “Tierra de los Muertos”, que fue la mayor película de zombies que había hecho nunca. Ese dinero fue en gran parte a un horno de fundición y el presupuesto de puros de Dennis Hopper, que costaría más que toda la producción de “La noche de los muertos vivientes.” Hoy, debido a la “Guerra Mundial Z” y “The Walking Dead”, no puedo lanzar una pequeña película modesta o socio-política... Ahora, no se puede. En el momento que se menciona la palabra “zombi”, tiene que ser: “Hey, Brad Pitt pagó 400 millones de dólares para hacer eso.”

Con Zombies, no se pueden hacer planes de futuro...

Durante casi 50 años, un impertérrito George Romero ha revivido con su legado zombi, fresco e imaginativo por muchos años más. En 1968, dirigió con presupuesto escueto y hoy la resonancia de la película es innegable: los muertos vivientes son el mayor motivo de la moderna generación del terror género y millones de aficionados tienen a Romero en un pedestal por su inteligencia u osadía.
Aún así, Romero puede estar tranquilo sobre el impacto cultural de su primera película de muertos vivientes, que sigue recibiendo apoyo institucional. A pesar de que nunca enterró su éxito debutante, los medios le convirtieron en un director irregular, capaz de combinar secuencias brillantes con paseos sangrantes, e incluso ciertamente mediocres en diferentes secuencias de una misma película.

En 2007, tras “Diario de los Muertos”, uno de los productores comentó: “Vamos a hacer otra rápida.”
"Pero, no sabía sobre qué más, podía hablar, una vez tocados los medios. Yo no tengo nada más que hablar. Así que decidí volver a la premisa original de la incomprensión y gente que no es capaz de ver el punto de vista del otro. Quizá un western y la siguiente un noir. Entonces, de repente, vino “The Walking Dead” y era una historia de zombies con zombies causando estragos. Eso no es lo que estoy a punto de producir en Road to the Dead".

La primera película se hizo de forma económica, ¿por qué no preguntas a los fans por apoyo para hacer otra película?
Oh chico. No lo sé. Mi hijo ha estado tratando de recaudar dinero para una precuela de “Muerto vivo”, ya que “la noche de los muertos vivientes” está en el dominio público. Pero él nunca fue a mis socios, Russ Streiner y Jack Russo, para obtener su visto bueno... Soy un tipo antiguo que se ha quedado atascado con la tradición y si personas tradicionales no quieren darme dinero para hacerla, entonces tal vez hay una razón para ello".

¿Se mantiene al día con las nuevas versiones?
Yo no. Soy un chico de películas Turner Classic. Prefiero sentarme aquí y ver algo viejo que cualquier cosa nueva. Voto en la Academia y obtengo todos los screeners, pero tan a menudo, estoy decepcionado con todo el material y los beneficios comerciales, que preferiría no votar por el ganador".

¿Cuándo revisa La noche de los muertos vivos”, la siente como una película política en retrospectiva?
No. Simplemente es, lo que parecía. No parece de esa manera en este momento para mí. Tal vez sea, porque no puedo borrar las cosas que estaban en nuestra mente cuando estábamos haciendo el filme. Olvídese de la carrera... se trataba de personas atrapadas en una situación en la que el mundo está cambiando exteriormente. Sí hubo una modificación de fondo pasando el tiempo, pero estos chicos todavía están discutiendo acerca de ir, arriba, abajo, bla, bla, bla... Eso es todo lo que veo en ella".

También se abordan nociones preconcebidas sobre la vida doméstica.
Fue la idea de unidad familiar. Todo se está cayendo a pedazos en aquel entonces, en 1968 todo era sospechoso: familia, el gobierno y, obviamente, la unidad familiar que, en la “Noche de los muertos vivos” colapsa completamente. El mensaje es: “Oye, ¿es qué no podemos llevarnos bien? Si ellos se juntaran, estarían bien. Es exactamente lo que está sucediendo ahora en los Estados Unidos, dividido en dos. Si usted es un republicano, no puede votar de esta manera, y si demócrata no puede votar de esta otra. Es basura, sólo basura".


Creó la nulidad de voluntades humanas, pero poseía una inteligencia altamente contagiosa. Se echará de menos su visión clarividente del futuro... Ahora veremos otros procesos degenerativos (o regenerativos, según se mire) de estas dos jóvenes divergentes, Maggie & Melanie, en las diferentes manos de dos directores que empiezan sus carreras con el frío de la muerte, enfrentada a la juventud. Antes de la llegada de Road to the Dead.

Tráiler Night of the Living Dead (1968) - Director George A. Romero



Tráiler Game of Thrones Season 7

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